Pucherazo en las primarias contra Eduardo Madina; uno más con un Sánchez escondido tras una cortina manejando votos a diestra y siniestra en el Comité Federal que acabó derrotándolo; un tercero contra Susana Díaz en las primarias andaluzas que mandó a la presidenta a las mazmorras de su partido, y un cuarto pucherazo cuando Susana, ya a la desesperada, osó enfrentarse al propio Pedro en unas nuevas primarias generales del PSOE que –por supuesto– perdió por segunda vez…
Un itinerario político interno, el del militante Pedro Sánchez, lleno de victorias en el último segundo de la prórroga pero, sobre todo, repleto de falsificaciones, engaños y fraudes. Y si eso era capaz de hacerlo junto a los Ábalos, Koldos y Cerdanes, ¡qué no estarían dispuestos a hacer después estos personajes para mantener el poder una vez alcanzada la Moncloa! Lo hemos ido viendo por capítulos desde hace más de siete años, de modo que sorprender, lo que se dice sorprender, la corrupción generalizada de un partido que sostiene a un líder de esas características , ya no sorprende nada ni a nadie.
La cosa ya venía con antecedentes y consecuentes que muy bien podrían encuadrarse en este mismo ámbito del engaño. Me refiero a la famosa tesis doctoral de Sánchez (por cierto, obtenida en una universidad privada, entidades que ahora ataca con saña), el puestecito de su hermano David en la diputación de Badajoz (el hombre no sabía dónde trabajaba ni cuales eran sus funciones), la cátedra en la Complutense dada a Begoña Gómez, su mujer, el primer caso de la historia en que una no licenciada, graduada o doctora obtiene una cátedra universitaria.
Pero también vendrían paralelamente la multitud de promesas incumplidas, las afirmaciones vehementes que, al día siguiente, caían como castillos de naipes enfrentadas a la realidad de los hechos: el comité de expertos en la pandemia, los acuerdos con Podemos o con EH Bildu, las concesiones constantes a los nacionalistas vascos y catalanes que, en este último caso, terminarán sin duda con la celebración de un referéndum inconstitucional de independencia, y últimamente el chorreo millonario permanente e indecente de contratos públicos amañados por los exsecretarios de Organización del PSOE, José Luis Ábalos y Santos Cerdán, siempre ayudados por el impagable Koldo García, “socialista ejemplar”, como lo calificaba el “puto amo”, en uno de esos libros que firma, pero que no ha escrito.
Campeón del efectismo , ya vimos el año pasado a un presidente dolido y profundamente enamorado de su mujer después de unos días de riguroso silencio que tuvo a la nación entera en un sinvivir y que, gracias al Altísimo, se acabó con una carta hecha pública en dónde el “supremo líder”, dolido de que las vergüenzas familiares salieran a la luz pública sin respeto ni consideración alguna a la presidencia del gobierno, confesaba también que no iba a sucumbir a la tentación de dimitir y echarse a un lado.
Ahora, en julio de 2025, después de que Santos Cerdán cambiase involuntariamente de domicilio y diera con sus huesos en la cárcel madrileña de Soto del Real, el día 9 Sánchez compareció compungido y contrariado en el Congreso de los Diputados para intentar dar alguna explicación a lo sucedido. Como era de esperar, y aunque fuera él mismo quien nombrara a su segundo secretario de Organización imputado en los últimos años, Sánchez se mostró dolido por una teórica traición, como si el secretario general del partido y presidente del gobierno, acabase de enterarse (como el resto de españolitos), del trasiego ilegal de millones y mordidas de Cerdán a raíz del exhaustivo y letal informe de la UCO, en sus funciones de policía judicial.
Núñez Feijóo ha subido varias notas en el diapasón sus acusaciones contra Sánchez al afirmar en ese pleno del congreso que el presidente no sólo supo de las tramas de corrupción que le rodean, sino que las consintió porque "no vino a limpiar sino a ensuciarlo todo". Hay, a su juicio, una especie de 'pecado original' que arranca de unas primarias "amañadas" y una moción de censura, la de 2018, "que compró", para acabar derivando todo "en un Gobierno en el que se robó". Y, en ese frenesí opositor, el líder Popular asestó la última estocada al presidente al afirmar que "Confiese lo que sabe, ayude a devolver el botín y convoque elecciones”.
Pero, como ya estaba escrito en el guión, ni elecciones ni cuestión de confianza. Y de dimisión, menos aún, aunque el contrito Sánchez llegó a afirmar que había considerado esa última posibilidad (¡nuevo engaño!), pero la desechó enseguida porque las legislaturas han de ser de cuatro años… Debe de ser, claro, mientras él esté al frente del gobierno porque él desalojó a Rajoy a través de aquella moción de censura que aún lo mantiene en Moncloa.
Pero lo peor habría de venir con una alusión directa del líder Popular a las saunas y locales de prostitución del suegro del presidente y padre de
Begoña Gómez, que han sacudido a Moncloa y al PSOE mostrando la enorme contradicción que supone intentar legislar contra la prostitución y, al mismo tiempo, haberse beneficiado de ella, directa o indirectamente. Difícil, si no imposible empeño ya el de mantener a esa inmensa masa de feministas que algún día llegó incluso a creerse las palabras de
Sánchez y alguno de sus puteros. Lo mismo esta es la clave de su derrota en las próximas elecciones, que ya veremos si de verdad llegan , o no, a celebrarse en 2027.