Calumnia que algo queda

Mentir es el verbo más conjugado en los últimos tiempos. La mentira que parte del núcleo del poder inmediatamente se constituye en virus imparable por mor de los medios afines sincronizados, que hacen de la mentira un dogma y de quienes la ponen en duda, por muchos y sesudos razonamientos y argumentos racionales que se aporten, como enemigos declarados de la democracia oficial (iba a decir orgánica). Y estos últimos ya saben con plena conciencia a lo que se exponen, a su muerte civil con la inestimable ayuda del diario del régimen y de la propia RTVE.

Y esas proclamas sistémicas pueden contener toda clase de infundios, proclamaciones, intoxicaciones, bulos o noticias fake, porque a priori ya se conoce su eficacia. Entre “los nuestros” serán siempre acogidas como consignas, como verdades absolutas e irrefutables a las que sólo la fachosfera osará ponerlas en duda o, en el peor de los casos, negar la mayor. Pero eso no es óbice para seguir insistiendo en el método porque luego –ya se sabe–, siempre queda algo del infundio en las conciencias de los biempensantes, es decir, de los que no gustan de pensar por sí mismos, por buscar la verdad a través del contraste de ópticas y pareceres, porque ellos son seguidores acérrimos, hooligans, más papistas que el papa. Cualquier prueba posterior, o desmentido oficial, será acogido por éstos últimos con toda clase de reservas, de dudas, cuando no directamente despreciadas.

Desde que ha saltado a la arena política el escándalo de Koldo y Cía (léase Ábalos, Armengol, Begoña, Torres, Marlasca y otros nombres refulgentes de la esfera socialista), los comisionistas y conseguidores cercanos al partido del gobierno, no ha habido más remedio que orquestar un contraataque brutal y despiadado contra la derecha de Feijóo acudiendo a todo tipo de triquiñuelas y affaires protagonizados por el PP de Aznar o de Rajoy, o por nuevos y recientes tejemanejes de la misma.

Así, se ha resucitado a la Gürtel, por muy juzgada y rejuzgada que esté, o se ha aireado con inusitada celeridad la decisión de que un juzgado de instrucción de Madrid decidiese imputar al actual novio de Isabel Díaz Ayuso por dos delitos fiscales que, en total podrían ascender a algo más de 400 mil euros. Faltó tiempo al Gobierno para salir en tromba contra la presidenta madrileña y exigirle su dimisión. Ha sido el caso, al menos, de Sánchez, Yolanda Díaz, Pilar Alegría, Óscar Puente y Mónica García, la ahora ministra de Sanidad y hasta hace meses líder de la oposición madrileña. Silencio absoluto, sin embargo, de todo el gobierno por los empujoncitos económicos brindados a Air Europa tras la intervención de Begoña Gómez con el consejero delegado de Globalia (la matriz), 130 millones en créditos ICO, 475 millones (rescate de la aerolínea por SEPI), y 320 millones en avales (todo entre mayo de 2020 y marzo de 2021).

Las cifras entre uno y otro caso son incomparables, más de dos mil veces menor en el caso del empresario vinculado sentimentalmente a Ayuso que, además, ha enfatizado que su pareja no tiene «ni un solo contrato con la Comunidad de Madrid».

De parecido jaez, es también la noticia que Infolibre lanzó el martes de la semana pasada, un día antes de la última sesión de control al gobierno, en virtud de la cual, Alberto Núñez Feijóo, en su última etapa como presidente de la Xunta de Galicia habría favorecido a la empresa en la que trabajaba su pareja con 114.000 euros. De esa información se hicieron eco en esa sesión de control tanto Pedro Sánchez como María Jesús Montero y, 24 horas después de ese rifirrafe del gobierno con el líder de la oposición, Infolibre desmintió su propia noticia alegando que se trataba de un error.

El hecho es que, mientras se calla sobre los datos que se manejan en un sumario que afecta al que fuera hombre de confianza de José Luis Ábalos, exministro de Transportes, sobre toda una trama de compras de mascarillas no homologadas en plena pandemia, y de las correspondientes comisiones, amén de otras componendas desde la misma Moncloa con un empresario amigo, se pone el altavoz sobre una imputación contra la pareja de la presidenta de la CAM, o sobre una noticia falsa que iba dirigida contra la pareja del líder de la oposición. Parece que aquí todo vale para intentar acallar el tufo de corrupción que emana de fuentes próximas al gobierno y al partido que lo sustenta, y del que sólo hemos comenzado a conocer su alcance. En semanas próximas iremos completando el mapa que ahora solo acaba de desvelarse. Alguna explicación creo que habría que exigirle, entre tanto, al partido y al gobierno que, sin embargo, ha optado por quedarse más mudo que un muerto. Lo que ya decíamos, claro, calumnia que algo queda.