OPINION/Victor Gijón
martes 16 de septiembre de 2008, 14:43h
Dejar que los publicistas se encarguen de los discurso de los políticos puede tener consecuencias desastrosas. No sé si Mariano Rajoy es un xenófobo de libro y un indocumentado, además de mentiroso, pero quien le preparó la frase de los emigrantes y los vendimiadores ha logrado presentarlo como todo eso y alguna cosa peor.
Poner en el mismo renglón dicursivo que 180.000 emigrantes extranjeros cobran el subsidio de desempleo y 20.000 andaluces salen a vendimiar a Francia lleva a concluir que los emigrantes no sólo nos quitan el pan de la boca, sino que obligan a los nacionales a buscarse el sustento más allá de nuestras fronteras.
Si Rajoy se creyera lo que dice, y no se limitara a repetir lo que le han escrito, hoy sin más tardar debería presentar en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley exigiendo que el derecho a cobrar el paro sea de general aplicación menos para los inmigrantes. Y junto a ello una moción para impedir, llegando a rertirar los pasaportes si ello fuera necesario, la 'ignominia' de que 20.000 andaluces salgan a recoger la uva en territorio francés.
Pero no hará tal cosa el dirigente del PP. Rajoy no quiere privar de derechos a los extranjeros que trabajan o han trabajado legalmente en España, ni tampoco, espero, puede ser contrario a la libre circulación de personas en la Europa unida.
La demagógica frase tenía un único objetivo: criticar al Ejecutivo socialista y a su política económica. Ven ustedes, quería decir Rajoy, como este Gobierno ni siquiera es capaz de lograr que todos los españoles tengan empleo o cobren el paro. La siguiente frase sería la de “Váyase señor Zapatero”, que no es original, pero que sigue sirviendo para un roto y un descosido.
Pero no es cierto que 20.000 andaluces tengan que salir de España para buscarse la vida, mientras nosotros se la solucionamos a 180.000 extranjeros. A la vendimia francesa, bien pagada y donde nuestros jornaleros son especialmente considerados y tratados, se ha seguido saliendo incluso en los tiempos de mayor bonanza económica. Mejor habría hecho Rajoy en preocuparse, cuando el PP estaba el Gobierno, por las condiciones de trabajo de los extranjeros dedicados a las tareas agrícolas en España, la mayor parte sin papeles y en régimen de semiesclavitud, como se demostró cuando el Gobierno socialista llevó a cabo la denostada regularización.
La triquiñuela empleada por el publicista y asumida por Rajoy de confrontar empleo nacional y empleo de extranjeros hunde sus raíces en la más rancia y vieja retórica xenófoba. En el asunto de la emigración Rajoy y sus publicistas de cabecera parecen haber optado por las teorías neofascistas de Berlusconi en detrimento de las liberales compasivas de Sarkozy. Ellos sabrán por qué.
Si (
No(
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