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CANAL DE PANAMA: LA RUTA EN EVOLUCION

CANAL DE PANAMA: LA RUTA EN EVOLUCION

martes 01 de abril de 2008, 15:46h

Los panameños cumplimos con el mandato histórico de ampliar la ruta para hacerla competitivamente sostenible y útil al desarrollo regional y al comercio planetario. Al mismo tiempo, el país y los usuarios del Canal se beneficiarán de las recompensas estratégicas que producirá una vez se haya ampliado, tras las múltiples oportunidades que ofrecerán las actividades que florecerán como consecuencia de atender a la urgencia y necesidad de la evolución de la ruta transístmica, al transformarla de actual Corredor de Transporte, en un sofisticado Corredor de Comercio.  

Con una visión de futuro asombrosa, el Canal empezó a servir a un planeta con apenas mil setecientos millones de habitantes. De los buques que surcaban los mares de la tierra, pasaron por el Canal mil cincuenta y ocho en 1915; el comercio de hoy sirve a seis mil millones de seres humanos, y el año pasado pasaron por el Canal más de 14 mil 200 naves, aunque ya no sea importante el número de barcos, sino la cantidad de carga, porque sus tamaños aumentaron considerablemente.  

Como paso interoceánico el Canal no ha dejado de ampliarse y mejorarse. Desde 1929, apenas 14 años después de inaugurado, se iniciaron las obras del lago Alajuela; el original Corte Culebra era de 92 metros de ancho y hoy mide 152; en 1939 se empezó a construir un Tercer Juego de Esclusas, pero la Segunda Guerra Mundial desaceleró el proyecto y fue totalmente suspendido en 1947; se ha profundizado el cauce en 91 centímetros desde Gatún hasta Miraflores. El Canal ha continuado su programa de mejoras a la navegación en el Corte Culebra, actualmente ensanchado a 192 metros; ha instalado nuevos sistemas de iluminación en las esclusas para permitir 24 horas de funcionamiento; se concluyó la primera, y está en construcción una segunda estación de amarre para optimizar el tránsito; se profundiza el cauce para permitir más carga, pero finalmente el Canal agota su capacidad: las esclusas no pueden ampliarse ni profundizarse.  

La necesidad de usar la ruta por buques cada vez más grandes es una realidad. La opción es no atenderlos y dejar que busquen otras rutas, frenando la evolución del paso transístmico como lo ha hecho continuamente desde que fue concebido como servicio al comercio mundial desde el siglo XV. Y el lema Puente del Mundo, Corazón del Universo ya no se traducirá en una ventaja comparativa para el desarrollo del país y la región. Seguiremos siendo Corazón del Universo, pero con latidos cada vez más débiles.

El comercio actual se mueve en buques portacontenedores. Los primeros barcos de este tipo cargaban hasta 1,500 unidades. Los actuales hasta 12,000 y se prevé buques que transportarán hasta 18,000. Las rutas principales de este comercio son de Asia hacia América, y nuestro paso interoceánico las hace más cortas y económicas. Panamá funciona también como centro de redistribución, lo que agrega valor al propio tránsito. Sin la presencia aquí de los enormes buques portacontenedores otros países servirán para la redistribución, cuando esos buques no consideren la opción de nuestro disminuido paso. Y, precisamente, es la evolución de la ruta, adaptándose a las nuevas demandas, la que nos puso en la mente comercial de la humanidad, primero durante el descubrimiento, la conquista y la colonización, con un camino de piedras; después, con un ferrocarril; luego con un Canal, que ha cumplido su función con éxito hasta hoy. Ahora solamente es útil para ciertos buques.

La administración panameña vislumbra el florecimiento y la pujanza de un conglomerado comercial estratégico, para transformar el concepto de Corredor de Transporte, que ha sido hasta hoy el Canal de Panamá, en un Corredor de Comercio. Esta es la razón por la cual necesitamos permitir el paso a los enormes portacontenedores modernos. Las ganancias generadas por el tráfico a través del Tercer Juego de Esclusas serán suficientes para pagar la obra y obtener ingresos adicionales; es verdad que son ingresos pingües, pero con una mezquindad relativa, porque el tránsito per se no generará la cantidad considerable de empleos que produciría el conglomerado a lo largo de la ruta y en sus puertos terminales, además de potenciar las fortalezas comerciales de los países de la región. El Canal ampliado es el cebo impostergable y la respuesta a las necesidades de evolución de la ruta; la presa, la jerarquización del mañana, es el conglomerado.

La ruta debe seguir evolucionando en la medida en que los panameños nos entendamos como útiles al comercio mundial. Cuando se termine la obra del Tercer Juego de Esclusas, el planeta albergará 8000 millones de seres humanos. Para el Canal de Panamá es significativa la perspectiva demográfica explicada por los especialistas: de cada 100 habitantes, 56 serán asiáticos.

Un puente solamente es puente si se puede pasar por él. Los panameños hemos demostrado en la reciente consulta popular, que somos concientes de la responsabilidad nacional, regional e internacional que supone ser los administradores del paso entre los océanos más importantes del planeta.

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