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El ocaso de la Musa

lunes 26 de febrero de 2024, 08:51h

Podríamos llamarlo de docenas de formas distintas: descalabro, desastre, derrota, pérdida, fracaso, revés, desbandada, huida, retroceso, desgracia, aniquilación, catástrofe, paliza, castigo, infortunio, percance, ruina, contratiempo, hundimiento, devastación, quiebra…. Pero no, vamos a denominarlo de forma más popular y contundente: “hostión”, porque no otra cosa, ha sido el bofetón en toda la cara que el electorado gallego ha propinado a Sumar, esa extraña cama redonda, o coalición de conveniencia, que Yolanda Díaz ha conseguido reunir en torno a sí misma para cosechar un primer fracaso histórico y en su propia tierra: “miña terra galega, donde el cielo es siempre gris. Miña terra galega es duro estar lejos de ti…” que dirían los de Siniestro Total allá por la época de la Movida. O, dicho de otra forma, también por el legendario grupo gallego, de esa hermosa tierra “Donde la lluvia es arte, y Dios se echó a descansar”.

Y, como a perro flaco todo se le vuelven pulgas, lo que no sabemos es por cuanto tiempo la “Musa rubia” seguirá en su papel de chica lánguida, de aparentes reflexiones profundas, haciendo ojitos ante las cámaras con el icono proclamado desde la RTVE -léase Pedro Sánchez, el presidente-, imponiendo por decreto, sin negociación alguna y con la connivencia de los presuntos sindicatos de clase, CC OO y UGT, las subidas del salario mínimo a la patronal CEOE, y anunciando por sorpresa su futuro viaje a Palestina, que no ha sido nada bien acogida por su socio de gobierno, que ni siquiera ha disimulado su malestar con la decisión de Díaz.

Lo que está meridianamente claro es que, como en las futuras elecciones autonómicas del País Vasco y Cataluña, o en las europeas, transite por el mismo camino, mucho me temo que los días de Sumar y su lideresa rubia y gallega están contados.

Bien sabe Pablo Iglesias que la venganza es un plato que se sirve frío y el que fuera líder de Unidas Podemos y virtual responsable (ahora desde fuera del partido y dando sólo la cara como el gran ideólogo), no ha dudado un instante en que su grupo se saliera del de Sumar en el Congreso y pasar a formar parte del grupo de los no adscritos en la Cámara Baja. Luego vendría la “escenita del sofá”, pero al revés, con ese esperpento de los chicos de Sumar echando de sus despachos en el Congreso, y sin previo aviso, a los de Unidas Podemos.

Era el capítulo final del esperpento barriobajero coprotagonizado por ambas formaciones, de la serie iniciada por una prepotente vicepresidenta del gobierno, que no se paró en mientes a la hora de ningunear a sus antiguas compañeras y exministras Ione Belarra e Irene Montero.

La cosa no podía quedar ahí. Obviamente, no podían ser peores los antecedentes de una imposible concurrencia a las elecciones al Parlamento gallego entre las dos formaciones de extrema izquierda española. Después vendría el “hostión” conjunto de los unos y los otros, Sumar y UP, que no han sido capaces de obtener ni uno solo de los 75 escaños que estaban en liza en los comicios gallegos.

El enfrentamiento de Yolanda Díaz con su antiguo líder, Pablo Iglesias, le está pasando factura y el “Macho alfa”, malherido por la traición de la que fue objeto, no va a dar su brazo a torcer y elegirá la muerte política de todos antes que echar una mano a la vicepresidenta. Imagino también el regodeo interior que debe de estar atravesando el cuerpo del nuevo comunicador televisivo contemplando como va esfumándose el poder de su enemiga dentro del ejecutivo de Sánchez y hasta teniendo que aguantar amenazas de Izquierda Unida (uno de los partidos integrantes de la coalición Sumar), si los resultados negativos siguen siendo la tónica el próximo 29-J, fecha de las elecciones al Parlamento europeo.

Mientras tanto, el secretario general del PSOE y presidente del ejecutivo sigue jugando a adelantar por la izquierda tanto a Unidas Podemos como a Sumar hasta ir haciendo propios los postulados de la izquierda abertzale y catalana (Bildu y ERC), y constituirse en una especie de neopartido antisistema que - ¡Oh, paradojas!-, preside el gobierno de España. Un gobierno que ni siquiera ha tenido la decencia de secundar, guardar y hacer guardar un minuto de silencio por el asesinato de los dos funcionarios del estado que gobierna, los guardias civiles destinados en Barbate (Cádiz), a manos del narcotráfico. Debe de ser porque ambos integrantes de la Guardia Civil son el símbolo de la integridad de la nación española, como recuerda ese lema que preside todos los cuarteles de la Benemérita y que no gusta nada a los nacionalistas catalanes, vascos ni gallegos: “Todo por la patria”.

Que se cuide mucho el “Supremo líder” si cosecha un nuevo patinazo más en las próximas citas democráticas porque lo mismo a Emiliano García-Page se le unen más líderes regionales que, a este paso, van viendo también peligrar su mayoría y su liderazgo. Y la Musa del ocaso de Sumar, que, al tiempo, vaya preparando ya las maletas para volver a Galicia a intentar desbancar a Ana Pontón, la lideresa del BNG. Es su especialidad.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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