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A todo quisque: La lengua y el sexo (I)

A todo quisque: La lengua y el sexo (I)

miércoles 01 de diciembre de 2010, 21:25h
Dice la RAE que el concepto de ‘Violencia de Género’ no es correcto desde el punto de vista lingüístico, y posiblemente no les falte cierta razón, pues el género gramatical nada tiene que ver con el sexo. Lo cierto es que la lengua la hacemos todos los hablantes, pero quien fija, limpia y da esplendor desde el siglo XVIII son sólo hombres, bueno, ha habido alguna mujer, creo que 7 en total.

No nos engañemos, pues si el inglés sigue siendo la lengua dominante, y eso lo tenemos claro todos, hasta que el chino dé el salto, todas las lenguas han seguido el modelo de una sociedad patriarcal. Y en ese tipo de sociedades también sabemos el lugar que ocupa y sigue ocupando la mujer. Por esto no puedo estar de acuerdo con el segundo argumento contrario a aceptar  este nombre, que reza así: ‘su uso en español no cuenta con la tradición cultural necesaria’. Permítanme al menos una sonrisa pues me parece bochornoso y hasta ridículo. Una de las primeras cosas que aprendí en Filología es que el lenguaje, la lengua es arbitraria y convencional, es decir, nos hemos ido poniendo de acuerdo a través de los siglos para dar nombre a nuestras realidades y objetos.

La realidad de la que les estoy hablando es peliaguda, y merece un respeto más allá de los juegos dialécticos de salón, eso sí llenos de libros escritos por hombres, género masculino y número plural. Recuerden que muchas mujeres escritoras se ponían un nombre masculino o firmaban sus obras los maridos.

Quizás el uso de esta nueva terminología sea más o menos nuevo ya que se acuñó en la Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada el año 1995, en la ciudad china de Pekín, El vocablo tenía su antecedente en la Declaración de la ONU sobre la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, aprobada el 20 de diciembre de 1993 por Asamblea General. Quiero decir con todo esto que esta nueva acuñación no llega ni a sus bodas de plata, pero está fuertemente consolidada, refrendada y consensuada por pura necesidad. No me digan que lo que subyace bajo el concepto de ‘Violencia de Género’ no posee una amplia tradición de menosprecio y maltrato ejercido desde hace siglos sobre las mujeres, desde Juana reina de Castilla, mal llamada la loca, que sufrió maltrato por parte de su esposo Felipe, el hermoso,  por su padre, el muy católico Fernando o de su hijo Carlos I, hasta la última víctima de ayer en nuestro barrio. Y van ya 64 mujeres asesinadas en lo que llevamos de año.

Por tanto, tradición a manos llenas, y a esta injusta realidad hay que poner freno como sea, pero si ya ponemos trabas en el nombre, pues apaga que nos vamos.

Igual que se aceptan rápidamente palabras y expresiones modernas por ese afán de unificar nuestra rica lengua, no me explico esa tozudez con el género. De momento, y mientras estos hombres se aclaran,  un servidor se decanta por ‘Violencia Machista’ que describe bastante bien que esa violencia del tipo que sea, está ejercida por el hombre, no todos afortunadamente, sobre la mujer.

En el próximo artículo, que será la segunda parte de éste, les prometo que hablaré con más detenimiento del sexo y de la lengua.

Clemente Barahona Cordero. Profesor y escritor.
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