Siniestro total

Las elecciones gallegas del domingo pasado han tenido consecuencias inmediatas que, sin ánimo de agotarlas, al menos han sido estas; el Partido Popular ha zanjado sus dudas en Galicia y Alfonso Rueda gobernará la Xunta los próximos 4 años con mayoría absoluta (40 diputados), y además ha reforzado el liderazgo de Núñez Feijóo en el partido; el hundimiento del PSG (la marca PSOE en Galicia, que ha pasado de 14 a 9 diputados, el peor resultado de su historia en Galicia) y la continuación de las críticas a Ferraz y, hasta ahora, al todopoderoso Sánchez; la desaparición de Unidas Podemos en la región (superado en votos, incluso, por los Animalistas); y el batacazo en su tierra de Sumar, el partido de la supervicepresidenta Yolanda Díaz, que no ha llegado al 2 % en su propio feudo, y que también se ha quedado sin un solo escaño; y, como consecuencia de estas últimas cuestiones, el reforzamiento histórico del BNG que pasa a ser el partido más votado de la oposición en el Parlamento de Galicia (25 diputados).

Ahora a Sánchez le toca mover ficha, aunque hablar, lo que se dice hablar, no va a hacerlo inmediatamente y, desde luego, nunca de forma autocrítica. Para empezar, a ver qué hacemos con Gómez Besteiro, el candidato que él mismo ha impuesto al PSG y que no le ha servido ni para minimizar la debacle del partido en Galicia, ni para echar a Alfonso Rueda de la presidencia de la Xunta en coalición buscada con el resto de las fuerzas nacionalistas, especialmente con el BNG. Las malas lenguas dicen que Sánchez le ha hecho un “Gabilondo” a Besteiro y ahora, claro está, sobre él recaerán todas las críticas de Ferraz. Todo con tal de salvar al “Supremo líder”, al “Icono”, que ha de preservarse de toda crítica que pueda venir, no ya de la fachosfera, sino –lo cual sería muchísimo peor–, desde el seno del propio PSOE. Aunque este último deseo llega ya un poco tarde porque uno de sus líderes regionales, el castellanomanchego Emiliano García Page ya ha puesto el dedo en la llaga y con ello habrá reforzado su etiqueta interna de mosca cojonera.

La semana no ha podido ser más aciaga para el sanchismo, con cientos y cientos de tractores de agricultores y ganaderos tomando carreteras y ciudades de toda España en justa y secundada protesta contra la PAC (Política Agraria Común), la desaprobación casi generalizada en estamentos jurídicos, sociales y económicos contra la amnistía que no cesa y que cada día hace más visible que la postura de Pedro Sánchez y su gobierno no obedece a otra cosa que a mantener su permanencia en Moncloa. Y, quizás lo más importante, porque los múltiples enunciados de promesas y promesas que van cayendo cada vez que se aproxima una cita electoral (vamos a construir miles y miles de casas para los más desfavorecidos, la inflación es un invento de la derechona, somos los campeones mundiales de la economía…), se van desinflando como globos mal y penosamente inflados.

Yolanda Díaz, la líder de Sumar y socia preferente de gobierno de Pedro Sánchez, también se lo tiene que hacer mirar porque los resultados de su formación política no han podido ser peores. Ni uno solo de los 75 escaños ha obtenido su formación en Galicia. Allí, en su tierra, que es dónde más y mejor se le conoce, apenas han sido unos cuantos miles de votos los que ha obtenido que, en todo caso, no han pasado del 2 %. El gancho personal de Marta Lois, hasta ahora portavoz de Sumar en el Congreso, ya se ve que es insignificante y su situación personal ha quedado más que tocada. Si hubiera alguna dignidad en el partido tanto la una como la otra deberían dimitir y cambiar de profesión ya que, ni siquiera esa pretendidamente ecológica y fotogénica decisión de las dos lideresas de Sumar de recoger pelets en las playas gallegas no ha servido para nada. Han querido hacer del caso un Prestige 2, pero los gallegos no han picado en el anzuelo sino todo lo contrario, lo han lanzado para pescar a las dos políticas lugareñas de Sumar para echarlas de la política de la región.

Y a otro de los compañeros de la maquinaria generadora de opinión sincronizada, Félix Tezanos, el presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), quizás tampoco le vendría mal ejercer un acto de humildad intelectual y coherencia política y acabar echándose a un lado. Nunca nadie antes había metido tantas veces la pata, de forma tan sistemática y sostenida en el tiempo como Tezanos. Y lo peor no es que la meta, sino que lo hace a sabiendas, y en la creencia de que con los datos cambiados la opinión pública también va a cambiarse de acera en el último momento para apuntarse al partido ganador que –no sé como se las apaña siempre este sociólogo-, casualmente apunta hacia su partido, el mismo que el del presidente del gobierno.

Un partido que ha salido un poco zombi tras estos comicios, al Bloque, al BNG, le ha venido estupendamente este despiste casi generalizado de la izquierda radical española y ha recogido en beneficio propio lo que ésta había sembrado durante toda la campaña. De no haber sido por el BNG, desde luego, el espectro izquierdista se habría dado un tortazo histórico que, posiblemente, habría que declararlo siniestro total. Vamos a ver qué sucede en los próximos meses en el País Vasco, luego en las europeas y, un poco más adelante, en las catalanas. Sánchez ha debido llegar ya a formularse el dilema, o yo, o el caos.