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La política y Sánchez Dragó

Por Gabriel Elorriaga F.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
viernes 14 de abril de 2023, 13:17h

Con premonición matemática que contrasta con su desprogramada vida falleció, en su casa de piedra de Castilfrio, Fernando Sánchez Dragó junto a un féretro previsto, una tumba preparada y un epitafio escrito.

Con la esperanza del más allá en que confían los españoles desde los siglos de "Gárgoris y Habidis", el mejor libro español de su época.

Estos días se han escrito muchas líneas sobre su personalidad y su literatura pero no puedo dejar de añadir unas precisiones sobre su obra y sobre su política. Cuando me regaló la maravillosa edición de "Planeta" en cuya contraportada se dice: "Cuando en diciembre de 1978 apareció la primera edición."

En la dedicatoria de este tomo Fernando me escribió: "Este libro empezó a prepararse en Carabanchel. Con medio siglo de amistad a cuestas. Fernando.". Lo de la prisión de Carabanchel fue en 1956. Aquellos sucesos fueron un soplo de libertad preludio de la Transición, aunque él diese versiones contradictorias sobre el origen del libro.

Sánchez Dragó apareció en la cárcel como un niño travieso. Yo le llevaba seis años que, en aquellas edades, era toda una distancia entre empezar o acabar una carrera.

Allí llevábamos varios días los siete de la famosa lista conspiratoria: Ridruejo, Sánchez-Ferlosio, Ruiz-Gallardón, Múgica, Tamames y yo, excepto Javier Pradera que, por su reciente condición de militar en activo como jurídico del Aire, fue confinado en una base aérea.

Venía liderando una pandilla de jovencitos a los que se acusaba de intenciones subversivas por intentar organizar un Congreso de Escritores Jóvenes bajo la tutela de Pedro Laín Entralgo entonces rector de la Universidad Complutense, al amparo del a la sazón ministro de Educación Nacional Joaquín Ruíz Jiménez. Sánchez Dragó manifestó, desde el primer momento, su identificación con el tono de concordia que vio existir entre nosotros. Desde entonces nos demostró a todos y cada uno una firme lealtad sin partidismo.

Fue de las pocas personas que comprendió que nuestra pluralidad y tolerancia eran el prólogo de la futura Transición Constitucional que se pondría en marcha veinte años más tarde con la planificación "de ley a ley" de Fernández Miranda, la autoridad real de Juan Carlos I y la ejecución de Adolfo Suarez.

En esta ruta nunca nos faltó su amistad y su ayuda cuando tuvo en su mano instrumentos informativos de diversos ángulos ideológicos. Él vivió con entusiasmo nuestros diferentes proyectos de reforma o de ruptura que, tras nuestra pluralidad, dividieron nuestros caminos y cayó, como otros, en la tentación de confundir el totalitarismo comunista con la democracia por aquello que, como repetía Javier Pradera a quien lo quisiera escuchar, estando harto de la consigna "Franco sí, comunismo no" me decidí por "Franco no, comunismo sí".

Pero solo Tamames llegó institucionalmente al Congreso de los Diputados como comunista, aunque hoy no lo parezca. Múgica fue diputado y ministro socialista, Pradera editorialista de "El País" y José María Ruiz-Gallardón y yo diputados en aquella Alianza Popular desde la que Fraga propulsó al Partido Popular con el que se hizo posible el contrapeso entre una izquierda y una derecha moderadas sin el que no hubiese sido posible la estabilidad que aún disfrutamos, a pesar de las traiciones de Pedro Sánchez.

Pero todos coincidimos en sentar las bases de un reformismo consensuado con el que España evolucionó sin violencia ni exclusiones. Sánchez Dragó colaboró siempre a ello con su tendencia de fondo libertario que le permitía ser fiel a sus amigos sirviendo a España sin compromisos parciales.

Su último gran servicio fue movilizar a Ramón Tamames para una moción de censura de cuya gran importancia aún no se han percatado muchos, aunque significó el fin de la legislatura de la coalición sanchista y asociados.

Hay quienes mantienen que una moción de censura no tenía sentido sin la consiguiente investidura, sin comprender que, en tal caso, estaría de sobra el Artículo 113 de la Constitución que sólo exige una décima parte de los diputados para proponer dicha moción. Se presume que pueden ser varias las mociones sin éxito, de lo contrario se pediría un mayor número de diputados con posibilidades cercanas al triunfo de la propuesta.

En su contraofensiva, Pedro Sánchez, tras su "tocho", tuvo que disparar su último misil destructivo, poniendo en órbita apresuradamente a Yolanda Díaz de la que tendremos que hablar mucho en el próximo futuro, fracturando el grupo Díaz Garzón del IbarraMontero y menospreciando a Nadia Calviño al crear prácticamente y en un lapsus del subconsciente de Patxi López una presidenta segunda que no tardaría en proclamar que ella quería ser la primera mujer presidenta de España y no la segunda del acabado Gobierno de Sánchez.


Fernando me llamó para comer con Tamames en vísperas del acontecimiento de la manera apresurada que solía, de tal modo que me fue imposible organizar mi desplazamiento improvisado por dificultades de movilidad.

Tuvimos que hablarnos telefónicamente, para disgusto del periodista de "El Mundo" Julio Valdeón que había acudido al restorán para entrevistar a Tamames y quería, a toda costa, una fotografía de los tres como ilustración más atractiva.

No fue posible ni trayéndolos a tomar café a mi casa porque Fernando salió desde la mesa del restorán para Barcelona con su peculiar prisa de moverse a toda máquina. Solamente lo vi en la tribuna pública del Congreso cuando la moción y bien que lo siento. De aquellos siete de 1956 solo quedamos vivos Ramón Tamames y yo.

Espero que aún podamos ver las consecuencias del misilazo en la línea de flotación del barco de Pedro Sánchez gracias a Sánchez Dragó, su sentido de la oportunidad y su puntería. Movilizó la ironía de Tamames para romper las ataduras de un Gobierno tóxico en vísperas de unas elecciones municipales, consecuente con su permanente lucha en favor de la libertad y contra la tiranía de la vanidosa incompetencia que ejerce, en nuestros días, el sector más falso y disolvente de la izquierda.

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

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