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La noticia de la posible presencia de Batasuna en la manifestación, le cogió al lehendakari en el Senado

viernes 12 de enero de 2007, 12:50h

Este jueves once, a pesar de que se celebraba en el Senado la reunión de Rodríguez Zapatero con los presidentes de las 17 Comunidades Autónomas para hablar del Agua, la Inmigración y la Investigación, el pulso político estaba en otro sitio.

La víspera, el Partido Popular había anunciado, junto a la AVT (Asociación Víctimas del Terrorismo), que no acudiría a la manifestación del sábado 13 en Madrid porque al slogan le faltaba la palabra Libertad. Era una excusa como cualquier otra.

Por su parte, Ibarretxe había salido en Lehendakaritza el martes, tras el Consejo, junto a Madrazo y Azkarraga, para dar cuenta de la convocatoria de una gran manifestación bajo el lema “Por la Paz y el Diálogo” en Bilbao, pero advirtiéndole a Batasuna que se abstuviera de acudir a la misma si no tenía claro que aquella concentración humana tenía por objeto decirle a ETA que desapareciera.

Ese jueves, el Senado, con la alfombra roja en la Plaza de la Marina española, esperaba las furgonetas que llevaban a ese Palacio a los presidentes que acababa de desayunar con el Rey. La última reunión, que tuvo como orden del día la financiación de la sanidad, al prolongarse en el tiempo, le habían hecho esperar al rey hora y media antes del almuerzo y de ahí que se cambiara de comida a desayuno.

A la Mesa del Senado, como anfitriona de ese hotel de los líos, nos tocaba recibir a los presidentes y, a mi prestarle el despacho al Lehendakari Ibarretxe.

Salvo el senador de CIU, allí estuvimos todos. Especialmente afectuosa estuvo Maria Teresa Fernández de la Vega a quien conocí años y años de machaca del grupo socialista en las juntas de portavoces. También Esperanza Aguirre que me preguntó si me parecía que le planteara al Lehendakari la Alta Velocidad Ferroviaria. Lo hizo y el Lehendakari le dijo que ya estaba en marcha. También saludé a Rodríguez Ibarra en su última reunión de este tipo. Lo mismo a Miguel Sanz. A Pérez Touriño. Estuvo muy amable Pepe Montilla, a quien habíamos conocido por aquella casa de ministro de industria y, finalmente al Lehendakari al que encontré delgado y huesudo, aunque fibroso y atlético. Coincidí con el en el Parlamento Vasco en la aciaga legislatura entre 1984 a 1986.

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Se había hecho la recomendación a las delegaciones que no llevaran mucho séquito. Y el Lehendakari, hombre austero, viajó ese día a Madrid, dándose el madrugonazo acompañado de su Jefa de Gabinete, Begoña Revuelta, que vino a nuestro despacho a trabajar y esperar cualquier demanda del Lehendakari.

Estando en eso, le llamó Arnaldo Otegi para darle cuenta que iban a hacer público que Batasuna acudiría a la manifestación del sábado sin lema, sin pancartas, individualmente y aceptando el lema planteado. ¡Ostras!. Aquello era un notición.

Al muy poco se apareció en nuestro despacho nada menos que el Presidente del senado, Javier Rojo. Nos anunció que si Batasuna acudía a la manifestación, el Partido Socialista no estaría presente.

 
LLAMAMOS AL LEHENDAKARI

Como le teníamos al Lehendakari junto al presidente Zapatero en el Salón de los Pasos Perdidos que está al lado de nuestro despacho y a través de un sms, se le notificó a Ibarretxe el alcance de la noticia.

Al poco llegó. Tranquilo, sereno, como si hubiera pensado de antemano en que eso iba a ocurrir. Y tenía las dos o tres salidas preparadas.

Tomó allí mismo la decisión de solicitarle a la portavoz Miren Azkarate de convocara para la una del mediodía una rueda de prensa con objeto de que en nombre del Lehendakari le preguntara a Batasuna sobre la buena fe de sus intenciones y sobre su postura ante ETA. Dictó él mismo la pregunta.

Al poco, llamó el presidente del EBB al que comentó lo que había puesto en marcha diciendo que había que tener mucha tranquilidad pues la situación lo requería. Hablaron con mucha cordialidad y entendimiento. Dejó dadas varias instrucciones y pude comentar con él la situación que se presentaba. “Este es un partido que hay que jugar con cabeza”. “En ciclismo, si no tienes fuerzas y tienes tranquilidad, ganas y si tienes fuerza y no tienes tranquilidad, pierdes”. Dicho esto y sonriendo, volvió a la reunión.

Aquella oficina se alteró más de lo normal. La noticia en Euzkadi era la información de Batasuna y los teléfonos comenzaron a despedir fuego. Pero en todo momento hubo una gran serenidad y control de la situación, con unos y otros y, todos, respetando el liderazgo del Lehendakari que estaba allí dominando la situación.

Una hora después volvió. Le preguntamos por la reunión. Nos dijo que faltaban por hablar ocho presidentes sobre los tres temas propuestos. El lo había hecho sucintamente por espacio de cuatro minutos. No se había enrollado. Cuestionaba el formato y las ganas de hablar de la gente y nos contó las ruedas de prensa que habían organizado varios presidentes que salían a contar como iba la cosa. En el caso de Esperanza Aguirre, para criticar a Zapatero por haber tenido un lapsus y llamar “accidente” al atentado. Ibarretxe anuló la posibilidad de cualquier rueda de prensa. Estaba muy tranquilo.

Volvió a la reunión y a eso de las 2:45p.m. terminada la primera parte de la misma, volvió al despacho. Vio algunos teletipos con declaraciones de unos y otros. Volvimos a comentar la situación. Unos, pedían que la manifestación se suspendiera y otros que se aclarara el lema de la convocatoria.

Hablamos de su rueda de prensa del martes en la que había sido claro diciéndole a Batasuna de qué manifestación se trataba y que, si acudían a la marcha, estarían diciéndole a ETA que anunciara su cese al fuego definitivo, sabiendo que en ese mundo pugnan algunos por romper con una ETA que dificulta totalmente la posibilidad de abordar cualquier planteamiento político.

Decidió quedarse a comer con los presidentes y salir para Gasteiz a las cuatro y media. En ese momento no sabía si convocar una rueda de prensa a las ocho de la noche o, al día siguiente, pero si tenía claro que allí no pintaba nada hablando sobre el agua, con perdón de María Esther.

Le acompañamos al comedor habilitado en la sala que tenemos junto al hemiciclo para el Consejo de Ministros. Allí en el pasillo, y no se por qué, unos fotógrafos tenían un empeño terrible para que nos sacáramos una foto con el presidente del Principado de Asturias y así se hizo.

Me comentó que Zapatero el lunes en el Congreso iba a arriesgar y que los tiempos son de arriesgar marcando bien el terreno de juego.

Con gran expectación, lo vasco siempre o por una cosa o por otra tiene un morbo desmesurado, y por esos pasillos del Senado, llegamos al comedor. Me dijo que le entusiasmaba aquel Palacio. Por cierto si asociaciones, batzokis o particulares quieren conocerlo, tenemos un servicio de guías que muestran todas las dependencias y cuentan la historia de esa casa en la que desde los años veinte el PNV ha estado presente y haciendo política.

Antes de salir del despacho les dijo a las dos secretarias Ainhoa Larrinaga e Ixone Soroa, euskaldunes y estudiando alemán una y japonés la otra que habían presenciado en vivo y en directo como se manejaban situaciones complicadas que podrían tener una dimensión histórica. Les regaló un pañuelo y me obsequió con una corbata mientras seguimos haciendo valoraciones sobre las motivaciones de unos y otros.

En resumen. Pudimos ver en vivo y en directo como con serenidad el Lehendakari desde aquel despacho del Senado, y frente al busto de Sabino, y bajo el retrato de Isabel II y con toda la prensa en Euzkadi y Madrid tocando la puerta ante la dimensión de la noticia, manejó una situación complicada.

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