De aquella manera

No sé ustedes, pero yo no me veo entregando un trabajo y diciendo: “tampoco le hagas mucho caso, que está redactado de aquella manera… las prisas ¡ya sabes!” No importa si el encargo fuese por parte de un jefe o de un cliente; el primero puede que me despidiera y el segundo que no me pagara y, con toda probabilidad, no me volviera a contratar. Y eso sin contar que cualquiera de ellos tuviera que dar referencias profesionales mías.

Pero ¡ay amigos! Esto solo nos pasa a los humildes mortales que moramos en este país, que nos tomamos en serio el trabajo y respetamos a nuestros semejantes y que, además, pagamos el sueldo de quienes no nos respetan y que, demasiadas veces, no tenemos claro ni que trabajen.

Patxi López, el portavoz que nos tiene acostumbrados en sus comparecencias a no responder si no lo considera, a ningunear al periodista si no le gusta, a “estar harto” cuando le preguntan algo que no le apetece contestar, a su inolvidable y chulesco “¿y a ti qué más te da?”… ahora dice, sin pestañear y sin un mínimo de pudor, que el acuerdo con Junts, por el que se ha transferido las competencias en materia de inmigración a Cataluña, se hizo de “aquella manera porque el tiempo apremiaba”. No quiero pensar, que si lo importante lo hacen así, cómo harán el resto. Igual su compañera de gabinete y vicepresidenta, Yolanda, debería preocuparse y revisar los sueldos que ganan sus compañeros en lugar de los de los empresarios, que a fin de cuentas, son uno de los colectivos que les paga sus nóminas, hagan o no su trabajo.

Todo es un despropósito al que parece que asistimos sin que nada nos sorprenda ni nos afecte. Es tal la indignidad que ya nos supera y, lejos de rebelarnos, nos deja anestesiados. Eso sí, con toda la que hay liada, la noticia de alcance es que nuestro presidente se va a Davos con un abrigo de 88 € y se agota en un pis pas. ¡Ya estamos salvados! ¡Menos mal! Un Presidente-Influencer ¡qué más podemos pedir!

Siempre he puesto en duda esa frase que asegura, respecto a nuestros políticos, que “tenemos lo que nos merecemos”, aunque también es cierto que no creo que la vida vaya de merecimientos; pero, si así fuere, aún me parece más dudoso que ellos nos merezcan… ¡o sí, vaya usted a saber!