El e-mail envejece

                                          

Leí hace un par de semanas una encuesta realizada a adolescentes sobre sus costumbres en la red. Había datos que realmente todos podríamos sospechar, como el uso intensivo que realizan de los servicios de mensajería instantanea, es decir, messenger, google talk, jabber y demás.

Pero uno de los datos me sorprendió enormemente,  los adolescentes apenas usan el correo electrónico, y en su mayoría lo consideran una "cosa de viejos". Y en realidad no les falta razón. En un momento tecnológico como el que vivimos, en el que lo que se valora es la inmediatez, el correo electrónico introduce en la conversación demasiada incertidumbre y dilata en el tiempo la respuesta.

Para un adolescente de hoy, que aún no ha entrado en el mundo laboral y acostumbrado a la inmediatez del sms, el correo electrónico es algo con tan poco sentido como lo sería una paloma mensajera para Samuel Morse.

A pesar de los esfuerzos realizados por muchas compañías, la evolución del modelo del e-mail, símplemente no se ha producido y es uno de los arcaismos que sobreviven de la internet de primera generación, y de hecho sus problemas se han magnificado con la aparición de un spam creciente y cada vez más inteligente.

En una sociedad cada vez más interconectada, con una telefonía móvil pujante, redes sociales cada día más potentes y donde el ciudadano se ha convertido en un actor principal en su propio proceso de comunicación, la paradoja es que el correo electrónico cada día ocupa menos nuestra atención.

El e-mail necesita una revolución, y parece que a ello se han puesto desde la Mozilla Foundation, es decir, los desarrolladores de Firefox. Y lo harán de forma colaborativa y en código abierto.