La Puerta de Burgos de Alcalá se reconstruirá ladrillo a ladrillo

Ladrillo a ladrillo y utilizando los materiales y técnicas de construcción originales, irá recuperando su aspecto original la joya más preciada del recinto amurallado, coetáneo de la Alhambra de Granada, porque es la única puerta que sigue en pie.

La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Alcalá de Henares ha iniciado este martes el expediente de contratación de las obras de restauración de la Puerta de Burgos, la primera que realiza en la ciudad con la técnica de la "anastilosis" (reconstrucción mediante la reunión de los elementos arquitectónicos dispersos).

Las obras tendrán un coste próximo a los tres millones de euros procedentes del consorcio urbanístico La Garena, en el que participan el Ayuntamiento de Alcalá de Henares y la Comunidad de Madrid. El proyecto ha sido posible tras un complejo acuerdo entre la propietaria de la puerta, la Diócesis de Alcalá de Henares, y el Ayuntamiento que llevará a cabo las obras.

El responsable del proyecto y arquitecto del Obispado, José Luis González, ha explicado que la actuación va mucho más allá de la propia restauración de la puerta, porque ésta se va a convertir en una excusa para conocer una de las partes más importantes de la historia complutense.

Pero, además, esta actuación conllevará un profundo estudio arqueológico en una zona "virgen", que se salvó de las transformaciones propias del progreso, porque esta puerta quedó encerrada en el siglo XVII en el recinto del convento de clausura de San Bernardo, del que hoy forma parte.

"Estamos ante un fragmento congelado de la historia de Alcalá en el Renacimiento, salvaguardado en la clausura del convento, y los estudios arqueológicos que vamos a realizar tanto en el subsuelo como en vertical nos permitirán conocer cómo era ese barrio que se construyó a los pies de la muralla y desapareció en el siglo XVII con la construcción de 'Las Bernardas'", ha dicho González.

En definitiva, la intervención en la Puerta de Burgos va a abrir al conocimiento de los alcalaínos un gran tesoro sobre su historia y también sobre cómo vivían sus habitantes en la que fue, sin duda, una de las etapas más brillantes de la ciudad.

También se podrá averiguar si la puerta tenía fines fiscalizadores o defensivos y se tratará de conocer cuáles eran sus verdaderas dimensiones, aunque el arquitecto del Obispado señala que la altura podría superar los 11 metros.

El concejal de Patrimonio Histórico y portavoz del equipo de gobierno, Gustavo Severien, ha asegurado que su apertura para la vista pública se hará cuando se realicen los estudios pertinentes y siempre que no perjudique en exceso el tráfico rodado en la vía Complutense, una de las que registra más densidad de vehículos en la ciudad.