Es mejor no engañarse. Todos aquellos, que sabemos que no solo había Mirinda de naranja y de limón, hemos odiado con toda nuestra alma al delantero torpón. Ya sea a Ramón aquel que se sentaba en las primeras filas de la clase y que se las daba de bueno por el hecho de marcar goles de palomero o al nueve de nuestro equipo favorito que era peleón pero que las ‘cagaba’ como Ramón. Nunca les querías tener pero siempre estaban. Eran imprescindibles tanto en lo bueno como en lo malo.
Ese delantero de área grande o pequeña, incapaz de hacer un regate, le sacó de su habitat natural el gran Arrigo Sacchi con algo tan simple como adelantar la defensa y reducir espacios. Sin embargo, muchos años después ha vuelto. Y cada día está más presente en el juego actual. Es más el nueve estereotipo, Erling Haaland está llamado a levantar los premios individuales más destacados. Y lo hará en el equipo y con el entrenador más contrario al nueve clásico que existía. Pep Guardiola ha sido el primero en darse cuenta. Ya no juntas a tipos como Xavi, Iniesta, Busquets con un tal Leo Messi. Eso se acabó. No es posible. Olvidate.
Lewandowski, Morata, Joselu o el propio Dovbyk en el Girona son ejemplos en nuestra Liga de que el nueve ha regresado a su habitat. Atrás quedó ese falso delantero centro que llegó a ser Cèsc en la mejor Roja que se recuerda, cuando la acumulación de hombres en el centro del campo permitía llegar en asociación hasta la portería rival. El tiki-taka en su máxima expresión y acierto. ¿Pero qué ha ocurrido? ¿Cómo ha vuelto a tener protagonismo Ramón? El killer del area. El asesino del gol. El infumable cazagoles que no se menea ni aunque le agites. Muy sencillo hemos desgastado el pasecito. Se ha vuelto previsible y muy fácil de defender. Sin gol no hay destino. El pase sin sentido se ha adueñado de la posición y los entrenadores han recurrido a lo más fácil situar al nueve cuanto más cerca de la portería contraria, mejor. Tan sencillo como lo que en su día hizo Sacchi si dominas los espacios terminarás dominando el balón. Ahora se trata de que el balón aparezca en el área y allí tener siempre a un jugador que sea capaz de llevarlo a la jaula.
Es verdad que el fútbol de asociación ha venido para quedarse porque es impensable que un equipo renuncie a la posesión para ganar títulos, pero tiene que ofrecer más cosas. Y una de ellas es volver a contar con el nueve haciendo de nueve. Por mucho que cambien las posiciones durante un partido de fútbol parecía que sólo había una imposible de variar que era, obviamente, la del portero. Incluso los más ‘snobs’ quisieron inventar, y algunos lo han hecho, la opción del portero jugador con mejoras increíbles del juego de pies en los guardametas, pero eso ya está olvidado. Se le pide al portero jugar bien con los pies, como salir bien por alto o tener capacidad de reacción al rechace. Son cualidades de un puesto. Pero nunca hemos visto salir un equipo al campo sin portero, pero cuantas veces en los últimos años lo hemos visto salir sin nueve. Eso se ha acabado. El fútbol se juega en las áreas. Y ahí mandan tipos como Ramón. Nos guste o no. El 9 siempre en mi equipo.
Si (
No(
