www.diariocritico.com

La vulva de Gaztambide y el coño de la Bernarda

viernes 17 de marzo de 2023, 09:07h

Caricatura de GaztambideHace unos días, el pasado martes 7 del corriente, en el cementerio de Tudela, Navarra, tuvo lugar el solemne acto de apertura de la caja mortuoria del afamado compositor y gran reactivador de la españolísima zarzuela, Joaquín Gaztambide y Garbayo. Ante el pasmo de los presentes, forenses, familiares y autoridades diversas, en su interior aparecieron los restos momificados, parece que de forma natural, de lo que parecía una anciana de corta estatura. En declaraciones a los medios, el alcalde tudelano, Alejandro Toquero, fue contundente: “En cuanto los antropólogos abrieron el féretro se vio una vulva, por lo tanto se trata de una mujer”.

Los sorprendente del asunto es que el portento, valgan todas las redundancias, no debía de haber sido tan inesperado e inaudito, ya que con mucha anterioridad, el 23 de diciembre de 1955, ochenta y cinco años después de la muerte del compositor, acaecida el 18 de marzo de 1870, una comisión formada por el también músico Fernando Remacha, el secretario del ayuntamiento, Esteban López de Goicoechea y el médico José María Remacha, ya había verificado que lo que contenía el ataúd era el cuerpo de una mujer de avanzada edad, de algo más de metro y medio de altura, y calzada con unos vistosos botines rojos de tacón.

Fuere por lo que fuere, el sarcófago se volvió a cerrar y se dejaron pasar los años, sesenta y bastantes, hasta que en el pasado 2022; y con motivo del bicentenario del nacimiento de Gaztambide, la autoridad competente tudelana retomó la idea de levantar un monumento funerario a su ilustre hijo, aunque esta vez, y como las ciencias adelantan que es una barbaridad, es una brutalidad, es una bestialidad (por decirlo en clave zarzuelera en honor del protagonista de la historia), en presencia de un bisnieto, Joaquín Gaztambide, de profesión cirujano infantil y dispuesto a hacerse las correspondientes pruebas de ADN.

Exhumación de los restos de GaztambideDe la trama que nos ocupa, o pasmoso, insólito e inesperado -se van agotando los sinónimos- es que en esta ocasión los ya citados vistosos botines rojos de tacón hayan pasado completamente desapercibidos, y en la singularidad de los restos se destaque, por encima de todo, la vulva. Porque maravilla que sobre una piel apergaminada y pegada a una estructura ósea ennegrecida, brille con tan extraño fulgor la mentada vulva.

El caso, inevitablemente, lleva a la remembranza de aquella mujer de nombre Bernarda, supuesta hija natural del líder morisco Abén Humeya, y vecina de la Villa de Artefa, cerca de Trévelez, en la Alpujarra granadina, a mediados del siglo XVI ejerció de santera, entre cristiana y musulmana y que, aunque armada de tablillas de oraciones, pasó a la historia por su prodigioso coño, vulva, o llámese como mejor proceda.

La leyenda, a la que tanto contribuyó el médico, escritor y articulista granadino Manuel Talens, en su novela La parábola de Carmen la Reina, nos dice, aunque con las muchas prevenciones que requiere toda narración sobre hechos sobrenaturales transmitida de generación en generación de forma oral o escrita, que Bernarda era la sacristana de una ermita donde se veneraba al Santo Cristo del Zapato y que en una conversación, altamente reservada, con Aurelio del Alto Otero, entonces segundo Conde de Artefa, descubrió la asombrosa coincidencia de sus sueños con los del noble local. Parece que en estos, hallándose Bernarda contrita y apesadumbrada por haber dedicado la vida a los demás, dejando por ello de cumplir la más alta función que el Señor reserva a la hembra humana, se le apareció San Isidro y metiéndole la mano en salva sea la parte creyó oírle decir: “San Isidro labrador, quita lo seco y le devuelve el verdor”. El caso fue que a partir de aquel momento, las cosechas de los campos fueron más generosas que nunca y las frecuentes hambrunas, se convirtieron en recuerdo del pasado. Mano de santo. A mayor milagroso abundamiento, las mujeres daban a luz bebés sietemesinos fuertes como cabritillos, las guarras parían cochinillos a porrillo o cascoporro y las gallinas ponían huevos de hasta siete yemas.

Grabado popular del momento del milagro de BernardaNo obstante, la maledicencia y el descreimiento empezaron a acosar a la Bernarda. Entre los incrédulos e irreverentes tomó la palabra Manolico, el tonto del pueblo o idiot du village que dicen los antropólogos. Se plantaba en el centro de la plaza y empezaba a gritar: “Ninguna mujer es santa por donde mea, así en el infierno arda la Bernarda”. La aludida, ni corta ni perezosa, se plantó ante él y le dijo: “Mete tu mano en el coño bendito, a ver si miento, en lo que siento, y sea tu escarmiento”.

Y volvió a repetirse el prodigio. Manolico hizo lo que se le solicitaba e inmediatamente comprendió su herético error, convirtiéndose, a partir de aquel momento, en el más firme predicador del “figo bendito” de su paisana.

Pasó el tiempo y el pueblo tuvo al fin que llorar la muerte de la mujer que les había bendecido con sus gracias. Al duelo siguieron toda suerte de desgracias, terremotos, abortos en el ganado y cosechas baldías. Una catástrofe de proporciones gigantescas.

A la tumba de Bernarda solían acercarse cada tarde algunas mujeres del pueblo y sucedió que una de ellas creyó ver unas delgadas luminarias que ascendían hacia el cielo. Corrieron todas entonces a poner los hechos en conocimiento del cura párroco, quien inmediatamente ordenó que se procediera al desenterramiento del cadáver. Y aquí viene la insólita y maravillosa concomitancia con el caso de la vulva del ataúd de Gaztambide, ya que todos los presentes pudieron corroborar, de lo que dio fe pública el notario local, que: “… la Bernarda polvo era, como es la suerte de nuestros padres, salvo su figo incorrupto, rojo y húmedo cual breva”.

Total, que como diría Ramón Gómez de la Serna: “El mundo no es tan mundo como parece”. Seguiremos informando.

Miguel Ángel Almodóvar

Sociólogo y comunicador. Investigador en el CSIC y el CIEMAT. Autor de 21 libros de historia, nutrición y gastronomía. Profesor de sociología en el Grado de Criminología.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (1)    No(0)

+
0 comentarios