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De vuelta a casa

lunes 09 de enero de 2023, 09:11h

Ya no les basta con haber conseguido el acercamiento, Ahora persiguen la puesta en libertad de los presos sin que hayan cumplido las penas. Hablo de los presos etarras, por los que se manifestaban en Bilbao el pasado sábado más de 20 000 seguidores de la izquierda abertzale que representan Bildu y todos los grupos afines con un único lema común: «Etxera Bidea Gertu»: «El camino a casa está cerca». Ni en sus sueños más optimistas fueron capaces de imaginarlo, pero ahora, es cierto, están a un pasito de conseguirlo. Las matemáticas parlamentarias se han aliado con ellos porque sus votos son vitales para que Sánchez siga sacando adelante presupuestos, proyectos y leyes y, claro, eso tiene un precio.

Las víctimas del terrorismo pidieron la prohibición de esta marcha, pero desde Moncloa no miran para ese lado, así es que la marcha se llevó a cabo. Y esta es solo la primera de muchas otras que tendremos que ir viendo a lo largo del año.

Al menos los chicos de Bildu no engañan a nadie. Tampoco los de ERC con su exigencia de nuevo referéndum, y a coste cero tras la derogación de los delitos de malversación y de sedición.

Recuérdese aquel octubre de 2021 en el que Otegi lo dejó muy claro en un aparente descuido ante los micrófonos: «Esos 200 presos tienen que salir de la cárcel. Si para eso hay que votar los Presupuestos, los votaremos». Y los presos se acercaron al País Vasco con la aquiescencia y la ayuda de Sánchez y Grande Marlasca, presidente y ministro del Interior del gobierno de España, que les allanaron el camino y hasta traspasaron al gobierno vasco las competencias de Instituciones Penitenciarias y que Urkullu utiliza hoy para priorizar a los presos de ETA a la hora de aceptar traslados a las cárceles vascas.

Por esas ‘insignificantes’ cuestiones prácticas, han votado también los presupuestos de 2023. Ahora lo que toca ya es la excarcelación. Lo de tener o no delitos de sangre en la condena es lo de menos. Saldrán todos y Sánchez se cubrirá de gloria. Por esto sí que pasará a la historia (negra, claro…), de España y no por la exhumación de los restos de aquel dictador que murió en 1975 en el que ya no piensa nadie en España. Francisco Franco, por supuesto. Y es que, obviamente, hay que tener al pueblo entretenido para distraerlo de lo verdaderamente importante.

Es la nueva y clarísima hoja de ruta de Bildu y Otegi: que todos los presos salgan cuanto antes de prisión. Si tienen que reformar de nuevo el Código Penal, que se reforme. Si hay que cambiar un poquito más la Constitución, se cambia. Y todo por mantener a Pedro Sánchez un año más en el palacio de la Moncloa.

No sé si con esto podrá aguantar ya la militancia socialista, que durante decenios ha tenido que ir enterrando también a sus víctimas del terrorismo de ETA. Sánchez está tirando tanto de la cuerda que no sería extraño que acabase por romperse hasta de puertas adentro del PSOE. Ya ha tenido varios avisos de destacados militantes, incluso de exministros de Zapatero, así es que cualquier día vemos como resurge el sentido ético de un partido centenario que, de seguir por esta senda, pronto se verá que va a tener muy difícil celebrar uno nuevo.

Y luego, esa cohorte de centenares de asesores del gobierno y del partido no alcanzan a explicarse cómo ha sido posible que de esos 30 actos propagandísticos y de calentamiento preelectoral preparados a la medida del presidente del gobierno en el segundo semestre de 2022 solo hayan podido llevarse a cabo 12. El distanciamiento de la gente hacia el presidente es cada vez mayor porque también son cada vez más grandes las razones que se dan para ello.

O ese creciente y callado temor que se está extendiendo en Ferraz ante la posibilidad cierta de que puedan perderse los gobiernos de Valencia, Aragón, Castilla-La Mancha y La Rioja. Si no aciertan a encontrar las causas que expliquen la tendencia, mejor harían en ir buscándose ya un huequecito en este deslumbrante mercado de trabajo que pinta Yolanda Díaz, y marcharse antes de que el voto ciudadano acabe por echar a sus jefes de los sillones que calientan.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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