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Jornada de reflexión en Italia

Aunque Berlusconi ganará, sigue el problema de la gobernabilidad

Aunque Berlusconi ganará, sigue el problema de la gobernabilidad

sábado 12 de abril de 2008, 13:45h
Poco más de 50 millones de italianos están llamados a votar este domingo y el lunes para elegir el futuro Gobierno del país. Pero una vez más, la sombra del empate sigue amenazando a los principales candidatos a ocupar el cargo de primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi (centro-derecha) y Walter Veltroni (centro-izquierda), que la semana que viene podrían encontrarse frente a un resultado poco agradable.

   Según los últimos sondeos --publicados hace dos semanas--, el Pueblo de las Libertades (PDL) de Silvio Berlusconi sacaría una ventaja de entre 5 a 9 puntos al de su principal adversario, el Partido Democrático (PD). Aunque éste es el resultado que se podría dar en la Cámara de los Diputados, lo que no está tan claro es que también lo haga en el Senado, dada la complejidad del mecanismo electoral italiano.

   Si ninguno de los partidos o coaliciones supera el 55 por ciento de los votos en la Cámara de los Diputados, la que consiga más votos recibirá un "premio de mayoría" que le asegura 340 escaños de los 630 disponibles --incluidos los dedicados al voto de los italianos en el extranjero--. Si una coalición consigue más del 55 por ciento, se aplicaría el cálculo porcentual a partir de los 340 escaños.


DIFÍCIL MAYORÍA EN EL SENADO

   En el Senado en cambio, también existe un "premio de mayoría" pero éste no se aplica a escala nacional sino a escala regional, lo que podría provocar situaciones anómalas como la posibilidad de que un partido o coalición gane en la Cámara pero pierda en el Senado.

La culpa la tiene la actual ley electoral, que fue reformada al final del último Gobierno Berlusconi y ha sido calificada por todos los grupos políticos como una "porquería" y principal causante de la inestabilidad que ha caracterizado el Gobierno de Romano Prodi.

   Además de no haber logrado sobrevivir ni siquiera dos años, su acción de gobierno estuvo prácticamente paralizada debido a las crecientes divisiones internas que existían entre sus mismos miembros y la escasa ventaja de que gozaba en el Senado con respecto a la oposición (sólo dos escaños).

   Tras la caída de Prodi, tanto éste como el jefe del Estado, Giogio Napolitano, intentaron por todos los medios reformar la ley electoral antes de convocar nuevas elecciones. Napolitano confió el cometido de sondear todas las alternativas posibles al entonces presidente del Senado, Franco Marini.

   Sin embargo, la rotunda oposición de Silvio Berlusconi y sus aliados obtuvo como resultado el fracaso de las negociaciones y la convocatoria definitiva de elecciones generales mañana y el lunes.

   La situación actual ha variado un poco con respecto a la de las elecciones de 2006, en que los dos principales candidatos, Silvio Berlusconi y Romano Prodi, se presentaron al frente de dos grandes y heterogéneas coaliciones.

   La mala experiencia del Gobierno Prodi ha provocado una tendencia a la simplificación y a presentar las listas bajo el símbolo de un sólo partido. El punto de arranque fue la creación del Partido Democrático (PD), la fuerza que nació de la unificación de los dos principales partidos del centro-izquierda.

   La decisión de su líder, Walter Veltroni, que prefirió presentarse en solitario a las próximas elecciones, desencadenó un dominó de reacciones en el resto de partidos y principalmente centro-derecha, cuyo líder, Silvio Berlusconi, consiguió el apoyo de la segunda formación de esta coalición, para formar un partido conjunto, el Pueblo de las Libertades (PDL).

   En cuanto a los demás partidos, sólo hay dos con posibilidades de atraer a un número consistente, aunque bajo, de electores. Los democratacristianos que lidera Pierferdinando Casini y la Izquierda Arco Iris de Fausto Bertinotti. Ambos son antiguos aliados de Berlusconi y Veltroni, respectivamente, a quienes están dando batalla desde que empezó la campaña.


VENTAJA DE PRODI EN 2006 ERA MÁS REDUCIDA

   Además, los últimos sondeos preelectorales de ahora, dan una ventaja más amplia al centro-derecha (entre 6 y 9 puntos) de la que daban a Prodi en 2006 -entre 3,5 y 5 puntos--.

   Según explicó a Europa Press el politólogo y docente de la universidad Luiss de Roma, Giovanni Orsina, la ruptura con los antiguos aliados ha provocado la consecuente pérdida de votos en ambos lados, aunque "el PDL habría perdido un trozo más reducido de votos que el PD".

   Para Orsina, el "gran desafío" del PD se encuentra en la izquierda, ante el peligro de que un buen puñado de los que votaron a favor de la coalición de Prodi se pase ahora a la Izquierda Arco Iris de Bertinotti.

   Por lo que respecta a los votantes católicos, el PD no parece estar en condiciones de cautivar nuevos seguidores, ya que "los católicos que quisieron ya se decantaron por la izquierda cuando nació 'La Margarita'", uno de los dos partidos de los que salió el PD, explicó Orsina.

   Lo que está claro es que, sea cual sea el Gobierno que salga de las próximas elecciones, deberá enfrentarse al difícil cometido de reformar de la ley electoral, ante el consenso general que existe contra ella.
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