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Sermas pagará 180.000 euros por la muerte de un paciente en el Hospital Clínico

jueves 19 de junio de 2008, 12:34h
El Servicio Madrileño de Salud (Sermas) ha sido condenado por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSMJ) a pagar un total de 180.000 euros por no adoptar las medidas "de asepsia y limpieza exigibles" en el Hospital Clínico San Carlos, hecho que provocó la muerte de Angel Francisco G. un paciente de 48 años, que dejó dos hijos menores, informó este jueves la Asociación Defensor del Paciente.
La sentencia asegura que faltó la oportunidad de "recibir un tratamiento hospitalario acorde con todas las medidas de asepsia exigibles, y por lo tanto, de posible supervivencia, lo que determina la necesidad de determinar la indemnización".

Según destacó la Asociación, ésta es la segunda sentencia en la que el Alto Tribunal reconoce que en la misma época, el primer semestre de 2002, hubo un brote de SAMR (Stafilococo Aureus Meticilin Resistente) en la sala general de la UCI que afectó a 11 enfermos, que terminaron falleciendo, y que fue una de las causas del cierre de la Unidad. Del mismo modo que apuntó en su fallo del 3 de abril, el Tribunal recuerda que hubo un "evidente exceso de infecciones hospitalarias con relación a las tasas inevitables en todo hospital, que constituyó causa de alarma y adopción de medidas de prevención".

"Es cierto que no consta cuál hubiese sido el concreto estado del paciente en caso de haberse adoptado tales medidas de asepsia, pero no lo es menos que a la vista de la actividad probatoria practicada no se puede sino concluir que el mismo hubiera tenido mayores posibilidades de obtener un resultado más favorable y, por lo tanto, mayores posibilidades de supervivencia", apunta la sentencia.

Según relata la familia, en enero de 2002, Angel Francisco G. ingresó en el Servicio de Urgencias del Hospital Clínico San Carlos después de haber recibido el alta hospitalaria por una operación en el escroto. La Sala de Urgencias, los pasillos y las dependencias de las consultas estaban repletas de gente, los pacientes estaban hacinados en los pasillos en sillas de ruedas y en camillas, aseguran.

Tras realizársele diversas pruebas y analíticas, los facultativos informaron a los familiares que debía quedar ingresado, dado que habían detectado líquido en el pulmón izquierdo que resultaba preciso analizar y que requería la colocación de un tubo para drenar el líquido del pulmón. El empeoramiento fue importante a partir del lunes 4 de febrero de 2002, con diversos periodos de mejoría clínica.

En el curso de su estancia hospitalaria, se identificaron diversas bacterias de origen nosocomial en su organismo tales como Stenotrophomona maltophilia, Serratia mascenses, Stafilococo Aureus Multirresistente, Candida Albicans y Stafilococo Epidermidis.

Con fecha 10 de febrero de 2002 se ordenó su ingreso en UCI, pero sin determinar su aislamiento. "Las medidas de asepsia en la UCI eran inexistentes: Se pasaba a dicha unidad sin guantes, mascarilla ni bata, sin calzas para zapatos. Tampoco se advertía a las visitas de la imposibilidad de tocar a los pacientes. El trasiego de gente era constante en la UCI, sobre todo los sábados y los domingos. El personal encargado de la limpieza limpiaba los tubos de las luces fluorescentes con una mopa y sin ninguna medida de asepsia para evitar que el polvo cayera sobre los pacientes", relata la acusación.

Según la Asociación, a partir del sábado 13 de abril de 2002, varios pacientes ingresados en UCI que estaban intubados sufrieron un repentino empeoramiento; tres pacientes fallecieron esa semana por Sepsis.
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