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Perros y vecinos

domingo 29 de marzo de 2020, 11:26h

Observo la calle. Está vacía hasta que un vecino sale a pasear el perrito. El sol cae con una luz intensa sobre las aceras rotas. El vecino da varias vueltas a la manzana, y otea con miedo al fondo por si aparece la policía. Él sabe que ya ha excedido una vuelta, y culpable, medita si dar otra. Decide darla. Tira de la correa a Cuchi. Así se llama el perrito. Es lanudo, gritón y paranoico. Pero cuando da un paso aparece por la esquina otro vecino con perro. Éste lleva a Sansón, un enorme, gordo y viejo mastín que camina cansado. Suele mirar de reojo y ladrar con desgana. Odia a Cuchi. Es verlo y se pone como un ultra del PSG. Así que el primer vecino cambia de idea y se va para casa. Pero se le ha olvidado la llave. Llama. Tardan en abrirle. Se acerca el de Sansón, pero como le hierve la mascota al ver a Cuchi a tiro de diente, se detiene hasta que el otro pasa. Le abren y refunfuñando desaparece. Haberte llevado la llave, seguro que le dicen adentro.

El de Sansón tiene la calle libre. Es un tipo extraño, pues cuando el perro se le pone remolón, en vez de tirar de la correa se pone atrás y le empuja por el culo, como si fuese una mula. Incluso le da palmadas. Arre, arre, arre. Pero Sansón es mucho Sansón. Solo se mueve cuando quiere. Estoy a punto de grabar un video para pasarlo en las redes, porque la situación es cómica, pero me doy cuenta de que eso no va conmigo. Soy un tipo meditabundo, tímido, melancólico, contradictorio, es decir un plasta, y no me pega mandar videos de cachondeo a las redes. Y mira que los hay buenos.

El último que recibí es italiano. Se ve un tío fofo desnudo en el balcón, de espaldas, mirando al mar. Arriba pone "Día 4500 da quarentena". La cámara recorre sus carnes flácidas y gordas, y al llegar a las posaderas, suelta un cuesco que te hace estallar de risa.

El de Sansón se pierde y vuelve la soledad al barrio. En quince minutos no pasa nadie. Apenas hay viento y los pinos no se mueven. Sale una vecina con dos perros. Uno parece un toro y el otro es un Chihuahua. Son un trío extraño. Ella lleva bata azul arrugada, pijama, rulos y zapatillas deshilachadas. El perro grande es un Rottweiler. Imponente, fiero, retador. Van a tirar la basura.

Aquí tienes otro video, me digo, porque es el Chihuahua el que manda en la pequeña manada. Va el primero y los otros le siguen. Cuando llegan al contenedor ladra al Rottweiler, que se sienta. Ladra a la señora, que tira la basura. Luego los lleva a casa. Desaparecen y la calle vuelve a su silenciosa soledad.

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