Despide los restos de su hermana menor Erika

Madrid, (EFE).- La hermana de la Princesa de Asturias, fallecida ayer a los 31 años, fue incinerada esta tarde tras el responso, oficiado por el capellán del Palacio de la Zarzuela, Serafín Sedano.

El oficio se celebró en el tanatorio, adonde habían llegado numerosas coronas de flores enviadas por los Reyes, los Duques de Lugo y Palma, y por familiares y amigos de Erika Ortiz.

Los Príncipes de Asturias llegaron al recinto a las 14:00 horas en un vehículo conducido por Don Felipe en el que también viajaban la madre de Doña Letizia, Paloma Rocasolano, y el abuelo materno, Francisco Rocasolano.

Bajo una intensa lluvia y protegidos por dos paraguas negros, la Princesa de Asturias entró en el tanatorio con el brazo sobre los hombros de su abuelo, mientras que Paloma Rocasolano (quien ocultaba los ojos tras unas gafas oscuras) lo hacía del brazo de Don Felipe, todos ellos de riguroso luto y visiblemente afectados.

Diez minutos después llegaron en otros dos vehículos el Rey, los Duques de Lugo y los Duques de Palma, que se abrazaron a la entrada del edificio con la Princesa de Asturias, quien rompió a llorar cuando recibió las condolencias de Doña Cristina.

Al responso asistió toda la familia de Erika Ortiz, entre ellos su ex marido, Antonio Vigo, aunque no pudo acudir la Reina, quien al mismo tiempo que se despedía a la fallecida, se encontraba en el Emirato de Dubai, en una escala del vuelo en el que regresa a España tras interrumpir la gira de cooperación que le había llevado a Indonesia y Camboya.

El avión de la Fuerza Aérea que traslada a Doña Sofía no llegará a Madrid hasta la medianoche.

Tampoco estuvo presente en el responso la segunda hermana de la fallecida, Telma Ortiz, quien viaja desde Manila, donde trabaja con la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI).

Tras el responso el Rey, los Duques de Lugo y los Duques de Palma abandonaron el Tanatorio de la Paz, a las 14:35 horas, tras despedirse con abrazos de los Príncipes de Asturias y, visiblemente emocionados, se marcharon en dos coches.

Por su parte, los Príncipes de Asturias agradecieron las muestras de cariño que han recibido en unas palabras que dirigieron a los numerosos medios de comunicación congregados en la entrada del tanatorio.

La Princesa de Asturias dio las gracias "a todas las personas que se han sentido apenadas por la muerte de mi hermana pequeña", y rompió a llorar agarrada del brazo del Príncipe.

Don Felipe dio las gracias "por la comprensión de todos" y agradeció a los periodistas la espera que tuvieron que soportar bajo la intensa lluvia que cayó durante toda la mañana en Madrid.

Posteriormente, los Príncipes abandonaron el tanatorio en un vehículo que, al igual que a la llegada, conducía el mismo Don Felipe.