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Los antiEspaña y el bipartidismo

miércoles 12 de julio de 2023, 17:56h

¿Qué son partidos antiEspaña? Para mí, cualquier partido con una agenda oculta cuyo fin sea acabar con nuestra forma de vida tal como la conocemos hoy y desde 1977 en que decidimos que era mejor un mal acuerdo que una buena guerra.

Para mí, antiEspaña son ERC, Junts, la CUP, Bildu, Podemos y Vox. ERC quiere deshacer España con argumentos infantiles como Votar no es delito o Deret a decidir. Junts es una excrecencia del sistema cuyo único interés es el control del dinero público de Cataluña y por eso cambian de ideología tanto como de siglas. Por supuesto, los controles administrativos de “España” no les gustan: ¿qué cony es aixó de la UDEF? La CUP se define antisistema en su ideario y su ideología se resume en De qué se trata que yo me opongo. Bildu es como ERC pero con olor a matadero, Podemos quiere implantar un estado marxista y Vox derruir todo lo construido, bueno o malo.

El denominador común es su minúscula representación parlamentaria, partidos entre el 5 y el 10% de los escaños, muchos de ellos, los regionales, con menos votos aún de los que corresponderían al 10% de votantes gracias al sistema de recuento electoral.

Estos partidos, que serían nada con los mismos votos pero con otra forma de contarlos como la que supondría cambiar la circunscripción electoral provincial por una única circunscripción nacional, han sido desde hace décadas muletas de oro para los partidos que gobiernan con su apoyo. Ahí están Pujol o Arzallus, el que dijo que había conseguido de Aznar en dos horas más de lo que había conseguido de Felipe González en catorce años.

En esta legislatura el gobierno lo consigue Sánchez al aglutinar los escaños de Podemos y los apoyos de ERC, Bildu y Junts. Podemos, apenas el 7% de los votos de 2019, saca toda su intransigencia y toda su deslealtad gubernamental para imponernos a los demás, el 93% de la población, su ideología extrema. Para ellos no hay límites ni medios, solo fines. No conocen la lealtad ni el comedimiento.

Durante los gobiernos sin mayoría absoluta de González y de Aznar, sufrimos el expolio de Pujol a las arcas del estado porque tenía bien amarrado al presidente de turno. El absurdo sistema permite que un partido regionalista como Convergència i Unió con un millón de votos solo en Cataluña obtenga más diputados que IU con un millón y medio de sufragios en toda España. Pero eso era solo la punta del iceberg.

Detrás vinieron UPyD, C’s, Podemos y Vox con las mismas intenciones. Y ERC y Bildu que vieron su oportunidad para meternos con calzador sus extremos ideológicos. El resultado ha sido una legislatura llena de mentiras, bandazos como el abandono del Sahara Occidental a manos de Marruecos, y compraventa de lo público como los indultos o ese código penal a medida de los golpistas en el que desaparece hasta la malversación, un delito que sólo pueden cometer los políticos.

Sánchez sale ahora llorando en cualquier emisora, pronto en Radio Taxi y Radio María, simulando vulnerabilidad y acoso desde la derecha, sniff, porque hablan de sanchismo o del millar de violadores beneficiados por la ineptitud legislativa de Podemos.

No me gustan los llorones, menos aún los mentirosos que derraman las mismas lágrimas que el cocodrilo antes de devorar a sus víctimas. Un sistema de recuento de votos tan desequilibrado como el nuestro sólo puede ser corregido de dos maneras: o lo cambian los diputados o lo despreciamos los electores.

Nuestra tarea como electores es fácil de explicar pero difícil de ejecutar: hay que consolidar a uno solo de los candidatos dándole la fuerza suficiente como para que pueda gobernar sin ser chantajeado por los que representan minorías exiguas. Es decir, lo único que podemos hacer para corregir el sesgo electoral que nos tiene maniatados es votar por uno u otro de los únicos candidatos con posibilidad real de presidir el gobierno: Sánchez o Feijoo. Esto requiere cambiar la fe ideológica por el pragmatismo ciudadano.

Creo, honestamente, que hay que trasvasar el voto desde Vox al PP y desde IU 2.0, Sumar para la Generación Z, al PSOE. Y esperar que los partidos independentistas no sean relevantes ni para cambiar el papel higiénico de las Cortes.

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