La condena al cabecilla de la policía secreta de Pinochet

El refrán dice: no hay plazo que no se cumpla y deuda que no se pague.

En el caso del General Manuel Contreras Sepúlveda se ajusta al pie de la letra con la decisión del ministro en visita Alejandro Solís, quien confirmó la condena al ex director de la DINA por el atentado que le costó la vida al general Carlos Prats, en septiembre de 1974, en Buenos Aires.

Contreras fue condenado a dos cadenas perpetuas, una por la muerte de Prats y otra por su esposa, Sofía Cuthbert, más otra sentencia de 20 años por liderar la asociación ilícita que llevó a cabo el atentado explosivo ocurrido en el porteño barrio norte de Palermo.

El juez también dictó condenas para el brigadier en retiro Pedro Espinoza Bravo, quien recibió 20 años en cada uno de estos tres delitos, sumando otros 60 años de condena.
 
"Creo que el país ya conoce la verdad, nosotros estamos tranquilos. Después de todos estos años el Ejército también tiene claridad de los participantes: son siete militares que en servicio activo participaron en la muerte de un ex comandante en jefe y la justicia ya se vio", expresó emocionada Cecilia Prats, hija del general mártir.

Además, el ministro en visita dictó distintas penalidades -que van desde 541 días de pena remitida a 15 años- para los otros siete condenados, entre ellos el general en retiro Raúl Iturriaga Neumann, su hermano Jorge, José Zara, y Mariana Callejas, mujer de Michael Townley, y que fue uno de los testimonios claves dentro de la investigación.

Los escépticos de la justicia entenderán ahora que valía la pena esperar, aunque el inculpado principal y los demás implicados en el magnicidio de Argentina, tienen derecho a apelar a la Corte de Apelaciones y luego, en la Corte Suprema surgirá la decisión final, que con seguridad los mantendrá encarcelados de por vida.

Los que abogan por clemencia para los militares que hicieron uso de todo el poder que otorga el estado para cometer actos horrendos, como el asesinato de Prats y su esposa o la acción criminal en Washington que terminó con la vida del ex canciller Orlando Letelier, o el atentado en Italia contra Bernardo Leighton, deberían leer el fallo para que entiendan la dimensión de la justicia que Chile y el mundo democrático venía y sigue reclamando. Si no lo leen estarán cometiendo pecado venial, si son abogados, su pecado es mortal.

Es que ellos se dicen cristianos y católicos.

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Sergio Campos
Periodista y profesor universitario