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Inflación en España: el momento de actuar fue ayer

domingo 13 de febrero de 2022, 16:45h

Contra la opinión, aparentemente de Natale D'Amico Miembro del Comité Directivo del Instituto Bruno Leoni que titula su artículo, inflación: el momento de actuar es ahora, diciendo en Italia que “Es una sensación descubrir que en EEUU la inflación ha llegado al 7%, un valor que no se veía desde hace 40 años .

Les digo yo que ya llegamos tarde en España, donde la inflación se ha desbocado, según Álvaro Sánchez en el País “La inflación se disparó hasta el 6,5% en diciembre, el mayor nivel desde 1992. Los precios avanzaron en España una media del 3,1% en los 12 meses del pasado ejercicio. Primero se hizo notar en el recibo de la luz. Luego en las gasolineras. Y ha acabado dejando su huella en alimentos como el aceite de oliva, la carne o la fruta.

La inflación cerró 2021 en el 6,5%, según el dato definitivo de diciembre publicado este viernes por el Instituto Nacional de Estadística, que corrige a la baja dos décimas la cifra de hace dos semanas. Se trata de su nivel más alto de los últimos 29 años, concretamente desde mayo de 1992, tras una escalada de diez meses consecutivos que ni siquiera la bajada de impuestos exprés sobre la electricidad emprendida por el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha sido capaz de contrarrestar, porque ha sido netamente insuficiente .

Las fuerzas inflacionarias (El encarecimiento del gas, los cuellos de botella en el comercio global y las subidas del transporte marítimo y las materias primas) son más poderosas que el gobierno que descansa pensando que el BCE tomará las medidas adecuadas

Pero dice Natale: durante al menos una docena de años, los bancos centrales han estado ejecutando mal sus tasas de inflación. Al principio asumiendo que sus políticas expansivas serían capaces de elevar el crecimiento anual de los precios hacia el 2% que era y sigue siendo su objetivo canónico. Luego, tras la crisis pandémica de 2019, apostando a que solo por factores accidentales y transitorios la tasa de inflación superaba ligeramente el objetivo habitual.

Es un poco como la historia habitual: cada vez nos engañamos a nosotros mismos de que las causas de la inflación conciernen a otros que no sean los bancos centrales y tal vez que tengan que ver con fenómenos "temporales" y contingentes. La simple verdad es que controlar la tasa de inflación es responsabilidad de los bancos centrales. Desafortunadamente, sus errores de predicción en sentido contrario no se compensan entre sí y, en cambio, corren el riesgo de socavar su credibilidad.

Si se pierde esa credibilidad, los operadores y los mercados pierden el ancla a la que atar sus expectativas de precios. Y es un "salvar a los que pueden": cuando cada uno arregla sus propios precios de ventas, o estipula su propio contrato de trabajo, ya no sabe cuál será la capacidad de comprar el dinero que recibirá a cambio de sus bienes cuando realmente lo venda, ni su salario cuando realmente lo cobre. Y luego mantendrá el precio de su mercancía y trabajo alto, con la esperanza de construir un espacio para sí mismo para neutralizar los efectos de una caída en el valor real del dinero.

El problema es que, una vez que la inflación ha despegado, erradicar las "expectativas inflacionarias" generalizadas se vuelve muy costoso; a menudo requiere que pase por fases con tasas de desempleo altas y duraderas. Así que el momento de que los bancos centrales Europeos actuaran era ayer, no mañana. No se puede volver atrás, pero habrá que empezar mañana

En Diciembre La Reserva Federal de los Estados Unidos La Fed adelantó su plan de reducción de estímulos monetarios para frenar el incremento de precios. También empezará a subir tipos en 2022. El panorama de la recuperación económica post-Covid se complica.

Al igual que en el resto del mundo, la inflación sigue imparable en EEUU, lo que ha obligado a la Reserva Federal a dar un giro de ciento ochenta grados en su política monetaria. El banco central estadounidense ha decidido doblar el ritmo de reducción de compra de bonos que había fijado hace apenas en noviembre 2021. En lugar de comprar cada mes 15.000 millones de dólares menos, ha recortado sus compras en 30.000 millones. El objetivo es frenar la escalada de los precios en Estados Unidos, que ha llevado la inflación en ese país al 6,8%, su nivel más alto desde 1982.

Al comprar menos deuda pública y privada el banco central inyecta menos dinero en la economía. Y, cuando hay menos cantidad de algo, eso vale más. Eso también se aplica al dinero. Según el Vicepresidente del BCE. La primera subida de tipos de interés se espera para el próximo mes de marzo, y tres más podrían seguir más adelante en el año. El BCE duda. El BCE se ha comprometido a fijar su política monetaria para asegurar que la inflación se estabilice en su objetivo del 2 % a medio plazo.

El instrumento de política monetaria principal es el conjunto de tipos de interés oficiales del BCE. Con el argumento de que aquí en Europa la situación es diferente a la de Estados Unidos: la inflación sigue siendo un par de puntos más baja y la presión al alza sobre los salarios es menor. Pero es precisamente porque Europa está unos meses por detrás de los Estados Unidos que tiene la oportunidad de intervenir más rápidamente de lo que los Estados Unidos pueden hacer ahora.

Y es precisamente el ejemplo de Estados Unidos el que muestra que, sin las correcciones adecuadas en la política monetaria, es probable que la inflación se acelere, y la corrección se vuelve más dolorosa.

En el fondo, según Natale” mientras tanto, están resurgiendo las opiniones de quienes creen que unos años de alta inflación no son tan malos. A menudo en el lado izquierdo de los partidos políticos. Descuidando el hecho de que los que más pagan por el costo de la inflación son precisamente las personas más débiles. Y olvidando que si todos en el estadio se ponen de puntillas, nadie verá mejor el juego, pero todos se sentirán más incómodos y, por lo tanto, la próxima vez no comprarán entradas.

Bernardo Rabassa

Presidente de clubs y fundaciones liberales. Miembro asociado de Alianza Liberal Europea (ALDE). Premio 1812 (2008). Premio Ciudadano Europeo 2013. Medalla al Mérito Cultural 2015. Psicólogo social. Embajador de Tabarnia. Presidente del partido político constitucionalista Despierta.

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