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Unos votan y otros no

Por Gabriel Elorriaga F.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
viernes 14 de julio de 2017, 09:25h

Según se aproxima la cita al hipotético referéndum se decanta la esencia de la doctrina electoral de Puigdemont, quien vive, con sus inquietos cómplices un delirio de inconstitucionalidad galopante. El ministro Zoido se empeñó en convencernos hace días de que “la normalidad constitucional se mantiene”, tras celebrar una Junta de Seguridad en presencia y presidencia del citado Puigdemont pero la realidad es que este vive un delirio exclusivo y excluyente en el que lo menos importante no son las controvertidas urnas sino la atribución al derecho de usarlas según las circunstancias. Hay una sentencia gallega popularizada tanto como los pimientos de Padrón que unos pican y otros “non”. Con parecido criterio se conduce Carles Puigdemont para preparar un referéndum a la medida de su opinión. Quedó claro en su misiva solicitando comparecer en el Congreso de los Diputados a la que se contestó que tenía abierta la posibilidad de hacerlo como Proposición de Ley de Reforma Constitucional o como de reforma de su Estatuto de Autonomía. En ambos casos la propuesta debía ser votada. Puigdemont no compareció ante la Cámara porque se negó a que los diputados, representantes del pueblo español, incluidos aquellos representantes de Cataluña, pudiesen ejercer su derecho a votar.

Se le explicó pacientemente que, en otro caso, podía utilizar la Comisión General de las Comunidades Autónomas del Senado, como Cámara Territorial, en la que se prevé la posibilidad de que los presidentes autonómicos comparezcan para tratar cualquier tema que consideren importante. Pero a Puigdemont tampoco le complació la posibilidad de que opinara el Senado y mucho menos los representantes de otras comunidades distintas a la suya que quizá no asintiesen a unos planteamientos contrapuestos a sus intereses. Ni diputados, ni senadores, ni representantes de otras autonomías tienen derecho a votar sobre las propuestas del preclaro Puigdemont.

Que no, que de votar nada. Que la carta de la presidente del Congreso “no contiene la respuesta que esperábamos". Es decir, que hay que contestar dándole la razón y que le permitan predicar sin réplica. Eso debe esperar de su propia asamblea parlamentaria de Cataluña a la que provee presentar su desatinado “Proyecto de Ley de Referéndum de Autodeterminación” cuyo texto ya ha sido presentado por adelantado sin debate alguno en un teatro y en base al cual pretende establecer un “régimen jurídico excepcional”. Lo único importante es la dificultad de presentar unas urnas sin control ni garantías para que voten los que quieran votar, con la premisa de que su voto será vinculante, sin establecer mínimos de participación ni de aceptación. O sea que, aunque solo vote un veinticinco por cien del censo controlado por Puigdemont el resultado será determinante. Por ello tampoco cuentan los residentes en Cataluña si no son dóciles aceptantes del embudo procedimental planeado por Puigdemont y sus cómplices, tras negar el derecho a votar sobre la configuración del Estado español al resto de los españoles.

Para este dislate parece contar con muchos alcaldes de tendencia secesionista que rigen municipios que no se encuentran entre los más poblados de Cataluña. Tampoco importa este detalle. El derecho a voto de unos vecinos valdría y otros que quizá no puedan votar por falta de locales sumarían como abstencionistas. Da lo mismo que unos voten y otros no. Puigdemont y sus cómplices se sienten decididos a pasar por encima de quienes no comparten sus modales políticos. No les importa el porcentaje de participación que pueda resultar de la farsa. El caso es llegar al punto culminante en que la fuerza de la ley les imponga la razón de su fuerza. A partir de entonces piensan que habrán logrado el carnet de víctimas para seguir en su pretensión política hasta la eternidad. Pero hasta entonces parecen atascados no en un combate épico con el Estado sino con la asunción de responsabilidades en el montaje de su esperpento.

No habrán votado nunca sobre tal Proyecto de Ley de Referéndum de Autodeterminación ni los diputados ni los senadores, ni los ciudadanos de la nación afectada por la secesión ni la mayoría de los ciudadanos residentes en Cataluña. La nueva democracia inventada por Puigdemont y sus cómplices consiste en que solo voten sus seguidores y los demás se resignen sin ejercer su derecho al voto en los asuntos que les afectan. Que unos voten y otros no. Es el mayor desatino de la historia de la política universal. Un despropósito que oscila entre lo delictivo y lo psicopático.

Sobre este desatino el socialista Pedro Sánchez recuerda insistentemente a Rajoy la necesidad de dialogar y le anunció su propósito de presentar iniciativas. Quien tiene el poder dado por el Estado en nombre del pueblo para hacer lo mejor para el Estado no es posible que pueda tomar como referencia una propuesta tan absurda que comienza por negar su derecho a ejercer el voto de acuerdo con un principio de legalidad democrática. ¿Es posible dialogar con un círculo de orates que parten de que unos votos valen y otros no? La coincidencia “sustancial en lo esencial” entre Sánchez y Rajoy que describió enfáticamente el portavoz gubernamental Méndez de Vigo fue rápidamente enfriada por la portavoz socialista Margarita Robles al considerar “no procedente” el artículo 155 de la Constitución lo que insinúa, en situación extrema, una discrepancia injustificable en lo fundamental como sería la aplicación de unas previsiones legales y constitucionales.,

Mientras discurren estos cabildeos y los conspiradores, inseguros y desconcertados, buscan urnas, censos y funcionarios por todos los rincones, el poder ejecutivo del Estado permanece encogido como un gato a la espera de que el ratón se acerque a sus zarpas. Quizá es una estrategia válida a medio plazo. El temple del Estado pone nerviosos a los promotores de que unos voten y otros no. Pero, a la larga, la impunidad de los conspiradores corroe la confianza de los leales. Se está a punto de sobrepasar, en este caso, la enérgica manifestación de que hasta aquí habíamos llegado que espera con impaciencia la mayoría de los ciudadanos con derecho a votar legalmente dentro de Cataluña y fuera de Cataluña.

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

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