Centroamérica no quiere quedarse rezagada en la carrera que otros países han iniciado hacia el desarrollo marítimo. Es un gigantesco istmo, con costas en los dos océanos más grandes del planeta, riquezas por descubrir y fértiles tierras para la producción de alimentos.
Al igual que las antiguas civilizaciones, denominadas talasocracias por el dominio que ejercieron sobre los mares, el mundo marítimo de hoy es el de mejores perspectivas de crecimiento económico. Los mares brindan desconocidas oportunidades, y como medio de transporte es de inigualables ventajas. La logística que desarrollen los países con costas, más del 60 por ciento del planeta, será determinante en el progreso de sus sociedades.
Para el caso de Centroamérica, un istmo que alberga 8 países con grandes extensiones de tierra cultivable y 6 de ellos con costas en dos mares, el desarrollo portuario es imprescindible para salir de la pobreza. Y de las instalaciones y la logística general, las terminales graneleras serán estratégicas para la crisis alimentaria que parece amenazar a la humanidad.
Centroamérica carece de vocación marítima, sus capitales tienden a ser internas, despreciando la mediterraneidad, no hay facilidad de estudios dirigidos a las profesiones marítimas y portuarias, y las instalaciones portuarias suelen ser escasas y deficientes.
La OEA y España promueven el interés centroamericano por el mar, ante la realidad del comercio marítimo y el potencia productivo de la región. Más de 50 mil buques circunnavegan el planeta, sumando alrededor de 800 mil millones de toneladas de desplazamiento, transportando todo tipo de carga entre los centros de producción y consumo.
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