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El camino

martes 23 de enero de 2024, 10:23h

Engañar, faltar a la verdad o mentir, viene a ser lo mismo. Aquí y en Sebastopol. Claro que en España a nadie parece importarle que sus políticos mientan, incluso ya y desde hace cinco años, de forma natural, cotidiana y sistemática. En este terreno, a los españoles parece darles lo mismo ocho que ochenta y esta es, probablemente, una de las consecuencias deliberadamente buscadas insistente, machaconamente, desde que Sánchez llegó al poder. Y tras él, su gobierno. Da igual que hoy se diga digo, mañana dije y pasado Diego. Lo he ido denunciando al menos desde 2020 y, si usted, querido lector, no quiere dedicarse a rastrear en estas páginas electrónicas los varios cientos de artículos que he dedicado al tema durante horas, basta con que haga una sencilla búsqueda en Amazon de estas dos publicaciones, Sanchismo, mentiras e ingeniería social y Good bye, Sánchez! Ahí encontrará una extensísima colección.

Lo malo es que, al final, el presidente estaba en lo cierto y los datos corroboran que a buena parte de nuestros ciudadanos les importa un bledo que casi cada una de sus afirmaciones contenga, al menos, una mentira. Los españoles están a lo suyo, sus cañitas, sus rebajas y el sueño con su veraneo (los más afortunados, incluso con su Semana Santa).

No hace falta hacer un recuento exhaustivo de las mentiras lanzadas al viento en los últimos días con mayor descaro que Gila contando sus cuitas antes o después de ir a la guerra. Quizás la mayor y la peor sea la de la amnistía, pero no es la única. Veamos si no, algunas de las lanzadas últimamente.

El mismo presidente y gobierno que hasta el pasado 23 de julio de 2023 venían insistiendo por activa, pasiva y perifrástica, que nunca habría amnistía para los golpistas catalanes, la defienden ahora justo en el sentido contrario, a saber, que la amnistía, además de constitucional, es un paso imprescindible para conseguir la concordia en tierras catalanas.

“¡Nunca pactaré con Bildu, nunca lo haré…!” Era el oremus que Sánchez lanzaba a cualquier periodista que osara hacerle una pregunta directa al respecto. Al final hemos visto como los votos socialistas (mejor sanchistas, porque los socialistas de siempre cada vez se identifican menos con las posturas del presidente), han servido para hacer alcalde de Pamplona a un viejo simpatizante de ETA, Batasuna y ahora EH Bildu.

Ahora el gobierno manda emisarios (Santos Cerdán) de su partido a negociar en secreto a Ginebra con un delincuente y huido de la justicia española, Carles Puigdemont, para escarnio, vergüenza y sorpresa de españoles y europeos. Antes, justo antes de los últimos resultados electorales de julio pasado, nombrar al expresidente huido de la Generalitat a los miembros del gobierno o del partido que lo sustenta era como nombrarles a la bicha. Ahora no, Puigdemont es un hombre de paz y parece que su cara terrorista solo la ve el juez de la Audiencia Nacional, García Castellón, que insiste en seguir descubriendo indicios de terrorismo en su actuación en el caso Tsunami al tiempo que acusa a la misma fiscalía de la Audiencia en no hacer su trabajo y en haberse convertido en defensora del prófugo. Inmediatamente la vicepresidenta Teresa Rivera ha saltado contra el juez de la Audiencia Nacional, acusándole de prevaricación, incluso de lawfare, y poniendo en duda su imparcialidad. Si esto no es acosar al poder judicial que venga Dios y lo vea.

Yolanda Díaz, también vicepresidenta del gobierno, ha acudido este fin de semana pasado a Galicia para apoyar a su candidata en las próximas elecciones gallegas, Marta Lois. De paso, ha alimentado la polémica por el caso de esas bolitas de pellets derramadas por un carguero portugués a varias millas de la costa gallega y de las que el gobierno no ha dicho ni mu a la Xunta de Galicia hasta bien pasado un mes desde que el accidente se produjo. Díaz animaba a los suyos a acudir a la protesta contra la Xunta, convocada por colectivos cercanos al BNG y ecologistas, críticos también con la acción del gobierno del que ella forma parte.

Pero es Sánchez, el número 1 de los mentirosos compulsivos, quién volvió a darnos buena muestra de su descaro y su cinismo incluso en el Foro de Davos. Afirmó allí, ante otros presidentes, empresarios, inversores y sindicatos de medio mundo que “hemos atraído más inversión extranjera directa que nunca”, cuando cualquier economista sabe que la inversión extranjera en España ha caído un 23 por ciento. No fue la única, dijo también que “hemos crecido por encima de la media de la zona euro”, afirmación que desmiente el mismo Foro de Davos a través de un informe según el cual en crecimiento España fue el octavo país por la cola de entre los de la UE.

Por derivas como estas, el mismo Financial Times ha publicado esta semana un duro reportaje arremetiendo contra la Ley de Amnistía que el partido del gobierno y sus socios catalanes preparan estas semanas para sorpresa y escándalo en España y en la UE. No es la única música discordante que Sánchez ha tenido que escuchar porque también Felipe González, en un homenaje a Gregorio Peces Barba, y hablando con Eduardo Madina (candidato que disputó la secretaría general del partido a Sánchez en las primarias de 2014), aprovechó para denunciar públicamente el grave desgaste de nuestro sistema democrático y reiterar que la Constitución “está siendo atacada de una forma despiadada e irracional”, al tiempo que ponía en evidencia la contradicción de la Amnistía, la impunidad de los partidos independentistas, el acoso a los jueces y el cuestionamiento de la independencia judicial.

La confusión, las medias verdades y las mentiras no contribuyen a la fiabilidad de un gobierno atado de pies y manos que se ha empeñado en sembrar la duda y la confusión interna y externa que sólo conducen a poner en solfa la seguridad jurídica en nuestro país. Este, desde luego, no es el camino.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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