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Panal de rica miel

Panal de rica miel

lunes 21 de abril de 2008, 03:12h

Después de leer "Los herederos de Barinas", el reportaje de Siete Días sobre la familia presidencial que ha conquistado todos los espacios de la región, bien se puede sospechar que en el vértigo de reformas revolucionarias que nos atropellan como un huracán, Barinas pronto tendrá otro nombre y se llamará fatalmente "estado Chávez".

Por donde quiera que uno mire en Barinas, no aparecen sino los signos de la extensa, variada y dinámica dinastía presidencial.

Glorias del nepotismo.

Como en los tiempos del caudillaje decimonónico, estamos experimentando un proceso pernicioso de regresión a fórmulas tan primitivas como estas del árbol familiar que echa raíces y se expande hasta arroparlo todo con su sombra. A la voz de que el patriarca de la familia no podía repetir en la gobernación, ya se aprestaba uno de los hijos para ocupar su lugar. Él se irá a La Chavera, pero quedará por ahí doña Elena que conserva su vigor y sus ambiciones, como ductora suprema, porque ya se reconoce que se trata de un matriarcado.

Ahí estará el hijo Argenis para asumir las riendas del estado Chávez por los próximos años, y luego vendrá otro y otro, y los nietos de doña Elena. Aníbal va a la reelección en la alcaldía de Sabaneta. Narciso aspira a la alcaldía de Barinitas, y el banquero y futbolista Adelis se entrena para la alcaldía de Barinas o para una curul en el Consejo Legislativo. Uno de los hijos de Narciso, Cléver Chávez, quiere competir con Adelis para demostrar que en Barinas la revolución bolivariana es participativa y protagónica.

Conviene advertir que el horóscopo de Argenis tendrá que esperar la decisión de Miraflores porque, según se barrunta, el ministro Adán está prevenido por su Gran Hermano como probable gobernador, en caso (como es previsible) de que salga con las tablas en la cabeza de su aventura reformista de la Educación.

Desde luego que el ajedrez del chavismo barinés se maneja desde Miraflores. No hay pieza que se mueva que no sea consultada primero con el primer magistrado que tiene en alto valor a su familia, como lo demuestra en Aló, Presidente, donde no cesa de recordarnos a doña Elena y a la abuela Rosa Inés que lo acogió a temprana edad.

Sin embargo, no todo es felicidad en Barinas y ni todo es miel sobre hojuelas. Hay algunos inconformes como el diputado Wilmer Azuaje que considera que la revolución bolivariana no se hizo para que los Chávez se entronizaran ni para que dispongan como sultanes de vidas y haciendas. No tuvo precedentes la manera como el juez Alonso Valbuena repartió indulgencias plenarias entre los Chávez, dictando sobreseimiento para doña Elena y Argenis, cerrando el caso de las denuncias de Azuaje.

No cabe duda de que el país les debe un homenaje a los Chávez por su pasión patriótica y sus desvelos por la sufrida patria de Bolívar. En el desagradecido pueblo de Barinas no los entienden, y es frecuente que les reciten la fábula de Samaniego. La fábula que dice así: "A un panal de rica miel / dos mil moscas acudieron, / que por golosas murieron, / presas de patas en él".

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