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Nunca más

martes 16 de septiembre de 2008, 12:26h
Según se van conociendo datos sobre las causas del accidente de Spanair en el aeropuerto de Barajas, más claro parece que el avión siniestrado no estaba en las mejores condiciones para volar, y esa conclusión pone los pelos de punta.

Los ciudadanos cuando nos subimos a un avión confiámos en que haya habido una serie de controles y unas personas responsables de los mismos que garanticen nuestra seguridad. Y esos controles deben de ser llevados a cabo desde por la los servicios técnicos de la propia compañía a por la Administracción del Estado como último garante de los permisos que concede a las compañías para volar.

De la investigación sobre el accidente se puede deducir que el accidente podría haber sido evitado, lo que aumenta aún más el drama vivido. Cuando la investigación concluya habrá unas conclusiones e imagino que unas responsabilidades que deberán asumir quienes permitieron que volara el avión siniestrado, pero eso no es suficiente. En mi opinión, lo que los ciudadanos debemos de reclamar es que un accidente así nunca vuelva a suceder, y para ello tenemos que mirar hacia la Administración.

Durante los primeros días después del accidente IU registró una petición para crear una subcomisión en la Comisión de Fomento del Congreso para estudiar la mejora de la seguridad aérea y resolver las carencias de los planes de emergencia... Al final, esa iniciativa ha quedado en el cajón, y yo me pregunto si en un asunto tan importante como es el de la seguridad aérea no sería conveniente que el Parlamento se pusiera en marcha cuanto antes. Entre otras cosas sus señorías deberían estudiar porque la Ley de Seguridad Aérea del 2003 ha tenido un desarrollo, según IU, lastrado por graves incumplimientos.

Lo que está claro es que quienes viajan en avión tengan todas las garantías de que la Administración del Estado ejerce un control y una vigilancia sobre las compañías aéreas y sobre todo que impidan que vuelen aviones que no están en perfecto estado. Cuando un viajero se sube a un avión confía en que éste se encuentre en el mejor estado y viajar en avión no se puede convertir en el juego de la ruleta rusa.

De manera que el gobierno, a través de la ministra de Fomento, tiene la obligación de revisar las normas y leyes sobre seguridad aérea, y si es necesario hacerlas más duras, que lo haga, pero lo inaceptable es que en nuestros aeropuertos vuelen aviones que no reúnen los requisitos técnicos para garantizar la seguridad de los viajeros. Porque eso es lo que parece que ha pasado con el avión de Spanair.

Desgraciadamente no hay vuelta atrás y nadie puede devolver la vida a quienes viajaban en el avión siniestrado, pero el Gobierno tiene la obligación de impedir que un accidente de estas características vuelva a suceder porque se trata de ejercer un control y poner unas condiciones y unas normas más duras a las compañías para que los aviones estén en unas condiciones técnicas inmejorables. Y cuanto antes se ponga a ello, mejor.
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