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De demócrata a demócrata: "Nos vemos en Texas"

jueves 21 de febrero de 2008, 06:59h

Hillary Clinton no ha llevado nada bien las últimas diez victorias consecutivas de Barack Obama en las elecciones primarias de Estados Unidos. Hace una semana, cuando todavía era capaz de hablar de ello, retó públicamente a su oponente con un "nos vemos en Texas", donde los sondeos empezaron por señalarla como la favorita de los votantes. Pero a 12 días de las primarias en el gran estado sureño, las encuestas dicen que Obama entrará al duelo con soltura y los analistas pronostican que incluso podría sentenciar a Clinton a la derrota definitiva.

Los estados de Texas y Ohio, que se pronuncian el próximo 4 de marzo, podrían tener la última palabra en la reñida campaña demócrata en la que Barack Obama ha consolidado diez victorias consecutivas y Hillary Clinton lucha por sobrevivir.

Los expertos y las encuestas señalan que la ex primera dama de Estados Unidos no lo tiene fácil.

La senadora por Nueva York cuenta con que sus votantes más fieles, como las mujeres, la clase trabajadora y los hispanos, la respaldarán en las primarias del 4 de marzo.

Pero Obama demostró este martes su habilidad para penetrar en los hasta hace poco bastiones seguros de Clinton, con lo que se repite lo ocurrido en las primarias del pasado 12 de febrero en Virginia, Maryland y el Distrito de Columbia.

Los sondeos a pie de urna en Wisconsin muestran, por ejemplo, que el senador afroamericano obtuvo un fuerte respaldo entre la clase trabajadora y los votantes masculinos, mientras que las mujeres votaron casi por igual a Hillary y a Obama.

El creciente atractivo del senador por Illinois entre los "incondicionales" de Hillary explica, según Bruce Buchanan, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Texas, en Austin, el que la ex primera dama haya perdido parte de su ventaja en el estado.

"La situación ahora mismo es de empate técnico", dijo Buchanan a la agencia de noticas EFE, quien señala que una derrota en Texas y Ohio podría poner fin a las ambiciones presidenciales de Hillary.

El experto cree, de todos modos, que ninguno de los dos rivales demócratas conseguirá hacerse con la cifra mágica de 2.025 delegados de aquí al final del proceso de primarias en junio.

El motivo, dice, es el sistema de reparto proporcional que predomina en la mayoría de las contiendas demócratas, a diferencia de muchas de las republicanas donde el ganador se lo lleva todo.

De no conseguir el apoyo necesario para obtener la candidatura presidencial, serían los 796 "superdelegados", un selecto grupo en el que figuran legisladores y miembros del aparato del partido, los que elegirían al ganador en la convención demócrata en agosto.

Sin embargo, Buchanan anticipa que no será necesario llegar a esos extremos y pronostica que si Hillary pierde en Ohio y Texas, habrá "una gran presión" por parte del partido para que se retire.

"Mi impresión es que ella cedería a esa presión", indicó.

Pero nadie duda de que antes de tirar la toalla, si la tira, Hillary peleará con uñas y dientes.

De ahí que los observadores vaticinen semanas de golpes bajos en la carrera demócrata.

Hillary aprovechó este martes para calentar motores, al afirmar durante un discurso en Youngstown (Ohio) que el proceso de primarias consiste en elegir a un candidato que se apoye "no sólo en palabras, sino en trabajo duro para permitir que EEUU vuelva a funcionar".

En la que el diario 'Los Ángeles Times' califica este miércoles como la crítica "más punzante" a Obama hasta la fecha, Hillary aseguró también que "sólo uno de nosotros ha pasado 35 años (...) siendo un abanderado de los que no tienen voz".

Esta táctica, sin embargo, puede ser un arma de doble filo y, en lugar de mellar a Obama, podría socavar el apoyo a Hillary que, a juzgar por los sondeos, cada vez es menos sólido y palidece ante la fuerza del senador afroamericano, quien, sin ir más lejos, reunió el martes a cerca de 20.000 personas en Houston, Texas.

En el frente republicano, John McCain, candidato extraoficial, también pareció disparar contra Obama durante su discurso de victoria, al afirmar que se asegurará de que nadie engañe a los votantes "con un elocuente, pero vacío llamamiento de cambio".

El discurso fresco e idealista de Obama y su eslógan de "Sí podemos" ha derribado barreras raciales, de género y clase.

Pero sus críticos y sus rivales aducen que el hombre que aspira a convertirse en el primer presidente negro de Estados Unidos no ofrece más que eso, palabras.

Expertos como James Pennebaker, psicólogo y experto en lenguaje político de la Universidad de Texas, dijo a EFE que esas palabras tienen fuerza y aventuró que el empuje de Obama puede resultar difícil de parar.

Pennebaker explicó que el senador ha sido capaz de elaborar un mensaje conciliador que ha calado en segmentos muy diversos de la población y generado un entusiasmo que no se veía en décadas.

 

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