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Gabriela Michetti y su estrategia para manejar la justicia porteña.

Gabriela Michetti y su estrategia para manejar la justicia porteña.

miércoles 04 de junio de 2008, 03:49h
 Hoy no aparece por la Legislatura pese a que es su presidenta. Está enredada en su interna política contra Rodríguez Larreta y confía en que en el año 2011 Macri apunte a la presidencial para quedar como candidata natural del Pro a la jefatura de gobierno de la ciudad.
 
Mientras tanto, además de apuntarle a los funcionarios que se identifican con el Jefe de Gabinete porteño, empezó a diseñar una estrategia para cubrir con gente propia áreas relevantes del poder en la ciudad.
 
Así, instruyó a una de sus espadas en la Legislatura, Martín Borrelli, para que presentara e impulsara un proyecto a fin de poder designar jueces sin concurso que le garanticen una hegemonía judicial para el futuro. Luego de las designaciones provisorias que pretenden sean extensas en el tiempo, los jueces designados a dedo ganarán cómodamente los concursos porque sus antecedentes como provisorios serían valorados en forma categórica, desalentando incluso a todos aquellos que quisieran competir en igualdad de condiciones.
 
La estrategia de Michetti-Borrelli se funda en la “necesidad de mejorar la administración de justicia” y en el “colapso de la justicia porteña” que requeriría de designaciones urgentes para mejorar la situación de la gente que accede a los tribunales porteños.
 
Para buscar consensos la dupla Pro ya empezó los contactos con algún sector de los K proclive a los acuerdos y entonces  empezaron a aparecer listas de aspirantes a jueces, fiscales, camaristas y defensores oficiales que buscan las bendiciones de las mayorías legislativas en lugar de prepararse para los concursos obligatorios previstos en la Constitución de la Ciudad.
 
El proyecto de Borrelli quedó registrado bajo el número 672 D 08 y se escuda en un título inofensivo que dice “Designaciones provisorias de magistrados de los Tribunales de la Ciudad y del Ministerio Público” y se presenta como una ley de subrogancia para cuando se producen vacancias que superen los noventa días de duración. Pero el verdadero objetivo no pudo ser disimulado y a renglón seguido se dice que el sistema también abarcará “la cobertura de nuevos cargos”.
 
O sea que si se crean nuevos cargos judiciales (que es lo que pretenden ahora) en lugar de ponerse en marcha el dispositivo previsto en la Constitución de la Ciudad y en las leyes vigentes se pone en funcionamiento el sistema de “listas” armadas por el Consejo de la Magistratura y definidas por la Legislatura.
 
Michetti-Borrelli no quieren concursos que permitan llegar a los mejores pero que no dan garantías sobre la pertenencia política de los ganadores. Ya bastantes problemas tuvieron con algunos jueces porteños como para aceptar sin más el sistema de concursos establecidos en la Constitución. Buscan entonces digitar las designaciones para asegurarse una mayoría Pro en la justicia. Luego lo provisorio se hará definitivo y habrá tranquilidad para el futuro que, imaginan, será de ellos.
 
La cuestión de la independencia de poderes y la exigencia constitucional de concurso público para nuevos jueces y magistrados es sólo una cuestión de discurso que puede dejarse de lado por “las imperiosas necesidades de mejorar la justicia” y con los debidos acuerdos.
 
El liberalismo político que muchas veces exhibieron quienes hoy gobiernan la ciudad parece pasado de moda. Sería bueno que además de proclamar a los cuatro vientos la mejora en la calidad institucional comenzaran por aplicarla en la ciudad.
 
No hay mejor ejemplo que la propia conducta.
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