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Cómo ven los jesuitas el desencanto democrático en América Latina

lunes 21 de febrero de 2022, 08:30h

La selección nacional de Perú, liderada desde el banquillo por el argentino Gareca, aquel delantero estilizado y flaco que en los ochenta parecía no acabar nunca, se enfrentaba el pasado 1 de febrero a la selección del país de la mitad del mundo, Ecuador, tratando de abrir el camino del mundial de Catar. Ese mismo día, el presidente de la República, Pedro Castillo, promovía su tercer gabinete desde que el pasado mes de julio jurara su cargo tras unas disputadas elecciones. Por entonces, desde las posiciones contrarias a aquel maestro que sorprendió situándose con ligera ventaja en la primera vuelta electoral se aseguraba que se trataba de un radical de izquierdas, cercano a la línea marcada en Venezuela por Hugo Chávez o en Nicaragua por Daniel Ortega. Cuando repasamos los perfiles de los nuevos ministros (inmensa mayoría masculina), a duras penas encontraremos alguno que pudiera asemejarse a los parámetros de la izquierda europea, ni moderada ni radical.

La bulla mediática en la política latinoamericana se empeña en situar el eje sobre el que giran los procesos electorales entre el polo neoliberal y quienes se acercarían al estatalismo venezolano. Una amiga descendiente de cubanos exiliados y, a su vez, exiliada en Estados Unidos proveniente de un país centroamericano, me comentaba: “En realidad, el eje fundamental es la cleptomanía. La pregunta que debemos hacernos es si esas personas que aspiran al poder lo hacen con el deseo casi exclusivo de enriquecerse robando sin demasiado refinamiento a la sombra del poder”. Aclara con sinceridad apabullante que el otro eje es el de la habilidad de gobierno: “¿Sabrán gestionar la administración pública o mostraran una incompetencia que tiene dramáticas consecuencias para los servicios públicos?”.

El caso es que el proceso proceso chileno, lo que acaba de suceder en Honduras o lo que pueda pasar en las próximas elecciones en Colombia o Brasil se mira como otro capítulo del empeño de los “bolivarianos” por dominar América Latina. Así, pareciera que Castillo o Maduro, Ortega o Lula, Xiomara Castro o López Obrador son, en realidad, lo mismo. En el descanso de una reunión telemática, un participante venezolano que vive ahora en Chile, me comentaba: “Es lo mismo, tienen la misma estrategia, buscan lo mismo: ocupar la sociedad desde el poder político y establecer los instrumentos legales que hacen prácticamente imposible la alternancia en el poder”. Del otro lado, las figuras de los gobernantes de la derecha responderían también a un único tipo: autoritarios y neoliberales que solo quieren mantener los intereses lucrativos de sus grupos de referencia utilizando las apariencias democráticas. En ese sentido, la figura de Bolsonaro, Abdo Benítez, Iván Duque o Gianmattei serían diferentes rostros para los mismos procesos.

De ese modo, tras el sueño democratizador que se vivió con el final de las dictaduras militares, las sociedades latinoamericanas parecen sumirse ahora en un desesperanzado descrédito de los regímenes democráticos. Esta situación justifica la decisión de AUSJAL, la Asociación de Universidades Jesuitas del continente, para promover una reflexión a partir de los estudios demoscópicos y a publicar un trabajo de tono académico y reflexivo: «Crisis y desencanto con la democracia en América Latina», gratuitamente distribuido en su formato digital. Cuarenta y seis profesoras y profesores de la amplia red universitaria jesuita tratan de responder a las preguntas sobre el desencanto democrático y sus causas. El coordinador del trabajo, José Virtuoso SJ, rector de la Universidad Andrés Bello, recuerda la oleada democratizadora de los años ochenta y noventa, pero concluye: “Hay más democracias, pero muchas de ellas se han hecho menos democráticas, cuentan con menor apoyo de la población y generan menos satisfacción”.

Las conclusiones del informe realizado por AUSJAL casi nos permiten generalizar que el desencanto democrático de nuevo cuño en América Latina tiene que ver con seis aspectos que afectan también, con intensidad y condicionantes diferentes, a las democracias de otras latitudes:

primero, el impacto de la corrupción, la inseguridad ciudadana y las mafias; en segundo lugar, los inacabables conflictos entre los poderes ejecutivo y legislativo, con presión continua sobre el poder judicial con desgaste evidente para la realidad de la separación de poderes; tercero, las crisis sobrevenidas de representatividad de gobiernos cuya popularidad cae por debajo de mínimos aceptables a los pocos meses de alcanzar el poder arropados por amplias mayorías; cuarto, el desgaste de los partidos políticos, que parecen más empresas defensoras de los intereses de sus “dueños” y con muy poca capacidad para mantener cierta disciplina de voto; quinto, la persistencia del empobrecimiento y la desigualdad sin políticas públicas capaces de dar verdaderas oportunidades para toda la sociedad y sin la cobertura paliativa necesaria para quienes sufren el golpe de la enfermedad, la pobreza o la carestía de una formación apropiada;

y, sexto, toda las prácticas comunicativas que vinculamos a la difusión masiva de interpretaciones o hechos que acaban produciendo una verdad alternativa, una mentira con fuerza de verdad o con capacidad para generar confusión suficiente para que, en refrán popular, “a río revuelto, ganancia de pescadores”.

El estudio aportado por AUSJAL propone también líneas de actuación a llevar a cabo desde el propio ámbito universitario. La formación para una ciudadanía universal sirve de norte para esta tarea: la formación en la convivencia democrática, la asunción corresponsable del deber de construcción de un espacio público plural y diverso, y la investigación sobre los problemas sociales que deterioran la convivencia. “Encantar nuevamente a la ciudadanía con la democracia exige soñarla juntos y rediseñarla, forjarla y construirla, exigirla y luchar por ella”, concluye el rector de la UC Andrés Bello.

Lucas López, SJ

Miembro de la Conferencia de Provinciales jesuitas de América Latina y el Caribe - CPAL.

Asesor de la Red de Radios SJ de América Latina y el Caribe.

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