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Tambores femeninos de paz

martes 05 de julio de 2022, 15:19h

Mientras en Madrid se celebraba una de las reuniones más importantes de la historia contemporánea sobre asuntos bélicos; lo nunca visto desde la conferencia de Yalta y al ritmo de los tambores que aturdieron al mundo en 1962 durante la llamada “crisis de los misiles”, una mujer nigeriana conseguía reunir en Ginebra y en un mismo foro a representantes de ciento sesenta y un Estados, entre los cabe destacar a los veintisiete de la UE, China, India, Rusia y Estados Unidos, para llegar a acuerdos de paz, igualdad y progreso.

La protagonista de tan inverosímil evento se llama Ngozi Okonjo-Iweala, economista y experta en desarrollo internacional, desde el pasado año Directora General de la Organización Mundial del Comercio (OMC), institución bajo cuyo patrocinio se organizaba la reunión internacional.

Evidentemente no ha llegado a puesto de tanta responsabilidad desde una tómbola de feria. Formada académicamente en la Universidad de Harvard, donde obtuvo la licenciatura en Ciencias Económicas, para realizar posteriormente un doctorado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), con una tesis sobre Economía del desarrollo, desde hace años, figura en los listados de mujeres más influyentes en el mundo que elaboran las revistas Fortune, Time, Foreign Policy, Forbes o Newsweek.

En 2003 se convirtió en la primera mujer Ministra de Finanzas de Nigeria, emprendiendo una dura y tenaz batalla contra la corrupción y a favor de las reformas económicas que necesitaba el país, lo que le valió serias amenazas de muerte y sufrir el secuestro de su madre de ochenta y dos años. Entre 2007 y 2011 fue Directora Gerente del Banco Mundial, organización en la que desde otros distintos cargos ha laborado duramente a lo largo de un cuarto de siglo, cumpliendo una agenda que incluía el sostén a la diversidad, el apoyo a la asociación LGTBI dentro de la institución, y en evitar el contagio de la crisis financiera a los países en desarrollo.

Actualmente, además de su alta responsabilidad como Directora General de la OMC, es miembro, entre otros, de los Consejos de la Iniciativa Global Clinton; de la Rockefeller Fundation; del consejo del Foro Económico Mundial contra la Corrupción; y de los Inspectores Fiscales sin fronteras de la OCDE, al tiempo que trabaja como asesora del Lazard Bank y es consejera del Standard Chartered, de Twitter, de la African Risk Capacity (ARC) y de la Alianza para Vacunas e Inmunización (GAVI).

Entretanto en Madrid se acordaba la ampliación de los escudos de misiles, la fabricación a esgalla de armamento pesado, la extensión de bases logísticas de la OTAN y de la ampliación de aparcamientos/amerizamientos para cruceros y demás buques bélicos; el despliegue en Europa de cuatro nuevos batallones de soldados, duplicando el número de combatientes actual, desde el Báltico al mar Negro; o se determinaba elevar a cien mil el número de efectivos estadounidenses y a cuarenta mil el de los aliados al mando directo de la OTAN, Ngozi Okonjo-Iweala, comprometía a todos los países pertenecientes a la Organización Mundial del Comercio, entre ellos, repetimos, USA, UE, Rusia y China, a suspender las patentes para las vacunas anticovid, garantizando que el acceso a suministros y componentes médicos sea más predecible tanto en la actual pandemia como en las futuras, y a la eliminación radical de subsidios oficiales destinados a la pesca ilegal global y en zonas sobreexplotadas (se calcula que unos veintidós mil millones de dólares anuales); algo esencial para los dos cientos sesenta millones de personas que dependen directa o indirectamente de la pesca marina.

Desde el estrado, Okonjo-Iweala, en sesiones de trabajo maratonianas, impuso discursos breves, concisos y que fueran al grano. Al final, cerró un consenso que nadie había logrado desde la fundación de la OMC en sus 27 años de existencia. Como escribía el periodista Xavier Mas de Xaxás en pasado sábado 2 de julio en el diario La Vanguardia: “… acuerdos suficientes para que el comercio mundial sea más justo. Nadie ganó del todo, pero nadie perdió tampoco del todo”.

En la clausura expresó Ngozi: “El conjunto de acuerdos que hemos alcanzado marcará una diferencia en la vida de las personas en todo el mundo. Los resultados demuestran que la OMC es realmente capaz de responder a las emergencias de nuestro tiempo”.

Un éxito sin precedentes para esta brillantísima mujer, quien indefectiblemente va vestida con atuendos tradicionales africanos, lo cuál supone con frecuencia un fuerte contraste en los grandes encuentros poblados de varones ataviados con trajes oscuros, en su mayoría azules, con algún que otro negro o gris panza burra.

Dentro de la enorme variedad continental, se suele decantar por el terno típicamente nigeriano: una buba, blusa con mangas largas, una iro o falda, un gele o tocado, o una kaba, que es un vestido de una sola pieza que se puede usar de varias maneras diferentes.

Emperifollada de tal guisa no pretende ni de lejos deslumbrar o epatar, sino evocar la memoria de sus luchas. Como recordaba en febrero de 2021 Alicia Gonzalez, Corresponsal de Economía Internacional del diario El País: “Durante sus años como ministra de Finanzas no dudaba en cargar con rollos de telas a encuentros con autoridades internacionales para mostrar las diferencias entre las telas tradicionales nigerianas y las copias que de esas mismas telas se hacían en China, a mitad de precio”. Volviendo a Xavier: “Mientras, los hombres de la guerra se descamisaban en Madrid, Moscú y Hong Kong, ella, elegante de los pies a la cabeza, abría una ventana a un mundo mejor”.

Dicho queda.

Miguel Ángel Almodóvar

Sociólogo y comunicador. Investigador en el CSIC y el CIEMAT. Autor de 21 libros de historia, nutrición y gastronomía. Profesor de sociología en el Grado de Criminología.

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