Quisiera hacer unos comentarios personales en ocasión del encendido del tercer motor de la Revolución Bolivariana, cuyo nombre es “MORAL Y LUCES”.
La presencia de judíos en Venezuela está documentada desde el siglo XIX, sin embargo en los años 1945-48, un importante número de sobrevivientes del Holocausto perpetrado por los nazis durante la segunda guerra mundial, encontró en este país tan hospitalario, con una población noble, el lugar en donde rehacer sus vidas. Estos inmigrantes, deshechos moral, física y emocionalmente, en un nuevo continente, país, cultura, idioma, trataron de sobreponerse a su pasado de comunidades arrasadas, de familias ejecutadas por el sólo hecho de haber nacido judías. A veces ni siquiera hacía falta haber nacido judío, bastaba tener un abuelo judío para ser considerado enemigo del Tercer Reich. Trataron de eliminar todo un pueblo, pero gracias a D-s, no lo lograron del todo. Asesinaron a seis millones de seres inocentes y, sin embargo, los que sobrevivieron buscaron lugares para empezar una nueva vida. Aquí en Venezuela, donde 365 días al año brilla el sol, cuyos habitantes no conocen la discriminación pues incluso expresiones que en otros lugares del mundo son ofensivas, aquí son de cariño, como “mi gorda, mi negra, mi vieja”, a los nuevos inmigrantes les fue mucho más fácil levantar sus nuevos hogares.
Es bien sabido, que el judío, cuando se asienta en un lugar, primero consigue un terreno que le sirva de cementerio. Su segunda prioridad es asegurar la educación de sus hijos. La comunidad judía de Caracas estableció en 1946 su colegio al cual nombró “MORAL Y LUCES”- HERZL BIALIK”. 0bviamente, Moral y Luces en honor al Libertador Simón Bolívar, y Herzl-Bialik, dos apellidos muy conocidos en la historia contemporánea del pueblo Judío. Para los recién llegados a estas orillas, el pensamiento de El Libertador les era muy valioso y compartían la idea de que “Moral y Luces” son la primera necesidad. Este año se festejan los primeros 60 años de la educación comunitaria que es motivo de orgullo no solo de los judíos sino de Venezuela. El colegio está reconocido nacional e internacionalmente. Los alumnos que se gradúan en sus aulas son bienvenidos en todas las universidades nacionales, y un gran número de ellos figura en los primeros lugares en lo que a admisión y rendimiento académico se refiere. También en el exterior, los alumnos del Colegio Moral y Luces de Caracas son bienvenidos.
Aquellos inmigrantes que 60 años atrás llegaron a estas bellas costas, huyendo de los regímenes totalitarios que imperaban en una parte importante de la Europa de la post-guerra, y de gobiernos autoritarios con sociedades oprimidas que impedían el progreso y ascenso social de los individuos, se empeñaron en que “Moral y Luces” fuera su primera prioridad educativa, y ese sigue siendo nuestro empeño en la educación y la transmisión de los valores primordiales como el de la libertad, porque ella es la que permite la superación personal en este mundo tan convulsionado en el que vivimos. Moral y Luces son los elementos que permiten la superación de los pueblos.
Este mensaje lo transmitimos durante los últimos 60 años para que sea nuestro aporte a este generoso país y su maravillosa población que nos recibió con los brazos abiertos y del cual hoy formamos parte integral.
Trudy Spira
Sobreviviente del Campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau
spiratrudy@cantv.net