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Nueva época

Por Gabriel Elorriaga F.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
lunes 27 de mayo de 2019, 10:45h

Las triples elecciones europeas, autonómicas y municipales, han dado unos resultados que no concuerdan con la reciente victoria del Partido Socialista en las recientes elecciones generales. El socialismo ha mantenido el tipo como partido más votado en gran parte de los territorios pero solo porque la fragmentación del bloque de centro-derecha estorbó para que ninguno de los tres partidos que lo integraban obtuviese un resultado muy potente. Pero el PSOE, con el viento a favor tras haberse situado y estar en trance de prorrogar su presidencia en el Gobierno de la nación, no ha obtenido un triunfo espectacular sino que se verá obligado a buscar apoyo en espacios indeseables del marco político, bien por tratarse de partidos separatistas y anticonstitucionalistas o por una dialéctica populista de extrema izquierda antieuropeísta y antiliberal.

Su principal e imprescindible apoyo parlamentario es un Unidas Podemos, derrotado y desintegrado, que representa el populismo más rancio y contradictorio con lo que es la España del siglo XXI. Es el acólito imprescindible a la vez que un peligro para el Estado con el que el socialismo tendrá que convivir sabiendo que es un apoyo resbaladizo que goza del desafecto popular y que hace ridículas sus pretensiones de incorporarse a puestos de protagonismo en un Gobierno socialdemócrata. Con Pablo Iglesias a cuestas Sánchez tiene un difícil recorrido.

El secretario general Pedro Sánchez ha tenido la desfachatez en la noche electoral, de acusar al Partido Popular y a Ciudadanos de contar en sus pactos con un partido minoritario llamado VOX al que calificó de extrema derecha, sin que se sepa que baremos utiliza para situarlo doctrinalmente en tan peligrosa localización. Hace falta mucha desvergüenza para atreverse a descalificar a nadie como extremista cuando, según todos los síntomas, Sánchez se prepara para una investidura que no será posible si no es con los votos de Unidas Podemos, los partidos separatistas y anticonstitucionales y probablemente los herederos de los residuos de ETA. Presionado por todos ellos y predispuesto a plegarse a sus condicionamientos, no se sabe que los de VOX hayan propuesto hasta la fecha ninguna exigencia anticonstitucional para colaborar en el desmantelamiento de los tinglados que el populismo había montado al amparo de la indignación efervescente provocada por una crisis económica y unas conductas corruptas.

Lo cierto es que los españoles que aprecian la libertad y el patriotismo tienen que ser conscientes de que entramos en una nueva época política en que no se debe repetir la fragmentación de sus fuerzas y continuar en una permanente posición de inferioridad frente a un socialismo que conserva su capacidad de primacía para congregar en torno a sus propuestas a todo el conglomerado de tendencias negativas del panorama político como si viviésemos en una permanente moción de censura contra la oposición. Es posible que, gracias a las libertades de nuestro sistema de convivencia, no sea posible unificar en un solo cuerpo político la voluntad asociativa pluralista de una sociedad democrática. Pero lo que es posible y necesario es establecer acuerdos preelectorales y programas y estrategias comunes equitativamente distribuidas que impidan, en un futuro pérdidas tan absurdas como la mayoría del Senado o de algunos gobiernos autonómicos que están pendientes de lo que llamaríamos pactismos en la tercera fase. Ha quedado claro que la victoria socialista es amarga y la derrota del centro derecha puede ser prometedora cuando se programen sus objetivos tras la primera fuerza de oposición que es el Partido Popular que, tras una moción de censura perdida y sus días más funestos, es capaz de dar señales de recuperación tan notables que pueden ser el punto de apoyo de la palanca que abra las puertas de un futuro. Pero tiene que ser un futuro sin improvisaciones ni sorpresas.

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

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