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Imagen promocional de 'Reyes del mundo' (Foto: Teatro de La Abadía)

Crítica de la obra de teatro 'Reyes del mundo': ética frente a poder

lunes 26 de febrero de 2024, 08:54h

El Teatro de la Abadía de Madrid programa este mes un segundo montaje del dramaturgo catalán Josep Maria Miró, ‘Reyes del mundo’, a partir de la apasionante novela del mismo título de Sebastià Alzamora (la traducción es de Eva Vallines), en montaje dirigido por el mallorquín José Martret.

Lo hace tras el memorable El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar, y con un montaje que, sin dejar de ser teatral, está repleto de narración para intentar abarcar la inmensa complejidad de un texto base, la novela, que Miró ha trasladado al formato dramatúrgico y que Martret ha resuelto en un intensísimo trabajo de unos 120 minutos, que trasladan al espectador con inmensa profesionalidad la actriz Carmen Conesa (Kathleen, mujer de Mascaró, y la sicalíptica Dolores) y los actores Jordi Figueras (Emili Tremulles), Toni Gomila (Joan March) y Rodo Gener (Joan Mascaró).

La acción parte del pueblo balear de Santa Margalida (Mallorca). Allí nacieron dos personalidades inmensas pero antagónicas, el oligarca Joan March, un nombre que explica en buena medida la historia de España de la primera mitad del siglo XX, y el filólogo y humanista Joan Mascaró. El primero, un hombre de negocios en toda regla, que llegó a amasar una de las mayores fortunas de nuestro país, aunque su fin no era la mera acumulación de dinero, sino que utilizaba el “vil metal” como mero instrumento para alcanzar un objetivo más ambicioso, el poder. El otro protagonista de ‘Reyes del mundo’, humanista ejemplar y hombre ético hasta el final, dedicó más de la mitad de su vida a difundir la cultura hindú en Occidente.

El autor reúne a ambos en un despacho de la ciudad suiza de Ginebra en los años 50, y en sus diálogos enfrentados afloran dos personalidades absolutamente opuestas, antagónicas e irreconciliables que muestran a dos hombres extraordinariamente inteligentes que tienen, sin embargo, dos objetivos vitales absolutamente distintos: March, empeñado en ser él quién condicione a todo su entorno; Mascaró, dedicado a la reflexión, al pensamiento ético, un hombre digno a quién March no puede comprar con todo el dinero del mundo.

En el montaje se abordan gran cantidad de episodios vividos en esa primera mitad del siglo pasado que sitúan a Joan March como hombre influyente en la figura de Alfonso XIII, en la dictadura de Primo de Rivera, en la II República, con Franco, en tratos con británicos y alemanes en plena Guerra Mundial, y como el rey del monopolio del tabaco en España; también como proveedor de armas a los rifeños en Marruecos y, en cierto modo, causante del desastre de Annual; y, asunto mucho más turbio, el inductor del asesinato del contrabandista Rafel Garau que, al parecer, tuvo un asunto de alcoba con doña Leonor, su mujer; más tarde llegó a ser diputado y hasta conoció durante más de un año cómo se duerme en una celda en la prisión de Alcalá de Henares. Una vida más propia de un aventurero que de un banquero… Y, por su parte, Joan Mascaró, humilde y entregado profesor en la Universidad de Cambridge, ciudad británica en donde vive con su mujer y sus dos hijos, entregado a la traducción de uno de los libros esenciales del hinduismo, cuestión que llegó a acercarle a las figuras más emblemáticas del momento, los Beatles, John Lennon y George Harrison, ambos muy interesados en la cultura india.

El montaje se adentra en un montón de acontecimientos, todos de gran interés, pero es tal la cantidad de datos, de personajes, de situaciones históricas que lo atraviesan, que es difícil para el espectador ir haciendo un análisis paralelo y simultáneo de cuanto sucede en escena.

Rafel Lladó firma la escenografía, un gran caserón medio en ruinas que se transforma, dando una vuelta, en otro espacio de ambiente bien distinto. David Picazo es el autor de la luz, precisa, intimista y difusa en ocasiones, y deslumbrante en otras, como el cabaret donde actúa La Dolores; María Miró viste a los personajes; Jaume Manresa es el autor del espacio sonoro; Toni Bestard de la videoescena, y Roberto Alonso de la coreografía de los personajes.

La propuesta escénica, en definitiva, es interesante, pero a uno le queda la sensación de que, quizás, hay que sumergirse necesariamente y a continuación en la lectura directa de este fascinante relato de Reis del món de Sebastià Alzamora.

‘Reyes del mundo’

Texto original: Sebastià Alzamora

Dramaturgia: Josep Maria Miró

Traducción al castellano: Eva Vallines

Dirección: José Martret

Reparto: Carmen Conesa, Jordi Figueras, Toni Gomila y Rodo Gener

Escenografía: Rafel Lladó

Iluminación: David Picazo

Vestuario: María Miró

Espacio sonoro: Jaume Manresa

Coreografía: Roberto Alonso

Ayudante de dirección: Pedro Mas

Videocreación: Toni Bestard

Una producción del Teatre Principal de Palma de Mallorca

Teatro de La Abadía, Madrid

23, 24 y 25 de febrero de 2024

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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