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El lado oscuro de una suspensión

El lado oscuro de una suspensión

sábado 19 de julio de 2008, 14:52h
La semana ha tenido dos centros de interés, llamativos además por la repercusión en Bolsa. El primero, la suspensión de pagos de la inmobiliaria Martinsa-Fadesa, una de las grandes, con importantes intereses tanto en España como en Marruecos y menores en otros países. Fue la impulsora y líder de hecho del famoso G-14 que las grandes inmobiliarias crearon para defender la imagen del sector durante la que se presumía, y se confirma, dura travesía de la crisis. Fernando Martín es un buen empresario que quizá ha confiado en quien no debía. Hizo sus pinitos políticos, durante la transición, en las filas de UCD, donde fue uno de los entonces llamados “suaristas” por su centrismo y talante abierto y progresista. Estuvo recientemente en la directiva del Real Madrid con Florentino Pérez y quiso sucederle cuando el ambicioso ingeniero de caminos y presidente de ACS dejó la presidencia del equipo blanco. No tuvo acierto o éxito en el empeño y optó por centrarse en su intensa actividad empresarial inmobiliaria.

Como empresario, seguramente que Fernando Martín sabrá recuperarse. Fue de los primeros en ver que el sector inmobiliario español, si quería sobrevivir a la crisis, tenía que internacionalizarse. Su acuerdo con la primera inmobiliaria marroquí, vinculada a la Casa Real, fue el mayor pero no el único hito de esa internacionalización. Luego, los líderes empresariales aciertan más o menos en la elección de sus consejeros y asesores, y lo sucedido es una larga historia para contar en sus detalles y en su momento. Su colaboración fue importante, en vísperas electorales, para suavizar la imagen de la crisis, pero no ha recibido ahora la contrapartida implícita o explícita a su comprometida actitud. Creer en las promesas políticas es un acto excesivo de fe, ingenuo en un empresario avezado. Sabido es que, en estos asuntos, la palabra de un político, y de algunos especialmente, sólo vale el tiempo que le convenga mantenerla.

El resultado está a la vista: la mayor suspensión de pagos de la historia de España, con efecto no sólo sobre el sector inmobiliario, sino también sobre el financiero, implicado en cuantiosos créditos cuya calidad ha quedado seriamente afectada. Afloran además comportamientos dudosos e inquietantes. Lo que ya se conoce por los cenáculos madrileños como “el caso Vela”, por Carlos Vela, antiguo “número dos” de la Caja y el hombre de personal confianza del presidente de la entidad, Carlos Blesa, puede quedarse en nada o afectar seriamente nada menos que a la cúpula de Caja Madrid.

Desde la entidad, Carlos Vela fue el responsable de aprobar un crédito de 1.000 millones de euros para Martinsa, y fichó seguidamente como consejero delegado de la inmobiliaria. Una vez en ella, Carlos Vela encomendó a una filial de Caja Madrid la valoración de las propiedades de Fadesa de cara a su compra por Martinsa. La tasadora otorgó a los activos de la firma gallega un valor de 4.617 millones de euros. ¿Para qué andarse con fruslerías? Y luego vino lo inquietante. El pasado 7 de julio, Carlos Vela, contra la opinión del Consejo de Caja Madrid y por imposición firme del presidente de la entidad, Miguel Blesa, fue “recuperado” por la entidad financiera para dirigir su proyecto más ambicioso, el conocido como “proyecto Cibeles”.
 
Hubiera sido sólo la historia de una ambición y de una rara trayectoria de no producirse, sólo una semana después, la suspensión de pagos de Martinsa-Fadesa, la mayor de la historia de nuestro país, con una deuda de casi 5.300 millones de euros, de ellos no menos de 1.000 millones sobre las espaldas de Caja Madrid. Y es en este contexto donde se produce el fichaje de Vela para el proyecto Cibeles. Era el lunes 7 de julio. Justo una semana después, el día 14, Martinsa Fadesa anunciaba la mayor suspensión de pagos de la historia española al verse ahogada por una deuda de 5.289 millones, de los que 1.000 millones corresponden, precisamente, a Caja Madrid. Desde la misma entidad, varios consejeros y altos cargos hacían llegar a los círculos empresariales y financieros de la capital su desacuerdo, su enfado y poco cariñosas referencias al presidente Miguel Blesa.

El escándalo amenazaba alcanzar tales dimensiones, incluso políticas –lo que ya llegará el momento de contar– que este pasado día 17 se anunciaba la aceptación por Miguel Blesa de la renuncia al cargo por parte de Carlos Vela, poniendo énfasis en que no recibirá compensación económica alguna, al no haber llegado a tomar posesión. La cuestión es ¿tampoco recibió compensación económica de Martinsa-Fadesa? En caso afirmativo ¿de qué cuantía? Todo apunta a que se hablará mucho de este asunto los próximos días y no es imposible que se convierta, si se confirma lo que algunos cuentan, en un escándalo de grandes dimensiones, que podría exceder, en sus derivaciones, el ámbito de lo estrictamente económico.
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