Que se piren y se lleven a Alcibíades

Últimamente estoy pensando que a qué tanta alharaca con los malditos indepes. ¿Quieren un referéndum para irse? Hagámoslo y que se piren de una maldita vez y para siempre. Y que se lleven al vendepatrias de Moncloa, al Alcibiades con el que nos han castigado tantos años de desidia e irrespeto por los valores y símbolos de la patria, la constitución, la bandera, el himno, la monarquía, los jueces.

Sí, propongo que hagamos un referéndum, uno en el que participemos todos los españoles, incluidas las ratas de ERC y Junts, con una pregunta clara y contundente: ¿Quiere usted que Cataluña siga siendo española? La sorpresa va a ser mayúscula porque saldrá que no, que no los queremos, y entre todos los habremos mandado a tomar viento fresco.

Nos libraríamos para siempre de los parásitos manilargos que no solo impiden el crecimiento del resto de España, es que tampoco ellos crecen con lo robado porque, para cuando se han repartido el botín, no queda apenas nada para sanidad o educación. Por eso tienen la peor sanidad de España, junto con la de Canarias aunque con chorrocientas mil veces más presupuesto, presupuesto ilícitamente conseguido, claro.

Y como esto no se hace de un día para otro, las “negociaciones” las llevará otro gobierno con otro presidente, uno que no sea un traidor, que no sea este Fernando VII sin corona, ni un tramposo y renegado como Alcibiades hace 2.500 años que traicionó a su patria tantas cuantas veces le vino bien o para huir, medrar o enriquecerse.

Alcibiades, igual que este presidente, era un narcisista tal como lo define la clínica Mayo: persona con aires de superioridad, irrazonable, necesitado constantemente de la admiración incondicional de los demás; que exige que se reconozca su superioridad incluso sin haber logrado nada y que emplea mucho tiempo y energía en hacer que sus logros y talentos parezcan más importantes de lo que son.

Los narcisistas, como Sánchez, solo viven de y por la admiración y suelen purgar, con nocturnidad y cobardía, a quienes de entre sus cercanos no les bailan el agua: al principio no se atrevió con Susana Díaz, pero purgó a todo su equipo y le hizo unas listas en 2019 en la que todos, menos ella, eran felonistas. Lo mismo hizo con Javier Lambán en Aragón. Hasta la llegada del reyezuelo, nunca la Comisión Federal había impuesto las listas a las CCAA, a los ayuntamientos y a las Agrupaciones.

Antonio Pradas, ganador absoluto en sus primarias, purgado; Carmen Cuello, purgada; M.ª Jesús Serrano, purgada; Miriam Alconchel, purgada; Ignacio Urquizu (con muchas posibilidades de suceder a Sánchez), purgado con saña y sangre; José Enrique Serrano, purgado; José Andrés Torres Mora, purgado; Oscar Galeano, purgado; Pepe Blanco, purgado; Jonás Fernández, purgado; Carmen Calvo, purgada; José Luis Ábalos, purgado; Iván Redondo, purgado; Alfonso Gómez de Celis, purgado; Adriana lastra, purgada; Eduardo Madina, purgado; Redondo Terreros, purgado. Y así hasta el 80% de los cargos que estaban en el PSOE en 2021.

Como todos los reyezuelos sátrapas y déspotas, Sánchez no puede tener amigos ni asesores que disientan de él ni en una coma. Sánchez, como Franco, solo quiere, permite, tolera y admite adhesiones inquebrantables y asentidores sonrientes vendidos al sueldito y traidores al partido y a España.

Sí, hagamos un referéndum, pero nosotros y no ellos; un referéndum para echarlos de España, para convertirlos en parias internacionales y sacarles hasta los hígados en una negociación a cara de perro en la que se quedarán con la Moreneta, un Barsa sin competiciones, un puerto sin barcos y una deuda externa que pagarán durante siglos. Y que su republiqueta con su pan se la coman y, de paso, que se la metan por donde amargan los pepinos, no se les derrumbe antes de pagar con sangre su traición. Y les regalamos a Sánchez para que lo nombren Reina Madre de la Nova Catalonia. Y si de paso decretamos una Damnatio memoriae como en Roma o una condena al ostracismo como en la Grecia de pericles para el reyezuelo, borrando su nombre de todo documento oficial, retirando el cuadro de la galería de presidentes y olvidando incluso su existencia, miel sobre hojuelas. Roma no paga traidores. La España después de Sánchez, tampoco.

P.S.: Venga, campeón, échale güevos y expulsa del partido a González, a Guerra, a Rodríguez Ibarra, a Sanchez Vera. Pero, claro, valor, coraje y bonhomía no son las armas del felón, éste suele preferir la traición, las sombras y la tercería.