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Federer gana a un digno Safin sin mostrar fisuras en su juego

sábado 05 de julio de 2008, 00:38h

Roger Federer se clasificó para su sexta final consecutiva de Wimbledon tras vencer al ruso Marat Safin por 6-3, 7-6 (3) y 6-4 en un partido muy digno del ruso, que enseñó al público británico un arsenal de golpes suficientes para merecer llegar a la final... cuando no esté el suido delante.

El ruso jugó su mejor tenis en hierba desde que debutó en Londres en 1998. El buen juego exhibido por el moscovita sirvió para igualarse con el pencatampeón en casi todos los tramos del encuentro. Pero Federer escribió una vez más la vieja historia de aquel que osa jugarle bien en hierba: no bajó la guardia en ningún momento y con un tenis casi perfecto se llevó el choque en una hora y 42 minutos de duración.

Safin, como el día de Feliciano López, tardó en entrar al partido. Federer le hizo el primer juego en blanco, le rompió el servicio en el segundo y se puso 3-0 arriba con un nuevo juego en blanco. El partido llevaba una velocidad de vértigo en dirección a una nueva humillación del helvético. El ruso, entonces, comenzó a afinar con su saque y devolvió un juego en blanco a su rival para deleite de la grada. En todo caso, la ruptura inicial de Federer dejó el set allanado, que acabó 6-3 para el favorito en 25 minutos.

Al menos la primera manga sirvió para que Safin afinara su mirilla. Tanto en el saque como en su juego de fondo, que comenzó a acercarse a la línea de Federer, incomodado ahora por el ruso. Safin llegó a contar incluso con un par de bolas para quebrar el servicio de Federer y realizarle un nuevo juego en blanco con un saque que era entonces una máquina de hacer ''aces''.

Todo para llegar al desempate. Para ganar a Federer, había adelantado Safin, tienes que "ser Nadal y correr por toda la pista como un conejo sin parar de lanzar bolas ganadoras". No fue el caso. Safin se descentró -una vez más- en el momento de la verdad y se puso 4-0 abajo en el ''tie-break''.

Todo lo que le había entrado durante el set se marchó fuera, como si de repente fuera un partido diferente, otra cancha y otra ciudad. Federer se llevó el segundo set de nuevo sin pestañear, exhibiendo a su vez un saque muy eficaz, que cambiaba a su gusto de un lado al otro del cuadro del ruso.

El suizo no mostró fisuras en su juego, lo cual es un aviso para Rafa Nadal. Y, ante todo, una lección para aquellos que dudaron de él. Federer, diplomático, justificó esas opiniones tras su choque por la exhibición de Nadal en París y su reciente triunfo en Queen''s.

El tercer set fue parecido a los dos primeros. Tan sólo cambió el momento del clímax. Fue de agradecer que Safin siguiera en el partido y avanzara hacia un nuevo desempate ganando su saque, con el que firmó hoy 13 ''aces'' -14 Federer-.

El suizo rompió definitivamente el servicio de Safin con la primera bola de partido para borrar de un plumazo el suspense y algún que otro nuevo intento del ruso de emprenderla con el césped de la "Catedral" a raquetazos.

La celebración de Federer tras vencer al ex número uno del mundo -allá por el año 2000- fue un punto por encima de su umbral de felicidad, con saltito incluido. ¿Acaso tiene más ganas de ganar este año? "No lo creo", respondió de nuevo con corrección, pero dejó claro que ganar y quebrar un saque tan potente como el de su rival de hoy "siempre es un placer".

Federer accede a su sexta final consecutiva, la tercera frente a Rafa Nadal. Y entonces se resolverán todas las dudas. Hoy, al menos, no hubo ninguna.

 

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