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Dime con quien andas y te diré quien eres

viernes 12 de mayo de 2017, 12:21h

En junio de 1977 D. Manuel de Irujo fue elegido senador por Navarra. Fue asimismo el presidente de la Mesa de edad para la composición de aquel Senado democrático tras la larga dictadura. Su cerviz patricia, su traje negro, su mano y su voz, eran un foco de atención ante aquella marea de néofitos. Al bajar del estrado, entre respetuoso y tímido, un periodista aventuró una pregunta:

-Dígame D. Manuel, con la autoridad que le da su participación en las Cortes republicanas anteriores, ¿Qué le parecen en general los componentes de las actuales?

-Pues le diré que las considero compuestas sin duda de buenas personas, pero…políticamente aún no han aprobado el bachillerato.

Hoy seguramente hubiera respondido lo mismo y quizás añadido, "aunque también de muy malas personas”.

Pues sí. La política en general se ha achatarrado, banalizado y convertido en un circo de tres pistas. En dicho espacio no importa nada tener razón, ser buen orador, estar cargado de méritos, sino estar en el momento preciso, con los votos oportunos. La política se convierte en complicidad sin amistad y lo que vale es la correlación de fuerzas. Ni derechas, ni izquierdas, ni iniciativa argumentada. Solo lo que representas y de qué manera me puedes ayudar.

Pero no hay que extrañarse. Otros pensaban que la política era matar, secuestrar y extorsionar e imponer su criterio, y en ese orden, el cuanto peor mejor o el “fin justifica los medios” ha sido el leif motiv de su deletérea acción política con muy poca moral. Solo cerrilidad, y fanatismo. Algunos lo están reconociendo.

Tras treinta años en la Villa y Corte aprendí, tras recibir varios golpes y ante mi ingenuidad que la ley española, su ley, no vale nada si no quieren cumplirla. O solo la utilizarán si les conviene. Tienen los Tribunales a su servicio para protegerse y unos medios de comunicación que imponen la ley del silencio, o la manipulación más sucia, la Brunete mediática, y que además, hagan lo que hagan, no pasa nada.

El estatuto de Gernika es ley Orgánica refrendada por el pueblo en octubre de 1979.Tras lograrlo, el Lehendakari Leizaola volvió dele exilio. Tarradellas había vuelto dos años antes en una pirueta personal, a mayor gloria suya. En marzo de 1977 el PNV se tuvo que registrar. Y lo hizo.

El mundo de la entonces Izquierda Abertzale nos tildó de traidores y de aceptar las leyes del enemigo. Pero lo tuvimos claro. Mientras ellos amparaban la muerte, nosotros apostábamos por la vida de un pueblo que no podía perder un segundo más. Y en 1980 en plena debilidad de Adolfo Suárez, el año en el que ETA mató a más persona y mientras Felipe González le presentaban una moción de censura y la UCD volaba por los aires, logramos la devolución del Concierto Económico para Gipuzkoa y Bizkaia, las llamadas “provincias traidoras”. Mientras, HB nos trataba de romper las manifestaciones, matando por ejemplo a Ramón Begoña por lo que aquello lo hicimos solos. ”Solo cuando estuve decidido a dimitir abordé la devolución del Concierto” nos dijo Suarez a Benegas y a mí, en una cena oficial. Hoy Bildu habla del Concierto como algo suyo, como si del Guggeneheim se tratara, una apuesta que esa Izquierda Abertzale armada quiso asimismo no se hiciera matando al ertzaina Txema Aguirre.

Los catalanes habían dicho que aquello era una antigualla y que no había nada más odioso que la recaudación. Pero lo tuvimos claro. Y desgraciadamente aprendimos a tenerlo claro sabiendo que aunque tuviéramos toneladas de razón, el poder en Madrid no admitía argumentos legales. Solo la ley de la correlación de fuerzas. Tanto eres, tanto vales. Nada más. Unos creían que matando iban a ser libres y poderosos, y otros que el estatuto había ido muy lejos por parte de un Suarez débil.

¿Qué hacer?

Leizaola decía que la política es como el fútbol, no como el ajedrez. Hay que estar, tener un buen equipo, driblar, saber aguantar, y en el momento oportuno chutar y meter un gol. Y así, desgraciadamente, hemos funcionado estos años. Aprovechando cualquier huequito en el Bernabeu para meter nuestro gol y reforzar un país que estaba deshecho. Y así, a cuentagotas, hemos ido, poco a poco, completando un estatuto todavía incompleto. No había alternativa. No nos gustaba, pero eran las reglas del juego. Y era duro, pues tras no ir, HB decidió hacerlo vergonzante y puntualmente y desgraciadamente a Josu Muguruza lo mataron la víspera de una sesión constitutiva.

Al final decidieron que eso que nos decían de traición a la patria, no era verdad y, sin reconocernos nada y tragándose su ideología revolucionaria de pacotilla, apostaron por hacerse presente, ponerse corbata para visitar al rey, y usar la tribuna para soltar soflamas esencialistas e infantiloides que los servicios de taquigrafía recogen para el Diario de Sesiones pero no sirven para nada. Los actuales votos de Bildu, solo sirven para pagar el sueldo a dos personas pero políticamente son nulos. No cuentan. Son votos perdidos a pesar de la mucha cancha que les dan ciertos medios. La pancarta, la camiseta, el vocerío, sirve para lo que sirve. Para hacerse notar, pero el balance es de cero patatero. Te dan la mano derecha pero tienen una piedra en la izquierda.

Sabiendo todo esto y aun no estando de acuerdo, lo nuestro siempre ha sido barrer para casa, hacer país, fortalecer Euzkadi, ser cada día más Nación y aprovechar cualquier debilidad para llegado el momento, poner en funcionamiento la ley de la correlación de fuerzas, esa que a Bildu le saca de quicio, porque ellos no cuentan para nada, aunque les volvería locos que Rajoy les llamara para algo. Al ser una vaciedad política, sacan lo peor de su alma totalitaria, y no desean que el PNV negocie nada. Ellos que han apoyado la mayor corrupción que hemos tenido en este país como ha sido sostener a unos pistoleros que mataban encima en nuestro nombre, emprendieron la más canallesca campaña habida y por haber, tras el acuerdo para decirnos como se debe negociar en Madrid y, poniéndose el manto de armiño, decirnos que no hay que darle ni la mano a un partido corrupto.

Como de democracia saben muy poco, ignoran que en este sistema los delitos se sustancian en los tribunales y con el voto en las urnas y que tu no eliges con quien negocias, sino esto te lo dice quien vive en La Moncloa, no con el jardinero. Y nosotros, no votamos por este señor, pero sabemos que sin este señor, no hay nada que hacer. Son 122 años de experiencia frente a dos legislaturas de barricada de su parte.

La disyuntiva pues es clara. No les seguimos en sus cantos de sirena, como en las reuniones de Chiberta que nos decían, juntamente con ETA, que “si vamos juntos ganamos” o pactamos apretando hasta lo inapretable con la Administración española para sacar adelante viejos proyectos que duermen el sueño de los justos y fortalecen el autogobierno vasco. ¿A quién hay que hacer caso? ¿A Iker Casanova portavoz en su día de Jarrai y condenado a once años de cárcel o a desatascar el pago del Cupo, reforzar a nuestra policía integral, terminar las obras de un tren del futuro que adversan porque ya no tienen banderas movilizadoras, y una lista de iniciativas y sobre todo, abrir la puerta a una relación normalizada con un poder en Madrid que coyunturalmente nos necesita sabiendo que en cualquier momento, esto se puede cerrar y que por mucha razón que tengas, si no te necesitan, no te la van a dar?.

Momento estelar como éste difícilmente se va a volver a producir

El PNV tiene 122 años de servicio a este país. Es su eje central. Lo penoso es el asiento que tiene en esta sociedad la demagogia, la mentira, la manipulación, el pataleo, y la mala entraña. Son posturas inservibles al servicio de ideas totalitarias, como en Venezuela. Gente como ellos han llevado aquel país a la ruina, por eso no quieren hablar de un estado que acogió al exilio vasco en 1939 y que personas con su mentalidad político militar han arruinado Porque lo de ellos no es abertzalismo, aunque desgraciadamente aquí no impere la máxima evangélica de “por sus obras les conoceréis”. Siguen ahí como Anás y Caifás con sus fariseos condenando a quien intenta sacar adelante una Euzkadi que descubrió en 1895 en Abando un señor al que también desconocen, como todo lo que no sea de ellos.

El acuerdo del cuatro de mayo es magnífico para la población vasca. Como lo fue el de 1996 con Aznar, y en 2010 con Zapatero. Lo es muy malo para ellos. Los pone en evidencia, porque sus votos no sirven para nada y por eso sus juventudes en una noche, siguen siendo hijos de la noche, pintan en los batzokis la frase del título, de tan fácil respuesta. Vamos con el pueblo vasco y por eso el ciudadano no engañado nos vota, mientras sigue marchando la caravana y a su lado, algunos perros, ladran a la luna. Esto es un marathon, no un sprint.

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