El lío de las manifestaciones

Este sábado podía haber sido una demostración contundente, en Madrid y en Bilbao, de todos los demócratas contra el terrorismo etarra. Para eso habían sido, inicialmente, convocadas. Sin embargo, en las últimas horas, una y otra convocatorias se han ido "torciendo": en la de Madrid llegó a soñarse con la coincidencia, tras la misma pancarta, de Zapatero y Rajoy, junto con los convocantes, los líderes de CC.OO., de UGT y la comunidad ecuatoriana en España. Se ha recordado que, cuando ETA rompió la anterior tregua, en 1999, la unidad presidió la convocatoria contra ETA, y estaban juntos en la cabecera de la manifestación  los líderes del PSOE, del PP y de IU. Esta vez no podrá suceder nada parecido. El PP, como anteriormente AVT, y aunque había firme voluntad para que la convocatoria tuviera un éxito rotundo, ya han anunciado su negativa a sumarse a la manifestación por entender que "no se ha buscado el consenso y se han rechazado las sugerencias respecto al lema y contenido de la manifestación". No prosperó la pretensión de incorporar al eslogan la palabra libertad, y sólo será "Por la paz y contra el terrorismo".

Pero no es menos controvertida ni escandalosa ha resultado, en sus preparativos, la otra convocatoria, la de Bilbao. En ésta, el lehendakari "se adelantó" e impuso su propio lema: Por la paz y el diálogo, que forzó a los socialistas de Euskadi a reaccionar, proclamando que si acudían los batasunos, ellos se abstendrían, porque se iba a entender mal la interpretación del término diálogo. En efecto, tras el atentado de Barajas, y la muerte de dos ciudadanos ecuatorianos, el gobierno de Zapatero y los socialistas de Euskadi sostienen que el diálogo o proceso de paz se ha roto y ha quedado arruinado e imposibilitado. Pues bien, al mediodía de este jueves,  Batasuna anunciaba su propósito de sumarse a la movilización de Bilbao, lo que obliga a los socialistas a cumplir su compromiso y quedarse en casa..., o viajar y participar en la manifestación de Madrid.

Desde luego, la realización de las dos manifestaciones tendrá muy poco que ver con la intención con que fueron imaginadas y proyectadas: esencialmente, para forzar a Batasuna y a ETA, una vez más, a que termine su estrategia de la presión política mediante la violencia e incluso el asesinato de ciudadanos. Por el contrario, en Madrid quedará claramente expuesta la incompatibilidad de socialistas y populares incluso en su oposición al terrorismo de ETA. Y en Bilbao servirá para que  Ibarretxe y Otegi muestren su coincidencia en que, pese a los atentados criminales de ETA, se hace inevitable y deseable recurrir al diálogo y a la negociación para dar una mínima satisfacción a los planteamientos  nacionalistas y "abertzales" de cara al futuro estatuto de autonomía de Euskadi.