miércoles 21 de mayo de 2008, 22:50h
TITO B. DIAGONAL
Barcelonés de alta cuna y más alto standing financiero, muy apreciado en anteriores etapas de este diario, vuelve a ilustrarnos sobre los entresijos de las clases pudientes.
 Pues sí, mis amadísimos, globalizados, megaletileonorisofiados y anonadaos niños y niñas que me leéis, a Juan José Ibarretxe, lehendakari de los vascos y las vascas, ZetaPé, justamente ayer, en La Moncloa, le dijo que del proyecto de referéndum-consulta sobre el derecho a decidir de los habitantes de las Vascongadas, que nones. ¡Hombre, Juanjo, que va a ser que no!, le espetó el presidente del Gobierno, enarcando una ceja, pero en tono de buen rollito. Y el lehendakari a punto de hacer pucheros y con cara de niño al que le niegan un juguete.
El papelón de los nacionalistas vascos, incluyendo al propio Ibarretxe, ha sido enorme. Y todo dentro de un clima de cordialidad y de diálogo. Quizá porque el presidente del Gobierno sabe que contra el vicio de pedir está la virtud de no dar. Eso sí, con el mejor talante del mundo. Que lo cortés no quita lo valiente. De eso sabe mucho Rodríguez Zapatero. Al que es muy raro –debe ser cuestión de su carácter discreto y pacífico—que, en el momento de despedir al lehendakari, al presidente no se le pusiese cara y pose de descubrimiento de placa inaugurativa. Al fin y al cabo estaba dejando a Juan José Ibarretxe y sus pretensiones de referéndum con el culo al aire.
Si la pasada legislatura ZetaPé, según todos los tertulianos de la cadena mitrada, se comportó como un auténtico calzonazos diciendo que sí a todo lo que le pedían los nacionalistas periféricos. En esta, en cambio, ha aprendido a decir que no sin apearse del talante, del buen talante que es su imagen de marca. Que el president José Montilla pide arreglar lo de la financiación catalana, “¡Hombre, Pepe, compañero, que va a ser que no!”, le responde Rodríguez Zapatero. ¿Consecuencia inmediata de ello?, pues que Carod Rovira (Josep Lluís, aquí y en la China) quiere hacerse portugués y está a punto de pedir que Lisboa sea la capital de Cataluña.
Llega Gaspar Llamazares, colándose por la puerta de servicio de La Moncloa, ofreciéndose para un gobierno de coalición PSOE-Izquierda Unida. De buen talante, con rollito de colegas, y toda la amabilidad del mundo, ZetaPé inflexible: “Gaspi, que va a ser que no”. Y lo mismo con Anxo Quintana, vicepresidente nacionalista de la Xunta bipolar de Galicia, que sigue empeñado en que el Bloque Nacionalista Galego sea decisivo en Madrid. (Bueno, Quintana siempre dice Galiza en lugar de BNG). “Lo siento, pero va a ser que no—dice el presidente del Gobierno—pero ya que estás aquí, tómate un café. El Gobierno invita”. Y el cafeteado a cargo del presupuesto del Estado central, se vuelve a Galicia sin haber conseguido ni un céntimo más para infraestructuras.
Este ZetaPé se nos ha metamorfoseado en “Mr. No”. No al PNV, no a Esquerra Republicana de Catalunya, no al BNG. Sólo le falta decir que nones al Partido Regionalista de Cantabria, pero como su presidente y presidente de la Comunidad Autónoma, Miguel Ángel Revilla es un buenazo, que siempre aparece por La Moncloa con anchoas de Santoña y sobaos pasiegos, y, encima, no viene con exigencias, supongo, pequeñines/as míos, que a ZetaPé le debe dar apuro. Que si no…
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Si (
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