No se olviden de Granados

Cierto, cierto… Esperanza Aguirre lo eclipsa todo allá donde va y parece poderlo casi todo aunque se le haya atragantado el agua del Canal. Eclipsa el Congreso popular pasando el control del DNI -la anecdótica foto se convierte en portada- y entrando al plenario a ritmo de Shakira como una estrella del pop-rock. Gallardón -agazapado- en este Congreso donde no presenta candidatura alternativa con Manuel Cobo de punta de lanza, sonrie mientras muestra su cartulina con un SI rotundo al informe de gestión de Francisco Granados, secretario general -que seguirá siendo- del PP madrileño. Correcto Gallardón, sabedor que este no es su territorio para hacerse notar, habla de unidad ante los periodistas y por si acaso hubiera dudas desde la tribuna Francisco Granados afirma que es “el mejor alcalde que ha tenido Madrid”. Creo recordar que dijo lo mismo de Alvarez del Manzano, pero en política esto es normal. A rey muerto, rey puesto.

Granados es de sonrisa sempiterna, que no falsa, tiene un gran sentido del humor y parece como salido de “un mundo feliz”. Municipalista convencido desdes antes de ser alcalde de Valdemoro, tiene ese “pragmatismo de pueblo” que le hace caer bien en general pero sin olvidar que tiene mano dura, muy dura, porque “durísima” es la de Ignacio Gonzalez, Vicepresidente del Gobierno regional, pero a las ordenes de Granados en el partido… Ambos pasaron tiempos de distanciamiento político y personal que han reconducido y se nota en como Aguirre está encantada de verles de nuevo en sintonía.

El Secretario General avisa a navegantes que la única etiqueta que van a aceptar es la de ser un partido de centro, liberal y reformista. Su homologa nacional y ex-compañero de gobierno en la Comunidad, Maria Dolores de Cospedal, pidió el apoyo a Aguirre y disfrutó de un entorno al que no está acostumbrada de éxtasis triunfal. Y es que los populares madrileños siguen celebrando los resultados de las últimas elecciones que le dieron la mayoría absoluta, pero no se olviden de Granados, que en petit comité advierte a sus más cercanos del peligro de morir de éxito.