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El silencio de Gallardón

martes 22 de abril de 2008, 17:26h
¡Cuánto enseña la política!. Un ejemplo: no hay más que ver lo callado que se encuentra Alberto Ruiz Gallardón en medio del fregado en el que se ha metido el Partido Popular a  raíz de que la presidenta de la Comunidad de Madrid estudie rivalizar con Mariano Rajoy por la Presidencia de su partido. .Salvo una intervención que pasó con más pena que gloria ya que fue frenada por la distancia -estaba en China- y por su limitada difusión -sólo estaban con él algunos medios invitados-, el alcalde parece haber aprendido en aquel país milenario esa paciencia tan proverbial que tanto caracteriza a la filosofía oriental.

Eso me recuerda una fábula en la que dos burros atados por el rabo querían comer su alfalfa en dos recipientes diferentes situados en extremos contrarios. Cada uno de ellos tiraba en sentido opuesto y ninguno llegaba a alcanzar el comedero hasta que se dieron cuenta de que si ambos se ponían de acuerdo podrían comer primero en uno y luego en otro recipiente. Recordé esta fábula, al margen de cualquier comparación posible, cuando Rajoy se reunió con Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón para decirle que le tenían cansado y que ninguno iba a ir en las listas al Congreso de Diputados por Madrid. Ambos, que llevaban mucho tiempo tirando en sentido contrario, se quedaron sin comer, si bien al alcalde la abstinencia le sentó francamente mal, quizás porque pensara que su contendiente tiraba en sentido contrario tan sólo por frenarle a él.

Ahora los oponentes son otros y Ruiz Gallardón, sabio, ha decidido que ¡quién sabe! quizás a causa de esa pelea sea él quien se harte de comer. La simple mención a que en el Congreso de junio, en Valencia, Rajoy pudiera nombrar a Gallardón Secretario General es el principal acicate para que quienes apoyan a Aguirre la animen a presentarse. Aguirre ya ha adelantado que, además de este Congreso de junio, debería haber otro a los tres años, es decir antes de las elecciones generales de 2012. Parece indicar con ello que aún vería posibilidades entonces de plantear la batalla final.

 Sin embargo, sabe que en el caso hipotético de que Gallardón fuera nombrado Secretario General, los tres años de ejercicio del cargo le permitirían al alcalde hacerse con el aparato del partido, que ahora no le apoya. Y eso sería el peor escenario posible para  Aguirre, muy crítica con Rajoy por haber anunciado que hará pública la composición de su equipo tan sólo doce horas antes del Congreso del PP, es decir sin tiempo para ninguna maniobra. De ahí que Aguirre no termine de pronunciarse sobre lo que va a hacer y que, como buena jugadora, pida cartas para saber la jugada del adversario. 
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