Una cantidad indeterminada de víctimas fatales del dietilenglycol, y hasta el momento más de 6 mil que tratan de conocer su estatus médico por haber ingerido el químico en alguna de sus presentaciones, esperan que las autoridades de salud y la justicia panameña dicte un veredicto sobre el caso de envenenamiento masivo que sufrieron niños, adolescentes y adultos.
Después de envenenar a mujeres embarazadas que parieron antes de morir, recién nacidos, infantes, adolescentes, adultos y ancianos, el dietilenglycol disfrazado en jarabes y otros medicamentos sigue causando víctimas y diezmando a quienes lo ingirieron confiados en una cura a sus afecciones.
Los familiares de las víctimas se reúnen semanalmente, esperando que las autoridades de salud y legales administren justicia en este caso, que aún hace verter lágrimas a miles de panameños que desconocen su suerte y la de los cadáveres exhumados para conocer si califican como víctimas al momento de decidir la indemnizaciones.
Pero muchos de ellos reconocen que ninguna compensación será suficiente, para paliar el dolor causado por la ineficiencia de los laboratorios donde se prepararon las medicinas que incluyeron el químico fatal en su elaboración.
El dietilenglycol es un solvente para maquinaria automotriz y limpieza, y se utiliza normalmente como sustituto más barato de la glicerina.