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El crimen fue en la carretera

martes 25 de octubre de 2022, 07:56h

Estos próximos viernes, sábado y domingo, 28, 29 y 30 de octubre, en el Centro Eurolatinoamericano de Juventud, CEULAJ, de Mollina, municipio malagueño de la Comarca de Antequera, se celebrará el I Congreso Internacional de “La Desbandá”, coincidiendo con el 85 aniversario del episodio más cruento y escalofriante de la llamada guerra civil española.

El 8 de febrero de 1937, tras la toma de Málaga por las tropas franquistas, firmemente apoyadas por el poderoso aparato bélico nazi-alemán y fascio-italiano, una ingente multitud de civiles, fundamentalmente ancianos, mujeres y niños, se lanzaron en desesperada huida a la carretera que llevaba a Almería; una ruta de más de doscientos kilómetros, casi dos mil curvas y, en la mayoría de sus tramos, encajonada entre la montaña y el mar.

Hasta hace muy poco, los historiadores cifraban en ciento cincuenta mil el número de personas que participaron en aquel éxodo, pero los minuciosos trabajos de los investigadores Maribel Brenes y Andrés Fernández, que han peinando durante seis años archivos militares y civiles, duplican esa cifra, situándola alrededor de trescientas mil, con datos recogidos en su libro 1937. Éxodo de Málaga a Almería, Nuevas fuentes de investigación, publicado en 2016. La enorme diferencia entre unas y otras evaluaciones se debe en gran medida a que, en principio, solo se contabilizó a los que salieron de Málaga capital, ignorando que casi en cada pueblo de la ruta se fueron sumando nuevos contingentes, aterrados ante las amenazas de saqueos y violaciones en masa vertidas por el general Gonzalo Queipo de Llano desde los micrófonos de Unión Radio Sevilla.

(Una de la fotos tomadas por Hazen Sise en La Desbandá)Aquella descomunal multitud desvalida fue pronto perseguida en tierra por tropas fascio-italianas, mientras que desde el mar era bombardeada por los buques de las tropas españolas sublevadas, Cervera, Canarias y Baleares (el nombre de este último, que había sido eliminada en 2017 en aplicación de la ley de Memoria Histórica, luce hoy en las placas de una calle en el barrio de Vallecas, Madrid, por decisión del actual consistorio); e igualmente bombardeada y ametrallada desde el aire por los Heinkel alemanes de la Lufwaffe y los Fiat CR32 de la Regia Aeronautica mussoliniana.

Es imposible saber si en aquella masacre murieron cinco mil o diez mil desvalidos seres humanos, probablemente seis mil, pero los testimonios de los supervivientes aterran. Las hermanas Juana y Josefa Muñoz, que en aquel momento tenían trece y diez años, recuerdan que lo que más les impresionó: “… fue una mujer en la orilla de la carretera, con un niño mamándole de la teta y ella muerta”. Por su parte, Amparo Gallardo, que por entonces contaba doce años de edad, atestigua que fueron bombardeados: “… por barcos de guerra mientras continuaban los ametrallamientos desde el aire. No había escapatoria, porque a la izquierda teníamos la montaña y a la derecha un enorme barranco. Nos tirábamos en las cunetas y mi padre nos cubría con su cuerpo para protegernos”. A Salvador Guzmán, que a la sazón tenía nueve años, lo que más le impactó fue la autoinmolación de una familia que, reunida en corro junto al cabeza de familia, ya no podía avanzar más a causa de sus pies hinchados, llagados y ensangrentados, un hambre infinita y la desesperación más absoluta: “… él saca la pistola y mata a su hija y al hijo, después mata a la mujer y cuando vamos a cogerle a él, se pega un tiro antes. Estos fueron los primeros muertos que vi delante de mí, a unos cuatro o cinco metros”. Luego irían apareciendo muchísimos más ante sus ojos.

De “La Desbandá” se habló poco o nada durante décadas. Para los sublevados y finalmente victoriosos no era grato recordar su responsabilidad directa en aquella monstruosa carnicería humana, mientras que sobre el mando leal republicano se abatía la descomunal vergüenza de no haber hecho prácticamente nada por auxiliar a aquellos cientos de miles de desgraciados.

Lo poco que fuimos sabiendo durante muchísimos años fue a través del testimonio del médico canadiense Norman Bethune, que había acudido a Almería con las ambulancias de transfusiones y cuidados de urgencia que él mismo había inventado, narrando después los hechos en su libro La Desbandá: El crimen de la carretera de Málaga a Almería y otros escritos; por las fotos tomadas por su ayudante directo, el arquitecto igualmente canadiense Hazen Size; y por las crónicas publicadas en Ayuda. Semanario de la solidaridad, por la fotógrafa y militante antifascista italiana Tina Modotti, responsable en España de la organización Socorro Rojo Internacional (SRI), que ayudó en lo que pudo y más a Bethune y a los refugiados exhaustos.

El crimen fue en Granada, había escrito Antonio Machado en homenaje a su amigo Federico García Lorca, asesinado el 19 de agosto de 1936 en el barranco de Viznar; de este nuevo y multitudinario crimen no llegó a escribir nada antes de morir como un perro abandonado en el hotel Quintana de Colliure, Francia, el 22 de febrero de 1939.

Ahora, “La Desbandá” cobra nueva actualidad en el I Congreso Internacional sobre el desastre, como se dijo, en Mollina, Málaga, con una gran cantidad de ponencias, actos en torno a la memoria de aquel fabuloso desastre, y siete exposiciones de los artistas Jesús Majada, Andrés Montesanto, Ceija Stojka, Francisco García, Gonzalo Acosta, Andrés Vázquez de Solá y Remedios Renog, una docente y fotógrafa que lleva años siguiendo los pasos de Tina Modotti por medio mundo. De esta última son diez imágenes, y una más que se incluye como fondo en el cartel anunciador, que en conjunto forman parte de un proyecto artístico construido paso (La antigua carretera, fotografiìa de Remedios Renog)a paso por los lugares que transitó Tina, en una búsqueda en la que Remedios reflexiona sobre el paso del tiempo, captando con su cámara el eco de lo acontecido allí y que de alguna forma perdura en ellos. Para ella, fotografiar esos enclaves y parajes significa un intento de mantener, a través del objetivo, la comunicación con el pasado; con Modotti y en los diferentes momentos de su vida. Desde hace varios años viaja con su cámara a esas lugares, pero también a través del tiempo. Merece y mucho la pena contemplar esta singularísima muestra.

Y, claro, recordar “la Desbanda”, una masacre bélica de civiles indefensos, que nunca debió suceder, pero que la memoria, por muy selectiva que esta sea, no debe desterrar.

Miguel Ángel Almodóvar

Sociólogo y comunicador. Investigador en el CSIC y el CIEMAT. Autor de 21 libros de historia, nutrición y gastronomía. Profesor de sociología en el Grado de Criminología.

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