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Querida directora

viernes 17 de julio de 2020, 07:46h

Escribo esta carta justo el día en que se ha rendido homenaje a las víctimas del COVID-19 en Madrid. Maldita pandemia que se está llevando millones de vidas en todo el mundo.

Por este motivo, quiero hablar de alguien que marcó parte de mi vida como alumno y que ha dejado este mundo recientemente: Pilar Olano, la que fuera Directora del Instituto Carlos III de Toledo, lugar donde cursé Secundaria y Bachillerato.

Ella ostentó ese cargo directivo en todo el tiempo en el que estuve en ese centro educativo y además, tuve el honor de ser uno de sus alumnos de Lengua Castellana y Literatura en segundo curso de Bachillerato que, a la postre, fue el último año en el que estuve. De aquello hace ya diecinueve años.

De Pilar recuerdo su lenguaje cuidado, su forma respetuosa de tratar a todos pero también su sonrisa que nunca está reñido con ser lo que ella era: una magnífica profesional de la docencia.

También tuve la suerte de ser alumno de su viudo, Rafa (en su caso de Ciencias Sociales en cuarto de E.S.O. y de Historia de España en segundo de Bachillerato). De él, recuerdo su sentido del humor y su manera peculiar de dar sus clases que, a mí la verdad me enganchaban.

Recuerdo con gran cariño y nostalgia aquel tiempo y la verdad que siempre agradeceré la formación que recibí en el instituto y creedme que Pilar contribuyó en buena medida a que fuera así. Siempre tuve una relación muy cordial con ella. Me mostró su sencillez, su ímpetu a la hora de impartir clase que denotaba una pasión enorme por la labor docente que desarrollaba. Sí, tengo claro que lo de ella era verdadera vocación en el mundo de la pizarra y la tiza.

Fue sólo un curso pero me resultó suficiente para darme cuenta de que mereció muchísimo la pena asistir cada día a sus clases. Además, no sólo aprendí muchísimo sobre la Literatura de nuestro país que era lo que necesitábamos saber sobre todo de cara a la P.A.U. (Prueba de Acceso a la Universidad, o sea la Selectividad que es como coloquialmente se la ha llamado siempre). Prueba que, además, pasé sin ningún tipo de problema y con una nota que resultó suficiente para acceder a la carrera de Magisterio de Educación Primaria.

Tuve la suerte de estar en un instituto donde la verdad, tuve profesores de un nivel excelente (para que luego digan algunos que es discutible la calidad de la Educación Pública). Lugar que quiero recordar es pionero por ser uno de los institutos acogidos al programa del Bachillerato Internacional, cuyas bases se implantaron cuando yo estaba a punto de abandonar el I.E.S.

La verdad es que cuando recibí la noticia de su fallecimiento, pasé unos días bastante malos. Y es que hay personas que pasan por tu vida sin más pero hay otras como Pilar que te la marcan. Y es que hay huellas que ni siquiera el viento del tiempo es capaz de borrar y ésta es una de ellas.

Recuerdo perfectamente el momento en que me enteré de su fallecimiento. Y es que la fatal noticia me la dio mi padre ya que mi sobrino mayor cursa sus estudios en este instituto y toda la comunidad educativa fue informada del luctuoso hecho.

La muerte es esa dama de la que jamás nadie podrá escapar. Nos recibe de forma fría, nos da un hachazo helado sin que podamos evitarlo y a Pilar le llegó seguramente aún pronto.

Quiero también tener un recuerdo emocionado para sus hijas, las cuales también fueron alumnas y compañeras en el centro. Una verdadera lástima perder a una madre siendo todavía jóvenes a pesar de que ellas ronden aproximadamente mi edad.

Sé que mi carta no aliviará jamás su pérdida pero al menos, espero les sirva a sus familiares como una forma humilde de homenaje de este que fue su alumno y que con el tiempo, se ha aficionado a juntar unas cuantas letras para escribir lo que piensa o lo que siente, como hago aquí con esta carta dejando claro que ella también me influyó en esto gracias a la formación que recibí por su parte.

Sirva también esta misiva como homenaje para el resto de víctimas de este cruel virus que nos ha robado demasiadas cosas y algo que será imposible de recuperar: la vida de seres tan queridos como para mí lo fue Pilar.

Y es que, los seres humanos a veces son tan inútiles que son capaces de hacer Política en temas que no tocan pero claro, los miserables son así. Se aprovechan cual hienas de la desgracia humana como si eso fuera algo con lo que poder sacar algún tipo de rédito electoral. Malditos seres inmundos que recorren el mundo sembrando odio y discordia. Pobres ignorantes que no son capaces de ver que el ser humano es infinitamente débil ante seres vivos malignos letales como es este virus. Pero claro, algunos tienen la mente cerrada y no ven más allá de sus narices. Otros, sin embargo, estaremos luchando por rescatar de nuestra memoria a quienes se han marchado de este mundo por culpa del verdadero enemigo: el COVID-19.

Sí, lo tengo claro Pilar y es que mientras tenga vida, espero y deseo conservar mi memoria para guardarte en ella como si fuera un cofre que guarde como un tesoro las enseñanzas que recibí de ti y contarles algún día si la vida me da hijos que conocí a un extraordinario ser humano que hizo de la Lengua Castellana y de la Literatura su modo de vida. Y es que es algo muy hermoso y bello guiar por el camino de la vida a los demás pues esa es la misión de quienes somos docentes y si no me creen, es justo su significado etimológico como nos habría dicho mi querida directora.

Nunca te olvidaré.

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