Las fuerzas de la UE en 2007 se centrarán en la inmigración, la seguridad y la energía

El órgano ejecutivo de la UE acaba de presentar su hoja de ruta para el próximo año, en la que destacan cinco paradas primordiales. En primer lugar, la energía, que cobra importancia tras el apagón sufrido en varios Estados miembros la semana pasada. El líder de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, que ha explicado las intenciones de su equipo para 2007 ante el Parlamento Europeo -que votará una resolución al respecto el próximo mes de diciembre-, ha hecho hincapié en la elaboración del "primer documento estratégico de revisión para Europa". En referencia al altercado que dejó sin luz a nueve millones de ciudadanos europeos, el portugués ha indicado que, tras el suceso, "la integración de los Estados miembros dejó de ser una idea abstracta y se convirtió en necesaria". El asunto lo ha zanjado concluyendo que el objetivo último es alcanzar una política energética europea.
Otro de los pilares del programa de Bruselas para el próximo año es la lucha contra el cambio climático, para lo que, en opinión del líder del Ejecutivo comunitario, se deben acometer políticas de integración a nivel europeo y de cooperación en el contexto internacional. Para ello, ha hecho alusión al protocolo de Kioto y a la necesidad de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.
En cuanto a la inmigración, otro de los temas centrales del Programa de Trabajo 2007, ha destacado la importancia de conseguir un régimen europeo para la inmigración selectiva; es decir, que es necesario, en su opinión, "atraer inmigrantes cualificados para acabar con la inmigración ilegal".
Los esfuerzos del trabajo del Ejecutivo comunitario también se centrarán en la seguridad frente al terrorismo, para lo que Barroso considera necesario instituir "medidas contra la propaganda terrorista y establecer un sistema de información sobre los posibles explosivos empleados por los terroristas".
Por último, se encuentran los asuntos institucionales, ya que Bruselas tiene intención de ampliar las competencias de una Europa competitiva y global. Barroso ha destacado la importancia "de un tratado que afirme lo que nos une para ser más transparentes y democráticas en la resolución de problemas".
En cuanto al medio siglo transcurrido desde que una Europa dividida decidió firmar el Tratado de Roma (1957), constitutivo de la actual UE, el portugués ha indicado que "ahora, con más confianza que nunca, Europa debe reinventarse a sí misma" ante los nuevos problemas que han surgido y con los que hay que lidiar a nivel comunitario. También ha hecho referencia a la ampliación, afirmando que "ya ha llegado el momento en que dejemos de hablar de antiguos y nuevos miembros, puesto que más que nunca somos una Europa unida en la diversidad".