Bardem se propuso evitar ese apelativo que muchos actores y actrices cargan en los inicios de sus carreras, porque son demasiado viriles, los primeros, o muy bellas, las segundas. Lo ha logrado, a fuerza de rechazar papeles que lo hubieran estigmatizado como un macho ibérico.
El Oscar de esta octogésima versión es, en el caso Bardem, uno de esos reconocimientos a un propósito profesional de inclaudicable búsqueda, después de haber sido nominado y derrotado por Russell Crowe. Bardem tiene varios premios en su carrera como actor, aunque antes fue boxeador y jugador de rugby. Su papel en Before Night Falls, de Julian Schnabel, le valió su primera nominación. Antes había ganado 2 Goya, 2 Fotogramas de Plata y el premio al mejor actor en el festival de Cine de San Sebastián.
Su actuación en “No country for all men”, una especie de nuevo western, es realmente extraordinaria. Irreconocible por el peinado que le da un toque alucinante al psicópata Anton Chiguhr, la actuación de Bardem es, desde el inicio, una incomodidad surrealista para quien no comprenda la irritable conducta de un asesino impasible. Bardem supo cumplir a plenitud con el personaje.
El filme obtuvo 4 óscares de ocho nominaciones, y los hermanos Joel y Ethan Cohen recibieron las felicitaciones por su aporte: mejor dirección, mejor guión adaptado y mejor película, aunque Javier Bardem, en su agradecimiento, no dejara de quejarse del look del psicópata Chiguhr: “es el peor corte de pelo de la historia”.
Entre los presentadores estaba Penélope Cruz, novia de Bardem según la prensa cinematográfica, pero en ningún momento se la vio junto al galardonado actor español.
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