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Sobre el puente de Aviñon

viernes 20 de junio de 2008, 12:33h

El “no” de Irlanda ha condicionado el Consejo Europeo celebrado los días 20 y 21 de junio de 2008. La ratificación del Tratado de Lisboa sigue siendo cuestión primordial para la marcha de la Unión Europea, y mientras esto no se resuelva, seguiremos instalados en un proceso de reflexión que, como dijera ayer Angela Merkel, dura ya ocho años.

El Consejo de junio apenas ha hecho más que clarificar posiciones bien conocidas. El Primer Ministro irlandés, Brian Cowen, que ha confesado que el trabajo de su gobierno no estuvo a la altura del esfuerzo desplegado por los partidarios del no, pide tiempo para analizar el voto y valorar las opciones. Pero como ha dicho Ángela Merkel -no olvidemos que preside un gobierno de coalición y que los grandes partidos la secundan- “Europa no necesita otro periodo de reflexión” … “Europa no puede permitirse una discusión de venderos de alfombras”, y a concluido con una seca y rotunda afirmación: “Necesitamos el Tratado”.

Tan claro lo tiene Nicolás Sarkozy que ve como el “no” de Irlanda le ha estropeado la Presidencia francesa de la Unión Europea, que empieza el 1 de julio, y para la que ha organizado un despliegue espectacular, con un programa de actividades, dotado con más de 200 millones de euros, que incluye encuentros con los ciudadanos –Palabras de Europeos- y reuniones con los representantes de las empresas, una verdadera lección de diálogo europeo. Francia pretende llevar la Presidencia europea a punta de lanza y sabe muy bien cual es el campo de juego. Sarkozy cuenta con un Ministro de Exteriores socialista y un Secretario de Estado para Asuntos Europeos, Jean-Pierre Jouyet, antiguo jefe del staff de Jacques Delors convertido en el hombre fuerte del gobierno de Sarkozy y Fillon en los temas europeos.

"El Primer Ministro de Irlanda sabe que no tiene mucho recorrido y que debe pactar con los partidos políticos irlandeses o/y preparar una verdadera campaña de información al ciudadano que contrarreste la realizada por los enemigos del Tratado".
Francia no se engaña, su Presidente manifestaba el 10 de febrero en la alocución que realizó con motivo de la ley que autorizaba la ratificación del Tratado de Lisboa que “era necesario para aceptar el nuevo Tratado que nos comprometiéramos a que se aprobara por vía parlamentaria. Si esta condición no se hubiera respetado, no se habría podido alcanzar ningún acuerdo”. Francia sabe que es legítima la vía parlamentaria y sabe también que por vía de referéndum por lo menos entre 3 y 7 países europeos, incluida Francia, podrían haber dicho “no”, y por eso el resultado del referéndum irlandés no les parece relevante. Así la gran Simone Weil, antigua Presidenta del Parlamento Europeo, acaba de decir en el Monasterio de Yuste con ocasión de recibir el premio Carlos V, que el no irlandés es “un incidente en el camino”.


Parece que los líderes europeos se han dado un plazo hasta el próximo Consejo Europeo que se celebrará en Bruselas, el 15 y 16 de octubre de 2008, pero antes habrá una cita en Aviñón, una reunión informal –Gymnich- de Ministros de Asuntos Exteriores donde las cosas deban ya clarificarse. El Primer Ministro de Irlanda sabe que no tiene mucho recorrido y que debe pactar con los partidos políticos irlandeses o/y preparar una verdadera campaña de información al ciudadano que contrarreste la realizada por los enemigos del Tratado, que tuvieron bula para realizar una campaña decididamente contraria a la propia construcción europea. En todo caso, tiene que convencer a la población que una cosa son los problemas de su país y otra cosa los intereses de Irlanda como socio europeo, delimitando los problemas en una justa apreciación para que los irlandeses puedan realizar una reflexión ponderada. 

Supuesto que el problema irlandés tenga solución, queda luego la posición en que se ha colocado el Presidente de la República Checa, decidido adversario del Tratado de Lisboa, sobre el que ha pedido un dictamen el Tribunal Constitucional. Pero este es otro tema que habrá de intentar resolverse a través de altas negociaciones políticas. Así que, concluyendo, las dificultades de la ratificación del Tratado de Lisboa lo más que pueden lograr es que su puesta en vigor se aplace unos meses, desde el previsto 1 de enero de 2009 hasta el verano. Mientras tanto el Presidente Sarkozy hará todo lo posible para volver a cantar “sobre el puente de Aviñón todos bailan y yo también, hacen así… así me gusta a mi”.

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