Ha llegado el punto culminante en la publicación de encuestas. Este viernes conocimos la del Centro de Investigaciones Sociológicas y durante el fin de semana hemos de conocer algunas más. Hasta donde sé, todas dicen más o menos lo mismo, con las lógicas variaciones: un emocionante codo a codo entre socialistas y ‘populares’, aunque con ligera ventaja, que parece ir acortándose, para los primeros. Paralelamente, Zapatero sigue siendo mucho mejor acogido que Rajoy por los sondeados, si bien hay que tener en cuenta que al candidato socialista los votantes de Izquierda Unida y los nacionalistas le puntúan con bastante más benevolencia que al presidente del PP y líder de la oposición, Rajoy, que se bate en solitario.
Estos son, a grandes rasgos, los datos principales con los que hay que contar, si bien los expertos tienen que analizar otros parámetros, las ‘tripas’ de los sondeos, a la hora de afinar en sus estimaciones. Por ejemplo, es clave la pregunta ‘¿quién cree usted que va a ganar las elecciones?’, mayoritariamente respondida, en todos los sondeos, a favor de los socialistas. Y resulta importante también la percepción del desgaste que las situaciones política y económica están experimentando en los últimos meses, un factor que juega en contra de los socialistas.
Conclusiones en primera instancia serían que Zapatero tiene que intensificar (aún más) su presencia en la campaña, puesto que es el líder más valorado, mientras que el PP ha de mostrar un talante más ‘simpático’, incluso ante los suyos. Las constantes promesas electorales que lanzan ambos líderes parecen, según algunos analistas, haber tocado el techo de la credibilidad de los electores, que se muestran algo perdidos ante tanta oferta puntual, y no están seguros de que las bicocas puedan cumplirse. De manera que lo previsible es que se produzca un cierto giro en ambas campañas y los máximos dirigentes se centren en los ‘grandes principios políticos’ más que en el mercadeo puntual de regalos económicos a la ciudadanía, o a parte de ella.
Evidentemente, dada la proximidad en la intención de voto hacia las dos candidaturas nacionales mayoritarias –parece apuntarse un cierto descenso de los nacionalistas y, acaso, de Izquierda Unida--, los dos debates televisivos resultarán esenciales a la hora de decantar hacia un lado u otro a algunos cientos de miles de indecisos, que en última instancia podrían incrementar una abstención bastante mayor, según las previsiones, de lo que les convendría a los socialistas, empeñados en que una gran participación les será favorable.
Como último dato a anotar en esta suerte de bloc de campaña, tanto en La Moncloa como en el ‘cuartel general’ socialista en Ferraz admiten que los acontecimientos juegan en contra del gobierno de Rodríguez Zapatero, especialmente en lo que a eventuales ‘malas noticias’ económicas pueda hacer referencia. En suma, emoción al máximo posiblemente hasta el último minuto.
Y después, ¿qué? Pero eso queda, lógicamente, para luego.
Si (
No(
