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Alex Grijelmo aplaude el uso de “taco” para aludir al exceso de automóviles

Presidente de EFE analiza el “español” de los chilenos

Presidente de EFE analiza el “español” de los chilenos

lunes 25 de febrero de 2008, 00:14h
La crónica publicada el domingo en el diario chileno, y firmada por la periodista Macarena García G., se inicia señalando que Grijelmo “está frente a un auditorio de doscientos periodistas, a los que propone un juego. ‘Los invito a que inventen ustedes un nuevo verbo, uno que sirva para describir cómo se hacen las puertas o se ponen neumáticos. O, mejor, uno nuevo, un verbo para cualquier cosa’”.

"Estoy seguro de que todos pensaron en un verbo terminado en ar. Empuertar, neumaticar o como sea, pero terminado en ar". Su auditorio, conformado por latinoamericanos y españoles, cruza miradas de sorpresa. "Hace muchísimos años que no se inventa un verbo terminado en "ir" o "er". Eso es lo que yo llamo el "genio del idioma".

-¿Todos los anglicismos acaban con los matices? ¿O hay algunos más perniciosos como estimar o...?

"Estimar es un buen ejemplo. En español era tener aprecio por algo. Pero ahora se estima la hora del vuelo a las 12. Eso viene del inglés (estimate) y esa palabra está desplazando a calcular, a prever, a creer. Cada vez que entra un anglicismo de ese tipo desplaza a las palabras del español como la nueva urbanización a la población autóctona. Entonces, como ecologista, procuro combatirlo".

-¿Cómo se combate?

"Como la vía de entrada es a través de los medios de comunicación, hay que combatirlos allí. Yo sostengo que el idioma se estropea por las cúpulas, por las clases cultas en contacto con el inglés. Podemos incluir ahí a las empresas, a los directores comerciales. ¿Por qué decimos en España cúter (tiptop, cortacartón) si tenemos cuchilla, estilete, bisturí, lanceta? Claro, entra cúter y desaparecen todas las demás; yo he ido a pedir un estilete a una tienda y la vendedora no sabía lo que era, hasta que le dije cúter… Lo que ocurre es que una palabra en inglés reemplaza a otras más ricas y más rigurosas en español. Entonces perdemos capacidad de expresarnos cuando entra un anglicismo depredador".

-En Chile se le llama también cortacartón.

"Mira, eso nunca lo había escuchado y me parece perfecto. Se entiende de inmediato y está creado conforme al genio del idioma que pone el verbo antes, no es cartóncorta. Probablemente la inventaron en Chile".

-¿Hay anglicismos no depredadores?

"Sí, sobre todo los que llegan nombrando cosas que no tenían nombres antes, como fútbol. El problema es cuando llega una palabra que desplaza, no una, sino muchas palabras en español que son más ricas. Por ejemplo, ahora decimos "email", te voy a mandar un "email" , voy a revisar mi "email", dame tu "email". Con una sola palabra estamos anulando distintos conceptos del español que tenían cada uno, una palabra: correo electrónico, buzón, dirección. Podríamos decir cibercorreo, ciberbuzón y ciberdirección.

-García Márquez y otros escritores han abogado por desechar las normas de acentuación y algunas otras inutilidades del idioma, como la existencia de las dos bes. Pero usted se puso en contra.

"En "Defensa apasionada del idioma español" hice el ejercicio de escribir el principio de Cien Años de Soledad con las propias reglas de García Márquez y quedaba horroroso. Tiene que ver con el problema de la genética del idioma; las palabras tienen genes y nos sirven para relacionar unas palabras con otras. Si relacionamos hielo y helada es gracias a la hache, y así los acentos: nos sirven para saber de dónde vienen las palabras, para diferenciarlas. No creo que quitar eso resuelva nada, porque la ortografía no es importante en sí misma, es un termómetro. Las faltas de ortografía no derivan ninguna catástrofe, nadie mata a nadie, ni es perjudicial para la salud. Lo que sucede es que denota que esa persona ha leído poco porque la ortografía se memoriza sin querer. Es un síntoma de que se lee o no se lee. Si arreglamos el termómetro para que no nos de fiebre eso no quita que tengamos fiebre o no. El que no tiene faltas generalmente escribe y razona bien. Y luego, ¿qué haríamos con los millones de libros escritos? Sería una catástrofe. Los nuevos estudiantes verían muy ajenos a ellos. Además, habría autores que se negarían a usar la nueva ortografía en sus libros".

Al igual que un genio que sale de una lámpara, las reglas internas del español aparecen entre las palabras y cumplen los deseos que se les vienen en gana, según sostiene Grijelmo. "Es lo más democrático que existe, porque compete no sólo los que estamos ahora en el planeta, sino también a los que estaban antes que nosotros. El genio del idioma es la síntesis de lo que han pensado sobre la lengua todas esas personas. Y lo interesante es que han tomado decisiones increíblemente homogéneas a uno y otro lado del Atlántico", explica Grijelmo.

De chilenismos y palabras viajeras

Grijelmo es de los que se divierte conociendo y contrastando las formas en las que se habla español en distintos puntos del globo. Por su trabajo en el grupo Prisa -dueño de El País y de un puñado de medios en todo el continente americano-, pasó años viajando frecuentemente a Latinoamérica, donde asegura que aprendió mucho español.

De lo escuchado en Chile destaca la palabra "taco", porque pese a que es la palabra de los españoles para garabato, comprendió de inmediato que le hablaban de excesivo tráfico en las calles. Estalla en carcajadas cuando escucha eso del cine que llamaban teatro y del teatro-teatro con que se lo diferenciaba hasta hace unos años. Lo relaciona con esa prevalencia de palabras antiguas. La misma que nos hace llamar lápiz a lo que otros bautizaron como bolígrafo o birome.

El verbo cachar le gusta menos, porque ve en él la huella del anglicismo y le molesta la terminación en ai, de esa viciosa conjugación local. "Pero yo la palabra error la utilizo con mucho cuidado, el español es la suma de todas las formas de hablarlo", se excusa. Y duda más cuando se le pregunta por esa costumbre chilena de asimilar el ocupar al utilizar o usar. "Vamos, es que así no te entiende ni un argentino, ni un boliviano y lo normal es que se vaya evolucionando".

Consolémonos con lo del "taco", porque los otros chilenismos le parecieron más lejanos a ese "genio del idioma" que defiende. Grijelmo sí destaca unos cuantos americanismos que han penetrado el léxico de los españoles. "Desde hace algunos años que se dice "auspiciar" y está muy bien. Es un anglicismo, pero le puso nombre a algo que no tenía". Su favorito de todos es "ningunear", una expresión que habrían acuñado los colombianos y que vino a desplazar el uso errado de ignorar, en base a su símil en inglés, que refiere a esa actitud de despreciar algo. También le gusta el "balconearse", que usan los argentinos para describir el saludo desde el balcón de sus políticos. De los venezolanos se queda con el "chévere", piensa que esa palabra, exportada a través de telenovelas tiene mucho futuro.
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